Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 22 de mayo de 2002
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Mundo
Vuelven a achechar los fantasmas de la guerra de Líbano

Hallan el cadáver de Ramzi Irani, un cristiano de derecha, en Beirut

ROBERT FISK THE INDEPENDENT

Beriut, 21 de mayo. Cuando Ramzi Irani fue secuestrado a plena luz del día en el centro de Beirut hace dos semanas, a nadie le importó. El pasado martes el hecho adquirió nueva relevancia, cuando fue encontrado el cuerpo en estado de descomposición del cristiano de derecha en la cajuela de su propio automóvil, en un barrio venido a menos de hoteles y restaurantes en el oeste de esta capital.
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Sólo un día después de que el líder guerrillero palestino Jihad Jibril fue hecho volar en pedazos en Beirut occidental, los fantasmas de la guerra de Líbano volvieron a acechar por seguna vez en 24 horas.

La historia de este asesinato es tan poco elegante como grotesca. Cuando desapareció Ramzi Irani cerca del hotel Phoenicia de Beirut, sólo a su familia pareció importarle. El pasado 8 de mayo Irani llamó por teléfono a su esposa, Jessy, para decirle que ya iba camino a casa, pero nunca llegó; la policía dijo que el hombre desaparecido no estaba detenido y luego, al parecer, no hizo nada más.

Irani era un ingeniero de 36 años pero también era el representante, en la Universidad Libanesa, del Comité de las Fuerzas Libanesas, que es una versión moderna de la antigua milicia de La Falange. A pesar de que apoyaba al líder miliciano preso, Samir Geagea, no se le conocían enemigos, a excepción, quizá, de tres civiles que fueron observados rondando su casa durante varias semanas, cuando Irani y su familia estaban fuera. Jessy Irani se percató de ello y apuntó las placas de su vehículo. Nadie sabe aún quiénes eran.

El cardenal Nasrallah Sfeir, un patriarca maronita, fue el primero en hablar, después del secuestro, de "un grave fallo de seguridad", y recalcó ácidamente que "resulta extraño que alguien desaparezca durante más de 48 horas sin que las fuerzas de seguridad encuentren alguna pista". La implicación era, desde luego, que alguien dentro de las fuerzas de seguridad había secuestrado a Irani.

Pero de ser así, ¿por qué? En la ciudad de preguntas sin respuestas todo lo que se sabe es que Irani fue asesinado hace nueve días. Su cuerpo fue encontrado después de que una mujer reportó el olor a descomposición. Fue hallado en la cajuela de su propio auto, pero el cuerpo se halló en tan mal estado que la policía no pudo comprobar de inmediato que había sido asesinado a tiros. Nadie sabe por cuánto tiempo el auto estuvo estacionado en ese vecindario.

Lo que resulta aún más extraño es que mientras Irani estuvo secuestrado el auto también desapareció, y a nadie se le ocurrió distribuir una foto del vehículo ni el número de placas.

Poco a poco, Jessy Irani hizo el agotador recorrido por las autoridades, siguiendo así las huellas de miles de familiares de personas desaparecidas durante la guerra. Responsables cristianos acudieron en su ayuda. Poco antes de que el cuerpo de su esposo fuera encontrado, ya había logrado que se le concediera una audiencia con el presidente libanés, Emile Lahoud, quien dijo que el secuestro había cuestionado la credibilidad del Estado de Líbano.

Fue demasiado tarde. El martes fueron detenidos los sospechosos comunes. ¿Sería posible que los sirios quisieran a Irani fuera del camino? Improbable. Las fuerzas libanesas tienen relación con los sirios y ?como bien dijo hoy un periodista local? "¿quién había oído hablar de Irani antes de su desaparición?" ¿Lo habrá secuestrado el movimiento Hezbollah para interrogarlo? El fiscal libanés confió que él no cree en esta hipótesis. En estos días Hezbollah ha estado interrogando a ciudadanos libaneses, pero por lo general entrega a sus prisioneros al gobierno.

Sin embargo, dos días antes de ser secuestrado, Irani ?o alguien más? usó el teléfono celular de la víctima. Existe registro de que en el momento en que se hizo dicha llamada el aparato se encontraba en el barrio de Mreijeh, de Beirut, una zona mayoritariamente chiíta musulmana. Pero el punto del que salió la llamada cubre también el área llamada Hazmieh, que es cristiana, y donde Irani pudo haberse sentido como en casa. Quien hizo la llamada pudo pertenecer a cualquiera de las facciones civiles que surgieron de las partes de la guerra.

El pasado martes, el presidente del Partido de la Falange, Karim Pakradouni, llamó al asesinato "una violación a la seguridad de todo ciudadano y a la paz civil". Durante la guerra civil de Líbano, de 1975 a 1990, al menos 150 mil personas fueron asesinadas, 18 mil de ellas fueron secuestradas. Ahora, esa cifra ha ascendido a 18 mil uno.

©The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

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