Pasan los años y las décadas y el tema migratorio aparece
puntual en todas las agendas de las reuniones interparlamentarias entre
México y Estados Unidos. Frente al nudo asfixiante, el imperio sigue
dando largas y ofreciendo de vez en vez un té de borrajas.
La regularización de al menos 3.5 millones de mexicanos indocumentados
que viven en Estados Unidos, que allí trabajan, crean riqueza, reciben
los menores salarios y pagan impuestos, parece cada vez más lejana,
si no es que ha quedado ya cancelada. La regularización fue la mayor
apuesta del presidente Fox en su new deal con Estados Unidos, pero
todo parece indicar que está destinada al fracaso. Pocas veces esa
salida se ha visto más lejana que en la 41 Reunión Interparlamentaria
México-Estados Unidos que tuvo lugar la semana pasada en Guanajuato.
Las posiciones fueron polares. Los delegados mexicanos urgieron avanzar
ya hacia la firma del convenio de regularización, y los estadunidenses
contestaron que el problema "se ha convertido en un desafío" después
de los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre. Es claro que
la política migratoria de Estados Unidos tiene que tornarse más
alerta frente a eventuales nuevos ataques terroristas; pero también
es claro que entre esos ataques y los numerosos mexicanos indocumentados
que allá vivían con anterioridad no hay relación alguna.
Tancredo, el representante republicano por Colorado, señaló
que regularizar la migración ilegal es "un tema místico".
Vaya usted a saber qué arcanos significados tiene en la cabeza este
representante al referir tan ascética expresión, pero es
claro que está a ultranza contra la regularización. De paso,
qué significativa sincronía el nombre de este señor
con el tema que lo ocupa. Tancredo era una suerte de toreo que consistía
en permanecer el que la ejecuta sobre un pequeño pedestal resistiendo
en absoluta inmovilidad la aproximación y contacto con el toro.
Como puede suponerse, el riesgo de una cogida por la bestia se aproximaba
a 100 por ciento. Tancredo y compañía corren el riesgo de
que la migración se les transfigure en minotauro o de plano en un
avieso e implacable miura.
La necesidad estadunidense de la fuerza de trabajo mexicana a lo largo
de todo el siglo xx ha sido más que documentada y diversos estudios
indican que en el futuro esa necesidad aumentará. La riqueza creada
por los mexicanos residentes en Estados Unidos está fuera de duda:
esa riqueza, se dice pronto, es mayor que el producto interno bruto mexicano.
La demanda de fuerza de trabajo aumentará porque Estados Unidos
está desde hace dos décadas en una cruzada por elevar sustancialmente
la educación de su propia sociedad, lo que irá dejando sin
oferta de trabajo las plazas que requieren menos calificaciones.
Como se sabe, el "problema" para Estados Unidos es la migración
mexicana pobre. Con los ricos que llegan con sus millones de dólares,
no hay problema. Bienvenidous. Qué simpáticous
los marriachis. No lo hay tampoco con la población universitaria
altamente calificada, que no es escasa. Puede corroborarlo fácilmente
el premio Nobel Mario Molina.
Pero para los pobres, prácticamente todos provenientes de las
áreas rurales, la alternativa de la migración puede ser el
infierno. La muerte en el paso de la frontera; el hacinamiento inverosímil
en el que pueden "vivir" en las farms gringas; la discriminación
racial; la constante negación de sus derechos humanos; los deprimidos
salarios frente a la media estadunidense, las golpizas por la policía,
el desgarramiento social y psicológico al separarse de sus comunidades.
Pero a todo eso están dispuestos con tal de hallar trabajo e ingreso
para ellos y sus familias.
En ese contexto, Tancredos y cretinos quieren cerrar la frontera. Al
mismo tiempo, el genio de Bush le aconseja autorizar el ejercicio de 190
mil millones de dólares al amparo de la Ley Agrícola 2002-2011,
lo que significa un incremento de 18 mil 900 millones al presupuesto aprobado
por la Cámara de Representantes para este año. Al anunciar
este subsidio que se aplicará al campo por 10 años, Bush
no pudo sino expresar un bushismo más: "Esto permitirá a
los granjeros y rancheros planear y operar basados en realidades de mercado
no en mandatos gubernamentales": realidades de mercado, con subsidios gigantescos:
cheers!
Como es obvio, esta medida quebrará a numerosos proyectos agrícolas
en México, lo que incrementará el flujo de migrantes hacia
Estados Unidos, que pueden hallar la frontera cerrada.
Entre tanto, en México apoyamos decididamente la vida campesina,
negando una ley indígena que procure el arraigo y las salidas productivas
a las comunidades. Es decir, ponemos, con esa negativa, y con mil otras
políticas, nuestro propio impulso hacia la emigración del
infierno. La revisión profunda del TLC, en su capítulo agrícola,
es ya una necesidad impostergable. Estados Unidos quiere libre comercio
sólo en los bueyes de mi compadre.