Propone ACNUR equilibrio entre la salvaguardia de un país y el respeto a migrantes
Seguridad fronteriza extrema afecta derechos
"De nada sirve estereotipar a los migrantes como terroristas", asegura Diana Goldberg
JOSE ANTONIO ROMAN
El establecimiento de extremas medidas de seguridad en las zonas fronterizas termina por afectar los derechos humanos de migrantes y de refugiados, afirmó la vocera del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) región México, Diana Goldberg.
Dijo que en el organismo internacional existe justificada preocupación por los derechos humanos en estos sectores sociales, luego de los acontecimientos del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos. A partir de ese entonces, reconoció, aumentaron las actitudes xenofóbicas.
En una conferencia conjunta con el director jurídico de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), Gregorio Castillo Porras, y el director de la Filmoteca de la UNAM, Iván Trujillo, se anunció el ciclo cinematográfico Refugiados en el Cine, a presentarse del 13 al 20 de junio en el Centro Cultural Universitario de la UNAM, con motivo del día mundial en la materia, el 20 de junio.
Lo que debe buscarse es un verdadero equilibrio entre el legítimo derecho de salvaguardar la seguridad nacional de los países que reciben el flujo de personas, y el respeto a los derechos humanos de los migrantes y refugiados, dijo la funcionaria de la Oficina Regional de ACNUR para México, Cuba y Centroamérica.
Comentó que con el incremento de los controles fronterizos también se acentúa la lentitud en los procedimientos para poder determinar la condición de la solicitud de refugiados. "Hay que tener claro que de nada servirá estereotipar como presuntos terroristas a las personas que huyen de sus países por temor y en busca de salvar sus vidas".
Durante su intervención reconoció la profunda tradición de asilo que ha tenido México en diferentes momentos de su historia, e informó que el país sigue recibiendo un promedio de 110 refugiados al año, cifra que podría considerarse reducida si se compara con los miles de centroamericanos, principalmente guatemaltecos, que llegaron a su territorio en la década de los 80 y parte de los 90.
Por ejemplo, dijo, hasta abril pasado se habían recibido 82 solicitudes de refugio en México, de las cuales han sido reconocidas solamente 28, tras el análisis de cada una de las peticiones. Citó que en la región ACNUR ha localizado un "foco rojo" en la crisis de Colombia, donde hay un conflicto armado desde hace 40 años y 2 millones de desplazados.
Por su parte, el director jurídico de la Comar destacó que en México hay alrededor de 30 mil refugiados, de los cuales 26 mil 500 son guatemaltecos y el resto casos individuales de diversas nacionalidades.
Aseguró que hoy las leyes y reglamentos en la materia, aparejadas con las disposiciones internacionales, son acatadas a cabalidad para ratificar la convicción de que México es un país donde se vela por el imperio de la ley por encima de cualquier otro interés. Castillo resaltó que con sus acciones e iniciativas, "nuestro país es hoy un ejemplo de hospitalidad y protección a los refugiados en el mundo".
Por su parte, el director de la Filmoteca de la UNAM, Iván Trujillo, explicó que el ciclo de películas preparado es sobre situaciones relativas al refugio y temas conexos, desde la lente de directores que fueron o son refugiados.
Comentó que el objetivo del ciclo es propiciar la reflexión sobre un fenómeno mundial que a todos debe interesar, como seres humanos y como integrantes de la sociedad mexicana, que ha recibido y recibe generosamente a quienes necesitan protección.
Agregó que las películas de la muestra permitirán apreciar la perspectiva de algunos refugiados sobre las causas que originan el desarraigo. El ciclo incluye películas como La hija del puma, de los directores Asa Faringer y Ulf Hultberg; Gente bonita, de Jazmín Disdar; Kandahar, de Makhmalbalf; Viaje a Citeria, de Theo Angelopoulos; Yol, de Yilmaz Güney; Estado de sitio, de Constantin Costa, y En el balcón vacío, de Jomi García Ascot.