CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Bejarano, la mano mecedora
CADA VEZ con mayor insistencia y más abiertamente, en los desayunaderos donde concurren muchos de los políticos del gobierno de la ciudad se dice que en el asunto del paro sindical se posó la mano de René Bejarano, secretario particular del jefe de Gobierno.
CIERTO O no, la especie no resulta descabellada si se sabe algo de las luchas internas dentro de la estructura gubernamental y si se tiene en cuenta la capacidad conspirativa del líder de la Corriente de Izquierda Democrática (CID).
PARA NO hacerla de cuento le entraremos de lleno al chisme, que dice más o menos así: Bejarano dejó de ser el único que habla y a quien le hace caso López Obrador, desde que Alejandro Encinas llegó a la subsecretaría de Gobierno. Muchas de las tareas asignadas con anterioridad a la secretaría particular pasaron a la atención de Encinas, y por ello se convirtió en el enemigo número uno de Bejarano.
LA PREOCUPACION del líder de la CID, que durante mucho tiempo estuvo enfocada en la figura de Leonel Godoy -el único que contradecía la voluntad del secretario particular de López Obrador-, se manifestó sobre Alejandro Encinas desde que éste se hizo del timón de muchos de los problemas sociales que atendía Bejarano.
LA DECISION de Andrés Manuel López Obrador de acotar la franja de poder de Bejarano fue aplaudida por casi todos los miembros del gabinete, muchos de ellos hartos de las intrigas que enderezaba contra el Ejecutivo.
EN UN primer momento, el líder de la CID pareció no tomar en cuenta las medidas de López Obrador porque sentía que, aun sin estar conectado directamente con los grupos sociales, podría manejarlos a partir de sus operadores repartidos por todos los puntos de gobierno en la administración local.
PERO ASI no iba la tonada y el cambio de ritmo hizo trastabillar a Bejarano, que presumía, por ejemplo, de tener bajo control a Manuel Medel, quien debía a Bejarano la secretaría general del sindicato de trabajadores de la capital.
CON ESA supuesta fuerza, se dice entre la gente del gobierno, Bejarano tejió la urdimbre para mostrar su poder, para hacer entender a López Obrador qué tanto podía desestabilizar al gobierno con un movimiento de ese tipo y cómo sólo él podía solucionar el conflicto.
LO QUE no tomó en cuenta el funcionario fue que ya existía un contrapeso, Alejandro Encinas, y que el jefe de Gobierno no se iba a espantar por las amenazas ni recurriría a él para solucionar el conflicto.
POR ESO las demandas sindicales eran tan absurdas. Se quería mostrar la fuerza, pero se les pasó la mano, porque Medel también miró en el asunto una oportunidad para llevar agua a su molino. Bejarano perdió el control.
AL FINAL la dupla Bejarano-Medel fracasó y se dividió. Bejarano perdió otra vez y Medel restó fuerza a su ya muy desgastada figura de líder sindical. Por eso hoy se abren nuevos horizontes en la relación trabajadores-gobierno y seguramente habrá sorpresas.
POR LO pronto, y antes de que otra cosa suceda, Bejarano bendijo ya la candidatura del secretario de Transporte para jefe delegacional en Xochimilco, y lo pasado, pasado.
ciudadperdida-[email protected]
[email protected]