Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 9 de junio de 2002
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Su nuevo material, Pienso en el sur, una apología conosureña

El jazz tiene que ser democrático para que haya comunicación: Mili Bermejo

JUAN JOSE OLIVARES

Mili Bermejo es una jazzista mexicana de academia egresada del Berkleey College of Music de Boston, la mejor escuela de jazz en Estados Unidos, según dicen. Adquirió el don musical desde la leche materna, ya que su progenitora, doña Luz, era una importante cantante argentina de tangos y folclor, y su padre, Guillermo, es el fundador del trío Calavera. Vive en Boston desde hace más de 20 años y tiene en su haber muchos discos acompañada de su pareja musical y sentimental, el contrabajista Dan Greenspan, con quien ha encontrado parte esencial del jazz: "la democracia" musical, ahora más que nunca reflejada en su nuevo trabajo discográfico ya en el mercado, Pienso el sur.

Dice Mili: "Nunca trabajo con sidemen (hombres de a lado), todo el disco, que es una apología al Cono Sur, es muy igualitario, porque en el lenguaje del jazz tiene que ser así. Yo no soy líder, cada uno del grupo son gente que compone, jazzistas con sus propios proyectos que en este disco nada más nos encontramos. Creo que es un disco lindo, porque lo argentino lo abordamos con un espíritu y colaboraciones igualitarias".

Sobresale en este trabajo la incursión del argentino Claudio Ragazzi (guitarrista ex compañero de escuela de Mili, en Boston) con algunas composiciones, y por supuesto de Dan Greenspan, cómplice de Mili en esta aventura en que se hacen presentes sus raíces culturales junto a una innovación armoniosa de zambas, chacareras y tangos, con un tratamiento equilibrado. También acompañan a Mili, Tim Ra, Evan Harlan y Steve Langone.

-¿Cuál es la diferencia de un grupo con democracia musical y otro en el que sólo hay un líder?

-El jazz es un lenguaje democrático, tiene que serlo para que haya comunicación, porque de hecho se basa en la interacción, en esa que se da en vivo, en todo lo que ya dejaste en el estudio y se vuelve libertad creativa en el escenario. Cuando hay grupos que mantengan esa posición de balance, entonces la música será excepcional. Hay líderes que no dejan a sus músicos que toquen, hay muchos de ellos y no los menciono. A mí me gusta encontrar el sentido de la música en sí, no le doy el solo a alguien así nada más, porque la música llama a alguna canción para que tenga un solo. Se trata de que cada canción sea una vehículo, una historia, una narración, y en este disco todas son historias humanas.

Mili es maestra de canto e improvización en Berkleey, pero no todo le llegó gratis. Pese a provenir de una íntegra familia musical, a escuchar a importantes músicos desde su infancia en su casa, a ser amadrinada por Chabuca Granda, a tener su propio programa en Radio Educación, a tener como mentor a Juan José Calatayud, un "fuego interno la animó a marcharse", al fin que "la música me permite cruzar fronteras; no obstante, en un inicio tuve problemas con la cultura de allá, pero me entregué a estudiar y de inmediato me conecté. Mientras estudiaba limpiaba baños, que fue un enfrentamiento personal, estaba muy pobre y tenía que hacer cualquier cosa".

La escuela es componer

El repertorio de este disco, de 12 extraordinarias piezas, lo forman composiciones originales, las ya mencionadas zambas argentinas, el camdombe uruguayo, el danzón cubano, el huapango mexicano y el jazz tradicional y contemporáneo de Estados Unidos, con un estilo híbrido de una visión humana de sus letras, la "tibieza de expresión melódica" y la habilidad de la cantante y compositora en cuanto a su improvización.

-¿Qué tanto ayuda lo académico para ejecutar la improvización?

-Es esencial, sin lo académico yo estaría cantando lo mismo que hace 20 años. Lo académico me dio flexibilidad, el lenguaje. Además necesitas saberlo, porque te desarrollas en un ambiente en el que los músicos lo saben, si no, no eres músico, eres una cantante más. Ahora la secuela es componer.

Mili afirma que el jazz "es una música provocadora, requiere pensar. La música que la gente escucha en general es una masa comercial que no provoca nada y que duerme. Pero cuando la gente no tiene prejuicios y no sabe de jazz y te escucha, lo hace con el corazón abierto", dice en relacoción con los conciertos que ofreció en mayo en espacios como el Centro Cultural San Angel, en el José Martí y en el Faro de Oriente, que poco fueron difundidos aquí en México.

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