Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 25 de mayo de 2002
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Espectáculos
Leonardo García Tsao

Visiones extremas y otro premio para México

Cannes. En el penúltimo día de la competencia, otro título se perfila como favorito para la Palma de Oro: The Pianist (El pianista) es el regreso de Roman Polanski a las grandes ligas, y a la vez su retorno a un tema polaco desde Cuchillo en el agua, de 1966. El sensible drama narra la historia real de cómo el pianista judío Wladislaw Szpilman (Adrien Brody) sobrevive el Holocausto, tras presenciar la deportación de su familia a un campo de concentración y ver cómo es aplastada la resistencia en el gueto de Varsovia.

Polanski es uno de los pocos cineastas con una experiencia personal del Holocausto -él mismo fue un superviviente del gueto de Cracovia- y, por ello, su recreación del genocidio nazi tiene el sentido de una cruel cotidianeidad. Su visión no es ni morbosa ni sentimental, aunque aborda las mismas situaciones que hemos visto ya varias veces en producciones hollywoodenses, y hasta en telefilmes. (El hecho de estar hablada en inglés es lo único que le resta credibilidad). Sin embargo, The Pianist encuentra su verdadera dimensión cuando el protagonista parece ser el último representante de la humanidad en las ruinas de una ciudad devastada. En sus momentos finales, la película establece un elemento de esperanza ciertamente inesperado en la obra de un cineasta cuya filmografía se ha caracterizado por la negrura y el cinismo.

En el otro extremo de la escala se sitúa la producción francesa Irreversible, del argentino Gaspar Noe. Una cosa es mostrar atrocidades; otra, cometerlas. Esta grotesca provocación al espectador se centra en la brutal violación y golpiza sufrida por una bella mujer (Monica Bellucci) a manos de un delincuente, en un relato contado en sentido inverso como mero gimmick truculento. Es evidente que Noe sufre de algún problema personal. Lo que resulta increíble es la disposición de otras personas a colaborar en la ilustración de una misoginia enfermiza; y, sobre todo, la disposición del festival de Cannes a brindarle un foro por la sola atracción publicitaria de un escándalo. No faltan, claro, los colegas a favor de esta detestable cinta, un fenómeno que debería prestarse a consultas siquiátricas.

Ayer se dieron a conocer las películas premiadas en la Semana de la Crítica, y De Mesmer con amor o té para dos, de Salvador Aguirre y Alejandro Lubezki, se llevó el premio oficial al mejor cortometraje. Es decir, esa sencilla historia sobre un joven tímido que cree seducir a su guapa vecina por medio de la hipnosis no sólo fue favorecida por la organización de los ferroviarios, según se reportó ayer, sino también por el jurado de esta sección. Si se recuerda, la Semana de la Crítica ha sido muy benéfica para el cine mexicano. Aquí fue donde títulos como Cronos, de Guillermo del Toro, y Amores perros, de Alejandro González Iñárritu, obtuvieron sus primeros reconocimientos.

Entre las múltiples especulaciones sobre otros premios, se ha mencionado a la mexicana Japón, de Carlos Reygadas, como una posible aspirante a la Cámara de Oro, otorgada a la mejor ópera prima, y nunca obtenida hasta ahora por una producción nacional. Eso lo sabremos hasta el domingo, en la entrega oficial del palmarés.

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