Con tinta de hojas reanudó temporada
en El Bosque
Voces, ecos, murmullos, aliento y silencios en espectáculo
de Medina
ANASELLA ACOSTA NIETO
De entre la oscuridad emerge la luz que guía la
danza. Las manos bordan. Angustia, dolor, soledad. El tiempo transcurre
mientras la tensión y el movimiento del cuerpo declaman versos.
Ausencias.
Una mujer avanza y la intensidad en el contacto del pie
con la tierra define las Voces del primer acto del espectáculo
Con tinta de hojas, de Pilar Medina.
Integrado
por cinco momentos (Voces, Eco, Murmullos, Aliento, Silencios), el espectáculo
de Medina es la escenificación de vivencias personales, íntimas,
dolorosas. "Cuando me di cuenta de la muerte comencé a juntar sus
ausencias. Temblaba, me cegaba tanta oscuridad; sólo tenía
frente a mí un espacio con voces, eco, murmullos y aliento. Tan
sólo una hoja que apretaba entre mis manos hasta sentir sus silencios".
En el segundo acto se impone el Eco de un son lastimero.
Los recuerdos pueblan el escenario. Y una mujer grita la angustia con un
movimiento que deriva en desesperación por asir el tiempo. El flamenco
se funde con el son. Los movimientos son más violentos y el cabello
al vuelo pone la tilde de un placer que fue, pero no más.
El zapateado se vuelve palpitación. Búsqueda,
una tormenta, el galope de un corcel, la entrega amorosa y la posterior
desolación, todo construido siempre por el movimiento de una sola
mujer.
Y ahora los Murmullos. Cae la arena, y el tiempo
sigue en transcurso. En plena catarsis se inicia el relato de un sueño
que es sol, de una vida que es luz. Pronto, el sobresalto nocturno y el
posterior y tormentoso lamento de los recuerdos: los fantasmas.
Es la mitad del camino. El cúmulo de mensajes construidos
con movimientos, música y luz se halla en progresión.
A punto de sucumbir, llega el Aliento y la imagen
de la protagonista concreta el discurso: una hoja en movimiento es centro
de vida, se "mueve, oscila, respira", luego de evidenciar su fragilidad.
Tras un recorrido de luz, recuerdos, delirio y reacomodo,
habitan los Silencios. El zapateado de Medina, con una tendencia
flamenca, hace un ensamble de contratiempos con la percusión viva
de Luis Miguel Costero. Entonces cada ausencia de sonido cobra significación.
La delicadeza y la fuerza desencadenan un frenesí que llega al principio,
con el que concluye la trama, la oscuridad.
(El espectáculo coreográfico Con tinta
de hojas, de Pilar Medina, reinició temporada en la sala Xavier
Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque, atrás del Auditorio
Nacional. Lunes, 20:30 horas.)