Expresa repudio a las injusticias contra las etnias
La canonización de Juan Diego, una forma de dignificar a los indios: CEM
JOSE ANTONIO ROMAN
El reconocimiento "oficial" de la Iglesia católica a la santidad de vida de Juan Diego, 471 años después de las "apariciones de la Virgen de Guadalupe en el cerro del Tepeyac", es una forma de dignificar al indígena, tantas veces marginado y menospreciado en nuestro país, señala la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
En un mensaje titulado En espera de la canonización del beato Juan Diego Cuauhtlatoatzin, la jerarquía católica estima que la vida del indio vidente se levanta como nueva voz que llama a la santidad a todos los bautizados.
"Queremos presencia de cada uno de ellos en la conformación de un tejido social más civilizado y más inspirado en la mentalidad de Guadalupe: mostrar el amor y la ternura de Dios hacia todos los moradores de estas tierras, especialmente hacia los más pobres y desamparados", dice el texto de dos cuartillas y 14 numerales, en las cuales se recuerda que el 31 de julio es la fecha en que el papa Juan Pablo II encabezará la misa de canonización en la Basílica, y un día después la beatificación de dos mártires oaxaqueños, también indígenas.
Sin mención alguna a la polémica sobre la existencia histórica o no del indígena vidente, los obispos señalan que la canonización de Juan Diego hace patente la preferencia que la Iglesia y el Papa tienen hacia los indios, además de que se reitera el firme repudio a las injusticias, la violencia y los abusos de que han sido objeto a lo largo de la historia.
La Iglesia contempla los auténticos valores indígenas con amor y esperanza, dice, e invita a imitarla. El Papa, con la canonización, alienta a los pueblos autóctonos de México y América a que conserven con sano orgullo la cultura de sus antepasados y apoya a todos los indígenas en sus legítimas aspiraciones y justas reivindicaciones.
La vida de Juan Diego, expresa el documento, ha de ser un renovado estímulo en la construcción de la nación mexicana, en la que haya una reconciliación con sus orígenes, su historia, sus valores y sus tradiciones, y en la que el progreso esté fundamentado en el valor de la persona humana, con todos sus derechos inalienables; asimismo, demanda que las leyes salvaguarden la convivencia y aseguren la justicia y la solidaridad.
El mensaje está suscrito por los seis obispos integrantes del Consejo de Presidencia del Episcopado, encabezados por Luis Morales Reyes, José Guadalupe Martín Rábago y Abelardo Alvarado, presidente, vicepresidente y secretario general del organismo episcopal mexicano, respectivamente.