Su nuevo material, Pienso en el sur, una
apología conosureña
El jazz tiene que ser democrático para que haya
comunicación: Mili Bermejo
JUAN JOSE OLIVARES
Mili Bermejo es una jazzista mexicana de academia egresada
del Berkleey College of Music de Boston, la mejor escuela de jazz en Estados
Unidos, según dicen. Adquirió el don musical desde la leche
materna, ya que su progenitora, doña Luz, era una importante cantante
argentina de tangos y folclor, y su padre, Guillermo, es el fundador del
trío Calavera. Vive en Boston desde hace más de 20 años
y tiene en su haber muchos discos acompañada de su pareja musical
y sentimental, el contrabajista Dan Greenspan, con quien ha encontrado
parte esencial del jazz: "la democracia" musical, ahora más que
nunca reflejada en su nuevo trabajo discográfico ya en el mercado,
Pienso el sur.
Dice
Mili: "Nunca trabajo con sidemen (hombres de a lado), todo el disco,
que es una apología al Cono Sur, es muy igualitario, porque en el
lenguaje del jazz tiene que ser así. Yo no soy líder, cada
uno del grupo son gente que compone, jazzistas con sus propios proyectos
que en este disco nada más nos encontramos. Creo que es un disco
lindo, porque lo argentino lo abordamos con un espíritu y colaboraciones
igualitarias".
Sobresale en este trabajo la incursión del argentino
Claudio Ragazzi (guitarrista ex compañero de escuela de Mili, en
Boston) con algunas composiciones, y por supuesto de Dan Greenspan, cómplice
de Mili en esta aventura en que se hacen presentes sus raíces culturales
junto a una innovación armoniosa de zambas, chacareras y tangos,
con un tratamiento equilibrado. También acompañan a Mili,
Tim Ra, Evan Harlan y Steve Langone.
-¿Cuál es la diferencia de un grupo con
democracia musical y otro en el que sólo hay un líder?
-El jazz es un lenguaje democrático, tiene que
serlo para que haya comunicación, porque de hecho se basa en la
interacción, en esa que se da en vivo, en todo lo que ya dejaste
en el estudio y se vuelve libertad creativa en el escenario. Cuando hay
grupos que mantengan esa posición de balance, entonces la música
será excepcional. Hay líderes que no dejan a sus músicos
que toquen, hay muchos de ellos y no los menciono. A mí me gusta
encontrar el sentido de la música en sí, no le doy el solo
a alguien así nada más, porque la música llama a alguna
canción para que tenga un solo. Se trata de que cada canción
sea una vehículo, una historia, una narración, y en este
disco todas son historias humanas.
Mili es maestra de canto e improvización en Berkleey,
pero no todo le llegó gratis. Pese a provenir de una íntegra
familia musical, a escuchar a importantes músicos desde su infancia
en su casa, a ser amadrinada por Chabuca Granda, a tener su propio programa
en Radio Educación, a tener como mentor a Juan José Calatayud,
un "fuego interno la animó a marcharse", al fin que "la música
me permite cruzar fronteras; no obstante, en un inicio tuve problemas con
la cultura de allá, pero me entregué a estudiar y de inmediato
me conecté. Mientras estudiaba limpiaba baños, que fue un
enfrentamiento personal, estaba muy pobre y tenía que hacer cualquier
cosa".
La escuela es componer
El repertorio de este disco, de 12 extraordinarias piezas,
lo forman composiciones originales, las ya mencionadas zambas argentinas,
el camdombe uruguayo, el danzón cubano, el huapango mexicano y el
jazz tradicional y contemporáneo de Estados Unidos, con un estilo
híbrido de una visión humana de sus letras, la "tibieza de
expresión melódica" y la habilidad de la cantante y compositora
en cuanto a su improvización.
-¿Qué tanto ayuda lo académico para
ejecutar la improvización?
-Es esencial, sin lo académico yo estaría
cantando lo mismo que hace 20 años. Lo académico me dio flexibilidad,
el lenguaje. Además necesitas saberlo, porque te desarrollas en
un ambiente en el que los músicos lo saben, si no, no eres músico,
eres una cantante más. Ahora la secuela es componer.
Mili afirma que el jazz "es una música provocadora,
requiere pensar. La música que la gente escucha en general es una
masa comercial que no provoca nada y que duerme. Pero cuando la gente no
tiene prejuicios y no sabe de jazz y te escucha, lo hace con el corazón
abierto", dice en relacoción con los conciertos que ofreció
en mayo en espacios como el Centro Cultural San Angel, en el José
Martí y en el Faro de Oriente, que poco fueron difundidos aquí
en México.