COSAS DE FUTBOL
Josetxo Zaldúa
Esta selección pinta bien. Sus jugadores creen en sí mismos y su entrenador sostiene sus ideas contra viento y marea, contra la misma prensa especializada. Pero con todo y eso, que no es poco, si al conejo Pérez no se le hubiera ocurrido disfrazarse de ángel en los minutos 80 y 85 del partido, a estas horas tanto la selección como su entrenador estarían siendo desollados por sus críticos.
Remontar el uno cero en contra se antojaba complicado. Ganar era más que un sueño. Ahora espera Italia, un hueso muy duro, pero, lo demostraron los croatas, masticable. Si la actitud de los mexicanos ante los italianos es la misma que la mostrada hasta ahora, asistiremos a un partido memorable.
Otra vez el vasco Aguirre desplegó un centro de campo descomunal. Torrado, que quién sabe de qué chistera ha sacado el genio creador, culminó su trabajo con un zurdazo que acabó con las esperanzas de Ecuador. Pero no fue el único que se lució. Márquez demostró de nueva cuenta por qué sus bonos están al alza en Europa. Es un jugador señorial, calcula tanto sus movimientos que a veces da la impresión de tener hielo en la sangre. En los flancos, Vidrio y Carmona mantuvieron una excelente concentración, apoyados sin pausa por Arellano y Morales. Luna se movió con inteligencia entre su campo y el del rival haciendo posible que Blanco desplegara lo mejor de su repertorio. Si el tepiteño tuviera mejor condición física volvería loco a cualquier defensa. Borgetti fue el gladiador solitario. Se vació en la cancha haciendo la doble labor de poste y abriéndose a las bandas para dejar el pasillo central a los centrocampistas. El sinaloense es fijo en esta selección.
Italia espera pero todo depende del Tri. El asunto pasa por, en el peor de los casos, no perder por más de un gol. Por el otro lado lo deseable es que Croacia, en caso de ganar a Ecuador, no lo haga por más de dos goles. En ese escenario, México e Italia estarían en octavos de final.
Más allá de lo que pase, la selección mexicana ha demostrado un juego que en nada desmerece al desplegado por algunos de los considerados grandes del futbol mundial. Falta ahora el empujón final.