La Iglesia católica, renuente a enfrentar
su crisis, revelada por escándalos de pederastia
Violan el celibato hasta 35% de curas, estima el presbítero
Antonio Roqueñí
Se multiplican los reclamos de que se realice una reforma
estructural en la institución
JOSE ANTONIO ROMAN
En la recta final de su pontificado, con una salud cada
vez más deteriorada, el papa Juan Pablo II enfrenta el escándalo
que significan para toda la Iglesia católica las denuncias contra
sacerdotes pederastas. La jerarquía eclesiástica -incluida
la de México-, lejos de afrontar el fenómeno, se niega a
ventilarlo, al igual que ocurre con el creciente número de clérigos
"concubinarios", que violan la promesa de celibato, así como con
la homosexualidad existente en la vida religiosa.
Junto al rechazo de la Iglesia para abordar esos temas
-de características y causas distintas-, dentro y fuera de la institución
crecen movimientos y organizaciones que reclaman una reforma estructural,
en la cual se revise integralmente el tema de la sexualidad, incluido el
papel de la mujer en el ministerio y en la toma de decisiones. Las voces
de no pocos obispos se empiezan a escuchar en tal sentido.
El Departamento de Investigaciones de Abusos Religiosos,
una de las dos instituciones civiles dedicadas al tema en el país,
tiene registradas, desde 1993, año en que se fundó, 220 acusaciones
de abuso sexual contra ministros de culto, la mayoría sacerdotes
católicos. Se calcula que gran número de casos, considerados
delitos por la ley civil, no han sido denunciados, por temor o por vergüenza.
Por
otro lado, la violación del celibato sacerdotal es un "secreto a
voces". Tan sólo desde la "percepción" de alguien que está
próximo a cumplir 25 años de presbítero, Antonio Roqueñí
Ornelas, quien durante más de 10 años fuera juez del Tribunal
Eclesiástico de la Arquidiócesis de México, el porcentaje
de sacerdotes concubinarios, entre "consuetudinarios" y "ocasionales",
es de 20 a 35.
En un amplio estudio, Peter Fischler, religioso jesuita
y profesor de la Universidad de Harvard, señala que más de
70 por ciento del clero estadunidense estaría en favor de que el
celibato fuera opcional, como se vive en la Iglesia católica del
rito oriental.
Mientras, el teólogo Miret Magdalena, también
de Estados Unidos, estima que sólo 21.5 por ciento de los sacerdotes
católicos de ese país cumple el celibato, 47 por ciento lo
cumple relativamente y 31.5 vive una relación sexual, de los cuales
una tercera parte tiene tendencias o prácticas homosexuales.
El escándalo de los pederastas
Ante el escándalo de sacerdotes pederastas en Estados
Unidos y por la presión de los medios de comunicación, los
obispos mexicanos han terminado por aceptar a regañadientes la existencia
de múltiples casos de sacerdotes que han abusado sexualmente de
menores de edad. Pero aún se esfuerzan por cerrar los ojos a la
violación del celibato y a la homosexualidad de muchos ministros.
A toda esta situación de escándalo por la
que atraviesa la Iglesia católica, provocada por las denuncias de
pederastia, se añaden los casos de cientos de monjas que han sido
objeto de hostigamiento, abuso sexual e incluso violación por sacerdotes
católicos en 23 países del mundo, principalmente de Africa,
según se documenta en el reporte elaborado por las religiosas Maureen
O'Donohue y Marie McDonald, misioneras de María.
El reporte, hecho público hace apenas un año
por National Catholic Reporter, señala que los curas recurrían
a las monjas para obtener sexo "con garantías sanitarias", como
prevención al contagio del sida, pero también eran obligadas
a abortar cuando resultaban embarazadas.
Las múltiples denuncias contra sacerdotes pederastas
es lo que ha puesto en jaque en estos momentos a la institución
eclesiástica, colocándola en el banquillo de los acusados,
sobre todo por la forma y los métodos con que hasta ahora ha enfrentado
el grave problema. En Estados Unidos y en Europa, pero también en
México, los obispos han caído en la tentación de encubrir
a los sacerdotes pederastas. La impunidad ha sido la constante, según
múltiples testimonios.
Para María Consuelo Mejía, directora de
Católicas por el Derecho a Decidir, el Vaticano ha seguido una "política
equivocada" en los temas de la sexualidad. Sin embargo, afirma, en el fondo
de todos estos fenómenos está la estructura "vertical y autoritaria"
de la institución eclesiástica, "que permite el abuso de
poder y la impunidad; es una institución que no rinde cuentas".
Este rápido y escaso recuento de la vida sexual
en el seno de la vida religiosa es lo que hoy mantiene a la Iglesia, según
muchas personas y organismos, en una situación "muy difícil".
Para otros, como el obispo de la diócesis de Veracruz, Luis Gabriel
Cuara Méndez, la coloca todavía en un momento más
grave. "Si la sociedad moderna está en crisis, también lo
está la Iglesia. La Iglesia está en el mundo."
Ciertamente, reconoce el teólogo Javier Sicilia,
los problemas no son nuevos. A lo largo de la historia de la Iglesia los
escándalos relacionados con el clero no han faltado: abusos sexuales,
crímenes, usura, tráfico de indulgencias, desobediencias
al colegio apostólico, entre muchos otros. Incluso, destaca, hacia
el inicio del Renacimiento hubo un periodo oscurísimo del papado
que los estudiosos de la historia de la Iglesia han bautizado como "Pornocracia".
Los máximos jerarcas eclesiásticos del país
-los tres cardenales mexicanos en activo, Norberto Rivera Carrera, de México;
Adolfo Suárez Rivera, de Monterrey, y Juan Sandoval Iñiguez,
de Guadalajara- han abordado el tema de la pederastia de sacerdotes. El
cardenal Suárez, en un comunicado de finales de abril, reconoce
que en los "muy pocos casos" (no dice cuántos) que se han presentado,
la arquidiócesis de Monterrey "ha actuado de inmediato".
Pero el cardenal Sandoval, en una carta a los feligreses
fechada a principios de mayo, se refiere también, aunque de manera
marginal, al tema de la homosexualidad de curas católicos. Recuerda
que desde siempre se ha prohibido que ingresen al ministerio personas con
esa tendencia. En los seminarios, agrega, se "vigila cuidadosamente" la
selección de candidatos, "pero a veces la simulación y el
ocultamiento de los aspirantes, o la negligencia de los formadores, pueden
dar por resultado que se admita" a la ordenación sacerdotal a quienes
"no son dignos".
La nueva instrucción procedente de la Pontificia
Congregación para la Doctrina de la Fe obliga a los obispos a notificar
de manera expedita cualquier caso o denuncia de sacerdotes pederastas,
pero también a "separar inmediatamente" del seminario a cualquier
candidato que muestre tendencias o prácticas homosexuales.
Con estas disposiciones de Roma, a juicio del cardenal
Sandoval "si alguna vez algún obispo ha sido negligente, esto se
remediará de ahora en adelante".
Secreto a voces
De la violación al celibato, la jerarquía
eclesiástica lo sabe, y bien, pero los obispos prefieren, en público
y en privado, ignorarlo.
Antonio Roqueñí señala que si bien
para algunos pudiera parecer "muy alto" el porcentaje -entre 20 y 35- de
sacerdotes que no cumplen cabalmente su promesa celibataria, esa es "una
apreciación que tengo desde adentro". En entrevista, dice estar
seguro que los obispos saben muy bien del fenómeno, pero que, ante
las circunstancias, resulta más fácil ignorarlo.
Pero también hay quienes dicen que el porcentaje
de sacerdotes concubinarios podría ser mayor. Por ejemplo, el antecesor
del actual arzobispo de Oaxaca, Bartolomé Carrasco Briseño,
ya finado, llegó a señalar públicamente que 76 por
ciento de sus presbíteros no guardaba su promesa celibataria.
Roqueñí reconoce el fenómeno de los
"sacerdotes concubinarios". Los obispos, insiste, "no le han querido meter
el diente. Nadan de a muertito". En parte porque no saben cómo enfrentarlo,
pero también porque la posición del Vaticano es "inamovible".
Entre 1970 y 1996, según las más recientes
cifras oficiales con que se cuenta, el Vaticano otorgó 57 mil 791
"dispensas" a sacerdotes y religiosos que han abandonado su ministerio
y han sido "reducidos" a condición de laicos, la enorme mayoría
de ellos para tener una vida matrimonial.
Pero el número se incrementa en otros 40 mil sacerdotes,
a quienes después de un larguísimo proceso legal ante instancias
eclesiales, el Vaticano decide negarles la "dispensa" celibataria, sin
que por ello se les impida en los hechos llevar una vida familiar, según
las cifras más conservadoras de la Federación Internacional
de Sacerdotes Católicos Casados, fundada en 1983, dando cohesión
a numerosos grupos nacionales desde los años 70.
Tan
sólo en México existe una decena de estos grupos, en igual
número de estados. Presencia Nueva es la agrupación que reúne
a los sacerdotes católicos casados en el área metropolitana
de la ciudad de México.
En la actualidad dicha federación tiene presencia,
incluido desde luego México, en más de 30 países,
y en septiembre próximo, en Madrid, como cada tres años,
realizarán su encuentro internacional, del que saldrá la
petición reiterada al Vaticano de que se revise el celibato opcional.
Ya desde el primer sínodo de Sacerdotes Católicos
Casados, realizado en Ariccia, Italia, cerca de Roma, los 150 presbíteros
delegados de 22 países expusieron, además de razones teológicas,
argumentos pastorales en favor de la abrogación de la ley del celibato,
entre los cuales citaban la edad avanzada de los curas en casi todos los
países y la crisis en la vocación sacerdotal.
"Si la regla del celibato obligatorio fue decretada por
un papa, también podría ser anulada por otro papa", adujeron.
Casado desde 1977, con tres hijos y sin "dispensa celibataria",
la cual le fue negada por el Vaticano ocho años después de
haberla solicitado, Lauro Macías Raygosa, ex presidente de Presencia
Nueva y actual vicepresidente de la Asociación Latinoamericana de
Sacerdotes Católicos Casados, señala que si bien el número
de religiosos que dejan el ministerio es alto, esta cifra se incrementa
con los casos de curas que llevan una "doble vida" y mantienen una relación
de pareja en la clandestinidad.
Compañero del cardenal Norberto Rivera Carrera
en el seminario de la arquidiócesis de Durango, cuando ambos estaban
al frente de la formación de los futuros sacerdotes, Macías
no forma parte de las estadísticas oficiales que con la "dispensa"
han sido "reducidos" al estado laical, retirándoles el carácter
de clérigos.
En entrevista, Macías advierte que quien diga que
los sacerdotes casados son sólo dos o tres desconoce las cosas o
no dice la verdad. "Creo que están mintiendo. Desde aquí
les diría que se acuerden de lo que nos enseñaron en teología
moral, que la mentira es una expresión en contra de lo que se piensa:
saben muy bien que somos muchos y que en las diócesis hay un sinnúmero
de sacerdotes que nos hemos venido saliendo y se siguen saliendo muchos
otros."
¿Tabú o realidad?
Como incipiente organización, fundada en México
hace apenas seis años, Las Otras Ovejas reúne a un grupo
de sacerdotes católicos y ministros de otras iglesias con tendencias
y prácticas homosexuales que atienden espiritualmente -con discreción-
a la comunidad gay. "Estamos en todas partes, hasta en las iglesias", dice
John Donner, laico y coordinador del grupo para América Latina.
Debido a la cultura machista que priva en nuestra sociedad,
añade, desde muy jóvenes los homosexuales van "adquiriendo
una habilidad extraordinaria" para ocultar sus preferencias. "Pensar que
sólo los afeminados pueden ser gays es una estupidez (...) Estamos
en todas partes, en el gobierno, en las escuelas, en el trabajo, y hasta
en las iglesias."
Fundada en México por el padre Gerardo y
John Donner, como laico, en 1996, Las Otras Ovejas realizó, un año
después, 18 retiros espirituales, con una veintena de personas cada
una. Hoy, en un servicio religioso ecuménico, decenas de homosexuales
se reúnen cada domingo por la mañana en el templo ubicado
en Artículo 123 número 134, en el centro de la ciudad, "donde
se canta, se reza y se alaba".
El objetivo de esta agrupación y del servicio que
presta es ayudar a otras personas que se "sienten acongojadas" por el aparente
dilema de escoger entre su homosexualidad, y con ella su plena realización
humana, o su relación personal con Dios y su Iglesia.
Sin hacer publicidad a su página de Internet (www.swifsite.com/otrasovejas),
señala Donner, se reciben cada año cientos de mensajes electrónicos,
cuando menos medio centenar de ellos de personas que se identifican como
seminaristas y sacerdotes católicos; muchos de ellos, tras varias
sesiones de correspondencia, reconocen abierta o implícitamente
su tendencia o relaciones homosexuales.