Daneses, polacos, italianos e ingleses también
influyeron en la cultura nacional
La relación México-Europa, más
allá de España
Un libro consigna historias como la de un sueco que
preparó un diccionario inglés-tarahumara
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
Hay una parte desconocida en la historia de las relaciones
entre México y los países europeos. Sabemos de la Conquista,
de la intervención francesa, de Maximiliano de Habsburgo, de la
obra de Alexander von Humboldt y de la aportación del exilio español
a la cultura nacional, pero no de datos como los que a continuación
mostramos:
Poco conocido es el episodio de Jacobo Daciano, fraile
danés hijo de reyes y uno de los primeros evangelizadores en arribar
a la Nueva España. Llegó en 1542. Un año después
se afincó en el pueblo michoacano de Tarecuato, donde construyó
la iglesia y el convento, y aprendió purépecha. En 1953 exigió
la igualdad para los indígenas en la ordenación sacerdotal
y, aunque perdió la batalla, se convirtió en uno de los principales
defensores de ellos. Con el paso de los años adquirió fama
de santo y en 1996 comenzó su proceso de beatificación.
También
danés fue el arqueólogo Frans Blom, fundador del Centro de
Estudios Na Bolom en San Cristóbal de las Casas, que a su muerte
cedió a México y ahora es una asociación civil dedicada
a promover el desarrollo de la cultura y el medio ambiente en Chiapas.
Blom se dedicó a buscar sitios arqueológicos mayas y sus
investigaciones son fuente de referencia para los estudiosos.
Poco se sabe de la correspondencia que intercambiaron
Hernán Cortés y el intelectual polaco Juan Dantisco, el único
corresponsal europeo no español del conquistador. Con el paso de
los años se convirtieron en amigos. Las fuentes históricas
hacen referencia a 14 cartas, pero sólo se han localizado tres y
están en las ciudades polacas de Cracovia y Wroclaw, y en Uppsala,
Suecia.
Hay que hablar también del militar, espía
y antropólogo sueco Ivar Thord-Gray, quien combatió al lado
de Pancho Villa. Eso no es lo más relevante: en México estableció
contacto con los tarahumaras y escribió un diccionario bilingüe
inglés-tarahumara de casi mil 200 páginas, obra poco conocida
aquí.
Sin salir de Finlandia
Caso aparte es el del escritor finlandés Simo Pentillä,
quien sin haber viajado a México creó al teniente T. J. A.
Heikkilä, héroe finlandés rubio al que convirtió
en teniente coronel, comandante del ejército y gobernador de Sonora.
Heikkilä protagonizó 20 libros y el largometraje Señor
e Hidalgo, del director Jorna Nortimo, que se filmó en 1944
en plena Segunda Guerra Mundial. Para esta película se construyó
un pueblo mexicano tomando como fuente postales y fotografías y
fue la segunda película de más éxito en Finlandia
aquel año. Tras la cinta se realizó una serie televisiva
de cinco capítulos. Con todo, la visión de Pentillä
no tenía nada que ver con la verdad mexicana.
Sigamos con la Segunda Guerra Mundial. El 9 de julio de
1942 los nazis destruyeron el pueblo checo de Lídice en venganza
por un atentado contra Reinhardt Heydrich, uno de los principales colaboradores
de Adolfo Hitler. Además de la matanza de 339 personas y de enviar
a campos de concentración a los sobrevivientes, el régimen
nazi condenó el nombre de Lídice a la desaparición.
Ocurrió todo lo contrario: gobiernos de todo el mundo se solidarizaron
y, en uno de los primeros actos de apoyo, México rebautizó
uno de sus barrios que desde entonces se conoce como San Jerónimo
Lídice.
La migración belga también tiene su parte
en esta historia. Llegaron desde el siglo XVI , primero como misioneros,
que también se unieron a la causa indígena, y después
como comerciantes, sastres, cerveceros, mineros y artistas. En el siglo
XVIII el marqués Charles de Croix fue nombrado virrey de la Nueva
España y a él se debe el trazado del parque de la Alameda.
Las relaciones entre México y Bélgica tuvieron un traspié
después de la derrota de las fuerzas francesas que apoyaban a Maximiliano,
entre las que se encontraban los 20 mil voluntarios belgas del regimiento
Emperatriz Carlota. Las relaciones diplomáticas se restablecieron
en 1879, y en 1900 varios jardineros participaron en la creación
del bosque de Chapultepec.
Los irlandeses, a su vez, pelearon al lado de los mexicanos
en la intervención estadunidense, en el Batallón de San Patricio.
Después de varios combates los San Patricios fueron vencidos en
Churubusco en 1847. Un consejo de guerra los juzgó, fueron torturados,
marcados con hierro y ahorcados. Ahora son recordados en la Plaza de San
Jacinto cada 12 de septiembre.
Los británicos eligieron la aventura de la minería.
Varios ingenieros del condado de Cornwall trabajaron minas en Pachuca y
Real del Monte, con no muy buenos resultados. La segunda generación
de inmigrantes de ese condado organizó el primer partido de futbol
en México y fundó el Pachuca Athletic Club. A los inmigrantes
de Cornwall se les debe uno de los conjuntos arquitectónicos más
importantes de Pachuca, integrado por el Tempo Metodista Episcopal y la
Escuela Metodista de estilos románico y neogótico, los únicos
en la capital hidalguense.
En la arquitectura sobresale el trabajo de Adamo Boari,
quien proyectó el Teatro Nacional, ahora Palacio de Bellas Artes.
Junto a él están otros italianos, como el impresor Juan Pablos,
el escenógrafo y pintor Pedro Gualdi, el también pintor Eugenio
Landesio, considerado "padre del paisaje mexicano" y profesor de José
María Velasco, y el arquitecto Silvio Contri, a quien se debe el
edificio de la Secretaría de Comunicaciones, que alberga ahora al
Museo Nacional de Arte. Ni qué decir de la fotógrafa Tina
Modotti.
El legado austriaco es inseparable del trabajo de Walter
Gruen, judío y socialdemócrata detenido en los campos de
concentración de Dachau y Buchenwald, que llegó a México
en 1942. Fundó la Sala Margolín, especializada en música.
Compañero sentimental de Remedios Varo, recientemente donó
al Museo de Arte Moderno varias obras de la pintora española exiliada
en México.
Estos son sólo unos ejemplos de la influencia de
los países europeos en la cultura mexicana que se encuentran en
Reflejos de Europa en México, publicado por la Unión
Europea y el CNCA. El libro, un proyecto que promovió la representación
de Austria en nuestro país, en el que participaron las embajadas
de Los Quince y de los países candidatos a integrarse al
bloque regional europeo, fue presentado el viernes en el Palacio de Bellas
Artes. La mala noticia es que está destinado a las representaciones
diplomáticas y no saldrá a la venta. Al menos una parte de
esa historia quedó aquí consignada.