Busca supeditar los derechos laborales a las políticas macroeconómicas, asegura

Afirma Robles que sí hay una ley Abascal

Descalifica la integración de la mesa de reforma con autoridades y miembros del CT

ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ

El subsecretario del Trabajo, Francisco Salazar Sáenz, rechazó que el gobierno tenga una iniciativa para reformar la Ley Federal del Trabajo, pero la presidenta nacional del PRD, Rosario Robles, reviró que la administración foxista sí tiene una propuesta que plantea sujetar el mundo laboral a los grandes objetivos de política macroeconómica, en menoscabo de los derechos de los trabajadores y de la justicia y dignidad.

El foro Reforma Laboral para la Transición Democrática, celebrado en la Cámara de Diputados, se convirtió en un escenario de dos pistas: una para deslindar al gobierno de cualquier intento de reforma que atente contra los trabajadores, y otra en la que se evidenció el rechazo a la política laboral de las autoridades federales.

Al concluir la reunión, el subsecretario Salazar Sáenz utilizó la tribuna del Salón Verde del Palacio Legislativo de San Lázaro -donde se encontraba Rosario Robles- para emitir un rechazo categórico a la insinuación de que las autoridades ya tienen una iniciativa de ley Abascal.

''Permítanme hacer una aclaración fundamental, porque oigo todo el día que la ley Abascal, que la ley Fox, que la ley de la Secretaría del Trabajo... Lo digo categóricamente: no hay una iniciativa del gobierno o de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. El documento que trae el maestro Max Ortega lo conozco perfectamente: es un documento de trabajo, es propuesta de sectores".

Antes el investigador Max Ortega había anunciado a los participantes que el gobierno había preparado una iniciativa que subordinaría los trabajadores a los empresarios. El subsecretario fue más allá y adujo que entre los sectores involucrados en el proceso productivo hay un compromiso de no modificar el artículo 123 constitucional.

Para sustentar su postura, el funcionario garantizó que para ''conciliar'' los intereses de los trabajadores y de los empresarios, el gobierno federal se comprometió a no proponer unilateralmente una reforma laboral.

Después, Rosario Robles -invitada a la clausura del foro- dijo que los trabajadores que votaron por Vicente Fox seguramente consideraron que el cambio a un presidente no priísta se traduciría en mejoría de las condiciones de vida de la mayoría del pueblo de México:

''A lo largo de este periodo, de esta nueva Presidencia, nos estamos dando cuenta de que no es suficiente con la alternancia, y que el cambio no es el cambio, porque al final de cuentas, las mismas propuestas que hoy están en la mesa en materia de reforma laboral son las que ya se venían proponiendo desde el gobierno de Ernesto Zedillo. Esto es, justamente: sujetar a todo el mundo laboral a los grandes objetivos de política macroeconómica, de control de la inflación, olvidándose totalmente de los derechos de los trabajadores y de la necesidad de que todas esas familias vivan con justicia y con dignidad".

La dirigente perredista indicó que el gobierno no ha considerado si los representantes del Congreso del Trabajo van a aceptar desaparecer los mecanismos corporativos, que son el último reducto del viejo régimen junto con los gobiernos estatales priístas. ''Si hay algo que no se ha tocado en este gobierno del cambio es esa estructura corporativa; no se ha iniciado un ápice del desmantelamiento de las formas corporativas de control, y la democracia y el cambio no se reducen a lo electoral".

Manifestó que su partido no cree que el cambio sea nada más la elección de los gobernantes: "Si no hay una democracia en el ámbito social, en el ámbito sindical, difícilmente estaremos hablando de un cambio. Una reforma laboral no se va construir de manera popular, con representantes que siempre han sujetado y controlado a los trabajadores; tiene que promoverse un gran debate nacional. Tiene que irse a discutir de manera abierta con la pluralidad de esta sociedad".

Explicó que el tipo de cambio que desea el PRD concuerda con los lineamientos constitucionales y rivaliza con la reforma gubernamental, que tiene ''el objetivo de que los empresarios puedan correr a los trabajadores en un país en que la productividad ha aumentado enormemente y el salario ha descendido y el empleo también. Es difícil coincidir en esos objetivos".

La reforma propuesta por el PRD, dijo, pretende que los trabajadores y las empresas puedan desarrollarse en un ámbito equitativo y con base en el respeto a los derechos; en los derechos constitucionales y en los colectivos de los trabajadores.

''Nosotros queremos una reforma que pondere el salario y la seguridad social. Se habla de una reforma laboral en el momento en que se avanza en la privatización de la seguridad social. Queremos una reforma que ponga en el centro el empleo, no el desempleo. Queremos una reforma laboral con democracia sindical. Queremos que se prohíba que los sindicatos, que son organismos plurales en los que están trabajadores de todos los partidos políticos o trabajadores que no son de ningún partido político, aporten recursos a las campañas políticas. Por supuesto, una reforma en la que no haya apartado B, lo digo además con plena conciencia y convicción; vengo de un sindicato que ha luchado siempre, desde su constitución, en contra de ese apartado".

El coordinador parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados explicó el fondo de la propuesta perredista: ''No es neutral, no es neutral ni puede ser neutral; nuestra propuesta parte del reconocimiento de la realidad y de la apreciación de que existen diversos sectores de la sociedad, que tienen su importancia, como los empresarios, los trabajadores... muchos otros sectores de la sociedad, pero no podemos tener una propuesta neutral; a la parte que hay que apoyar en estas transformaciones es a la clase trabajadora".