Opera prima que marca la incursión del fotógrafo Casademunt en la dramaturgia

Boing, ''comedia agresiva'' sobre la pareja

El montaje se concretó sin presupuesto institucional, dice el director Francisco Franco

CARLOS PAUL

Inspirada en el mundo y los personajes del escritor Raymond Carver y en el Werther de Johann Wolfgang Goethe, Boing, ópera prima de Tomás Casademunt, dirigida por Francisco Franco, es una ''comedia agresiva" que aborda distintos procesos de otras tantas relaciones de pareja. Es una puesta en escena ''retro" en la que ''se enfrentan las actitudes del romanticismo alemán con el realismo estadunidense".

La obra -que reúne luego de cinco años al elenco de El cuaderno rojo y otras historias para ir a la cama, montaje basado en textos de Paul Auster- ''es una comedia ácida, triste, de humor negro, en la que los personajes se enfrentan a la frustración de no saber cómo manejar su vida, al tiempo que viven situaciones francamente ridículas", explica Franco.

Extraño vuelo

La historia ocurre en un extraño vuelo que sale del Distrito Federal y aterriza en el mismo punto. ''Suspender en el espacio y aislar a los personajes -indica el creador escénico- fue muy atractivo por todo lo que significa, pero lo que más me llamó la atención fueron los contrastes que surgen al enfrentar el romanticismo alemán con el realismo estadunidense e integrar un contrapunto con un personaje externo -el editor-, quien todo el tiempo ironiza los diferentes puntos de vista de los demás respecto del amor.

''La azafata quiere establecer un mundo armonioso en el que pueda ser feliz. El piloto, su marido, se la pasa hablando sobre lo que se debe y lo que no se debe hacer para seguir viviendo. El editor, su ex marido, siempre en busca de grandes historias, es un provocador, mientras que el enamorado de ella es el reflejo del hombre apasionado que ofrece un amor sin mancha."

Boing, añade Franco, intenta desentrañar esa pregunta que se plantea Raymond Carver en uno de sus libros de cuentos, titulado De qué hablamos cuando hablamos de amor.

Actores y público estarán sobre el escenario del teatro Julio Castillo. El director explica:

''Porque por un lado requeríamos un espacio que tuviera la infraestructura de un teatro grande y, por otro, necesitábamos crear uno que fuera íntimo. Los espectadores estarán dentro del avión, serán los pasajeros de clase turística."

Tomás Casademunt, fotógrafo que incursiona en la dramaturgia, señala que en la obra se reflejan esos ''pequeños detalles que en un principio son amorosos, pero que después se desgastan y tienen su origen en el odio.

''De alguna manera -expresa- he querido recuperar y contrastar el personaje de Werther, de Goethe, y el estilo y los caminos oscuros que toman los personajes de Carver para construir los de Boing. Con el personaje del editor se rinde homenaje a la persona que editaba los textos de Carver y que, para mí, es coautor y verdadero genio de aquellos personajes literarios.

''Ese editor llegó a tachar de 20 a 70 por ciento de algunos de sus cuentos, por lo que podríamos considerar que también es creador del estilo que caracteriza a Carver."

Al conjuntar esas visiones, expresa Casademunt, ''la obra tiene una especie de carácter retro, pues evoca actitudes de los años setenta en contraste con comportamientos del siglo XVIII".

Esfuerzo conjunto

Boing es un obra que por un recorte en el presupuesto de la Coordinación Nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes, ''se quedó en el aire". Sin embargo, dice Francisco Franco, ''todo el equipo decidió continuar para llevarla a cabo. Es un proyecto que se realizó sin nada de presupuesto institucional. Lo que se ve aquí es un esfuerzo conjunto apoyado por Gilberto Soberanes, entre otros".

Con las actuaciones de Claudette Maillé, Jorge Zárate, Mario Oliver y Diego Jáuregui; la escenografía de José Luis Aguilar, la iluminación ''pop karaoke" de Xóchitl González y el vestuario como ''creación de cada uno de los actores", Boing se estrena hoy a las 20:30 horas en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque (Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional).