Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 4 de junio de 2002
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Editorial
 
 
GABINETE: PLEITOS Y RECONCILIACIONES

SOLAyer, en una reunión que tuvo lugar en la Secretaría de Gobernación, los secretarios de Hacienda, Francisco Gil Díaz, y de la Contraloría, Francisco Barrio Terrazas, acompañados por el anfitrión del encuentro, Santiago Creel Miranda, declararon el fin de la destemplada confrontación verbal que han venido sosteniendo, informaron de un "borrón y cuenta nueva" en el pleito y anunciaron que el gabinete del presidente Vicente Fox inicia "una etapa de colaboración cordial (y) de trabajo".

Como se recordará, el jueves pasado, en el marco del Congreso Nacional Turístico, Barrio atribuyó al Presidente una valoración por demás desafortunada en la que vinculó la fallida reforma fiscal con la investigación por presuntos desvíos en Pemex para financiar la campaña presidencial priísta del año antepasado.

En versión de Barrio, Fox habría dicho: "Para mí, ese asunto (los desvíos en Pemex) es un lingote y no cambio cacahuates (en alusión al intento de reforma fiscal) por lingotes de oro". Dos días más tarde, Gil Díaz, en el mismo foro, desmintió al contralor en términos poco corteses, por decir lo menos: "o es un mentiroso o tiene Alzheimer", dijo el secretario de Hacienda sobre su compañero de gabinete. Un día después, el domingo, el subsecretario de Gobernación Juan Molinar Horcasitas se sumó a la descalificación -aunque con palabras más corteses y prudentes que las de Gil Díaz- de lo dicho por Barrio Terrazas.

Sin duda, el encuentro de ayer y la reconciliación resultantes son hechos positivos, saludables y necesarios. A nadie en el país conviene el ahondamiento de las evidentes fracturas y los públicos enconos que afectan al equipo de gobierno, y si bien cabe felicitarse por el fin del monolitismo, el verticalismo y la férrea disciplina que caracterizaban a los regímenes emanados del PRI -y que se traducían, entre los funcionarios de los primeros niveles, en un mutismo blindado lindante con la abyección-, es patente que el primer gobierno no priísta de la historia se ha ido, con frecuencia, al extremo opuesto, y que las discordancias declarativas entre el Presidente y sus más cercanos colaboradores, así como las divergencias entre éstos, han desempeñado un papel central en el desgaste político de la actual administración y en la erosión de su credibilidad.

Las contradicciones y hasta las descalificaciones personales ofensivas -como la que emitió Gil Díaz contra Barrio Terrazas-, proferidas en el seno de un equipo de gobierno, conducen más temprano que tarde a la ingobernabilidad. Atribuir esos encontronazos verbales a "la diversidad de opiniones que ocurren en una sociedad democrática", como pretendió justificarlas el sábado el subsecretario Molinar Horcasitas, equivale al intento de tapar el sol con un dedo o a una política del avestruz.

Ante tales actitudes, resulta preferible, a todas luces, tomar el toro por los cuernos y sentar a los funcionarios en disputa a limar sus dife- rencias, como hizo ayer el secretario Creel. Por el bien de la república, ojalá que los propósitos formulados a la salida del encuentro por Gil Díaz y Barrio Terrazas sean sólidos y perdurables y, sobre todo, que puedan aplicarse al conjunto de colaboradores del presidente Fox.
 

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