Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 15 de junio de 2002
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Política

Enrique Calderón A.

Para salir de la pobreza

Cuando nos preguntamos hoy en día cuál es el problema más grave que tiene el país, la inmensa mayoría se inclina a decir que es la pobreza, porque de ella se desprenden de algún modo todos los demás problemas: violencia, ignorancia, inseguridad, malestar social, carencia de servicios públicos adecuados, etcétera.

Superar este problema constituye, y ha constituido, el principal reto de la nación mexicana durante las pasados décadas, y a juzgar por los resultados, pareciera que ha sido una guerra perdida para la cual hasta ahora no tenemos respuesta.

Esta situación, sin embargo, podría ser modificada. La historia contiene multitud de casos de naciones sumidas en la más profunda y desesperante pobreza, que fueron capaces de superarla aun en las condiciones más adversas; en ello el papel de sus gobiernos resultó desde luego fundamental como factor inductor y orientador de los cambios requeridos, aunque en nuestro caso, desafortunadamente, la propuesta que ofrece el gobierno es no hacer nada y esperar a que las inversiones extranjeras y las fuerzas del mercado lo hagan por sí solas.

Algo que sí existe es el consenso de que lo que el país necesita es incrementar su productividad, o de manera más específica, la productividad de sus trabajadores, habiendo en cambio opiniones muy diversas de cómo es posible lograr esto. Si bien en todas estas opiniones se puede pensar que algo o mucho hay de razón, el factor fundamental para incrementar la productividad está en la inversión que respalda cada empleo. Este hecho puede ser fácilmente constatado utilizando los censos económicos nacionales: Entre los 20 municipios de mayor productividad por trabajador en todo el país, nos encontramos a municipios del estado de México, Nuevo León, Distrito Federal, Coahuila y Chihuahua, donde se concentran los mayores niveles de inversión industrial.

Por ello es claro que si queremos erradicar, o reducir la pobreza de manera significativa, lo que es necesario es incrementar y fomentar las inversiones productivas a lo largo y ancho del país, para crear los empleos productivos que le den sentido y hagan posible la buena educación y todo lo demás; es aquí donde los recientes gobiernos han resultado incapaces y cortos de visión.

Es un hecho conocido que las principales fuentes generadoras de empleo son y han sido las empresas pequeñas y medianas, de las cuales existen más de 2 millones en nuestro país. Es en ellas donde se requiere que haya inversiones, para aumentar la productividad de sus trabajadores, porque en ellas la transferencia de recursos al exterior es mínima, a diferencia de lo que sucede en las empresas mayores, casi siempre de origen extranjero.

En forma contraria a lo que sucede en México, en los países desarrollados como Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania y España, se cuenta con leyes de fomento y protección de sus empresas pequeñas, porque ellos saben que sólo de allí es que pueden surgir las empresas mayores y con capacidad de innovación. El acceso a créditos preferenciales, la reserva de porcentajes importantes de las compras gubernamentales para las empresas pequeñas, los incentivos fiscales a las empresas mayores que cuentan con programas de desarrollo de sus (pequeñas) empresas proveedoras, forman parte de sus leyes de protección a la producción

En México nada de esto existe, las pequeñas empresas mexicanas están siempre en desventaja por la falta de créditos y de accesos a los mercados, por la tecnología a la que tienen acceso, etcétera. Un proyecto de ley para el fomento de la pequeña empresa, propuesto recientemente por la Confederación de Cámaras Industriales, fue rechazado en el Congreso por el veto del PAN.

Si usted es el dueño o director de una empresa, es probable que le den crédito para adquirir un automóvil, para irse de vacaciones, para organizar una fiesta o para comprarse un traje nuevo, e igualmente les darán crédito para eso a algunos de los empleados que trabajan con usted, pero si usted o ellos solicitan esos mismos créditos para trabajar y producir, les serán negados porque desde hace varios años no hay créditos para la producción y menos aún para las empresas de servicio.

Sin empresas pequeñas, capaces de competir primero en nuestro mercado interno y luego en otros que resulten atractivos a los inversionistas, la economía de México seguirá como hasta ahora, generando más pobreza y la frustración propia de las naciones derrotadas.

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