Videoinstalación de Rafael Ortega y Melanie Smith
Seis pasos hacia la realidad en Laboratorio Arte Alameda
Ofrece el cine muchas opciones a los artistas visuales
MERRY MAC MASTERS
Desde hace un lustro el fotógrafo de cine Rafael Ortega (DF, 1965) ha colaborado con artistas visuales como Abraham Cruzvillegas, Luis Felipe Ortega, Thomas Glassford, Francis Alÿs, Silvia Gruner y Miguel Ventura, como productor técnico en proyectos que involucran el video.
La videoinstalación Seis pasos hacia la realidad es la primera obra que Ortega hace al alimón. Realizada con Melanie Smith, la pieza se inauguró el pasado miércoles en Laboratorio Arte Alameda (Dr. Mora 7, Centro Histórico).
Ortega habla de su deseo de hacer un proyecto consistente en dos partes, con una referencia a dos modos distintos de manejar la cultura, pero que sean interdependientes.
Una parte de la videoinstalación muestra media docena de versiones de un cubo blanco en un espacio del mismo color. El proyecto se basa en la pintura abstracta y hay una referencia al arte minimalista de Robert Ryman, donde el color blanco da diferentes tonos. La segunda parte consiste en una interpretación de la primera mediante los ojos de Smith, que gira en torno de la manera en que se hizo el proyecto. Una pieza es proyectada, mientras en la otra está un monitor. No obstante, cada una tiene su propio sonido. Ortega anota que se trata de la segunda parte de un video titulado Seis pasos hacia la abstracción, presentado con anterioridad en el Laboratorio Arte Alameda, pero sobre el trabajo de video y pintura.
En cuanto al uso que hacen los artistas visuales del video, el entrevistado expresa que en un principio había personas con ideas, pero no había equipo, no había dinero o no había lugares donde exponer las piezas. Por ello, el trabajo carecía de continuidad. Apenas hace seis o siete años se empezó a considerar que ''el video era una forma de exhibir obra".
Para Ortega, el meollo es que ''la referencia real de los artistas sobre la imagen en 90 por ciento de las veces procede del cine. Entonces, parte de una estética muy concreta y una calidad técnica muy específica". Se estableció así ''una pelea constante" entre la propuesta de la imagen y cómo ésta se puede ver mejor. Si la primera aproximación fue en video de un solo canal, con el de múltiples canales la narrativa dio un giro ''como propuesta de lenguaje en los años 90".
El uso del video, recapitula Ortega, resulta más accesible debido a su soporte, que es un aparato de televisión, del que ya se tiene una referencia anterior. También cree que el video interesa a los artistas visuales, porque por allí es donde encuentran la narrativa del movimiento.