Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 19 de mayo de 2002
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Cultura
El historiador presentó en San Cristóbal de las Casas Una tierra para sembrar sueños

Jan de Vos, treinta años de cambios personales

El libro versa sobre los recientes 50 años de historia de la selva Lacandona

JAVIER MOLINA

San Cristobal de Las Casas, Chis., 18 de mayo. Las armas, vengan de donde vengan, sólo en contadas ocasiones resuelven los problemas, afirmó el historiador Jan de Vos en la presentación de su libro Una tierra para sembrar sueños. Historia reciente de la selva Lacandona, 1950-2000, editado de manera conjunta por el Fondo de Cultura Económica y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.

-¿Qué se requiere para que el sueño de la paz se haga realidad?

-Es cuestión de una actitud diferente de autoridades y comunidades, que están muy divididas; es cuestión tanto de tiempo como de responsabilidad, del gobierno y de ellos mismos.

La obra que presentó en esta ciudad chiapaneca es resultado de 30 años de estudiar la selva Lacandona, a la cual califica de ''bella y sufrida región".

Cuando se le pregunta acerca de su interés, su pasión por esa zona, Jan de Vos cuenta cuando llegó a un puerto de Colombia con población de indígenas, negros y mulatos. Hacía una labor pastoral en una diócesis situada a la orilla del mar; allí, dice, nacieron sus dos pasiones: el amor por la selva tropical y por las poblaciones indígenas, "un choque cultural y natural que ustedes no pueden imaginarse, dos expresiones sumamente fuertes de la naturaleza: el océano frente a mí y una selva todavía más tupida e impresionante que la Lacandona.

''De ninguna manera pienso que ya he entendido hasta el fondo estos dos universos que me llamaron la atención'', comenta, y recuerda la frase "de cuadrado me volví redondo", contenida en uno de los relatos de El viejo Antonio, del subcomandante Marcos.

''Acercarse a un mundo diferente como el indígena no es posible sin entrar en un proceso de cambio personal''.

Afirma que es más fácil escribir un libro de historia colonial que de historia reciente. "A mí me costó mucho trabajo, no sólo por la complejidad de la situación, sino porque yo mismo estuve involucrado en estos sueños y procesos. He llegado al término -no sé si bueno- de esta aventura; he decidido poner un punto final a esta historia regional.

"Le debo mucho a esta región, que me permitió encontrar mi oficio de historiador y aprender que además de eso uno puede ser un poco etnógrafo y antropólogo. Creo que tuve la suerte inmensa de juntar estas dos disciplinas: historia y antropología".

Comenta que muchos individuos no tuvieron sueños al acercarse a la selva Lacandona, "sino planes y cálculos"; a ellos no les dedica su libro.

Luego se refiere a la militarización, ''que tanto me molesta''.

Recuerda Amberes, los bombardeos que sufrieron en la Segunda Guerra Mundial, cuando tenía cinco años. El segundo piso de su casa estaba ocupado permanentemente por soldados alemanes; "sí me puedo imaginar lo que siente un niño al ver militares continuamente: miseria social. Pero pronto aprendí a juzgar y condenar la plaga que llevan los militares a las poblaciones donde llegan''.

En la selva Lacandona -afirmó- existe una ocupación militar.

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