Vuelven a achechar los fantasmas de la guerra
de Líbano
Hallan el cadáver de Ramzi Irani, un cristiano
de derecha, en Beirut
ROBERT FISK THE INDEPENDENT
Beriut, 21 de mayo. Cuando Ramzi Irani fue secuestrado
a plena luz del día en el centro de Beirut hace dos semanas, a nadie
le importó. El pasado martes el hecho adquirió nueva relevancia,
cuando fue encontrado el cuerpo en estado de descomposición del
cristiano de derecha en la cajuela de su propio automóvil, en un
barrio venido a menos de hoteles y restaurantes en el oeste de esta capital.
Sólo un día después de que el líder
guerrillero palestino Jihad Jibril fue hecho volar en pedazos en Beirut
occidental, los fantasmas de la guerra de Líbano volvieron a acechar
por seguna vez en 24 horas.
La historia de este asesinato es tan poco elegante como
grotesca. Cuando desapareció Ramzi Irani cerca del hotel Phoenicia
de Beirut, sólo a su familia pareció importarle. El pasado
8 de mayo Irani llamó por teléfono a su esposa, Jessy, para
decirle que ya iba camino a casa, pero nunca llegó; la policía
dijo que el hombre desaparecido no estaba detenido y luego, al parecer,
no hizo nada más.
Irani era un ingeniero de 36 años pero también
era el representante, en la Universidad Libanesa, del Comité de
las Fuerzas Libanesas, que es una versión moderna de la antigua
milicia de La Falange. A pesar de que apoyaba al líder miliciano
preso, Samir Geagea, no se le conocían enemigos, a excepción,
quizá, de tres civiles que fueron observados rondando su casa durante
varias semanas, cuando Irani y su familia estaban fuera. Jessy Irani se
percató de ello y apuntó las placas de su vehículo.
Nadie sabe aún quiénes eran.
El cardenal Nasrallah Sfeir, un patriarca maronita, fue
el primero en hablar, después del secuestro, de "un grave fallo
de seguridad", y recalcó ácidamente que "resulta extraño
que alguien desaparezca durante más de 48 horas sin que las fuerzas
de seguridad encuentren alguna pista". La implicación era, desde
luego, que alguien dentro de las fuerzas de seguridad había secuestrado
a Irani.
Pero de ser así, ¿por qué? En la
ciudad de preguntas sin respuestas todo lo que se sabe es que Irani fue
asesinado hace nueve días. Su cuerpo fue encontrado después
de que una mujer reportó el olor a descomposición. Fue hallado
en la cajuela de su propio auto, pero el cuerpo se halló en tan
mal estado que la policía no pudo comprobar de inmediato que había
sido asesinado a tiros. Nadie sabe por cuánto tiempo el auto estuvo
estacionado en ese vecindario.
Lo que resulta aún más extraño es
que mientras Irani estuvo secuestrado el auto también desapareció,
y a nadie se le ocurrió distribuir una foto del vehículo
ni el número de placas.
Poco a poco, Jessy Irani hizo el agotador recorrido por
las autoridades, siguiendo así las huellas de miles de familiares
de personas desaparecidas durante la guerra. Responsables cristianos acudieron
en su ayuda. Poco antes de que el cuerpo de su esposo fuera encontrado,
ya había logrado que se le concediera una audiencia con el presidente
libanés, Emile Lahoud, quien dijo que el secuestro había
cuestionado la credibilidad del Estado de Líbano.
Fue demasiado tarde. El martes fueron detenidos los sospechosos
comunes. ¿Sería posible que los sirios quisieran a Irani
fuera del camino? Improbable. Las fuerzas libanesas tienen relación
con los sirios y ?como bien dijo hoy un periodista local? "¿quién
había oído hablar de Irani antes de su desaparición?"
¿Lo habrá secuestrado el movimiento Hezbollah para interrogarlo?
El fiscal libanés confió que él no cree en esta hipótesis.
En estos días Hezbollah ha estado interrogando a ciudadanos libaneses,
pero por lo general entrega a sus prisioneros al gobierno.
Sin embargo, dos días antes de ser secuestrado,
Irani ?o alguien más? usó el teléfono celular de la
víctima. Existe registro de que en el momento en que se hizo dicha
llamada el aparato se encontraba en el barrio de Mreijeh, de Beirut, una
zona mayoritariamente chiíta musulmana. Pero el punto del que salió
la llamada cubre también el área llamada Hazmieh, que es
cristiana, y donde Irani pudo haberse sentido como en casa. Quien hizo
la llamada pudo pertenecer a cualquiera de las facciones civiles que surgieron
de las partes de la guerra.
El pasado martes, el presidente del Partido de la Falange,
Karim Pakradouni, llamó al asesinato "una violación a la
seguridad de todo ciudadano y a la paz civil". Durante la guerra civil
de Líbano, de 1975 a 1990, al menos 150 mil personas fueron asesinadas,
18 mil de ellas fueron secuestradas. Ahora, esa cifra ha ascendido a 18
mil uno.
©The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca