Alejandro Zapata Perogordo
Reunión bilateral con EU
En próximos días tendrá lugar un encuentro formal entre legisladores estadunidenses y de nuestro país. Dado el equilibrio de poderes que comienza a privar en la realidad mexicana, la reunión se torna por demás interesante, tomando en consideración los múltiples asuntos que en común tenemos y las facultades decisorias de ambos Congresos.
Existe una cuestión que debemos reconocer y estar conscientes: su economía, su avance tecnológico, su productividad y su fuerza militar hacen de ese país una gran potencia mundial. Bajo ese aspecto surge el cuestionamiento lógico: Ƒcómo podemos construir relaciones justas a pesar de esas diferencias? No se trata de una simple y sencilla relación internacional, son nuestros vecinos con los cuales compartimos una serie de asuntos cuya importancia no es menor.
Desde hace décadas México ha tenido relaciones con Estados Unidos, derivadas en principio de la amplia frontera que tenemos, zona donde convergen puntos de atención mutua. Aunado a ello es evidente que cada vez existen mayores vínculos entre los dos pueblos con influencias muy marcadas, aunque también con grandes contrastes.
Los temas agendados en la próxima reunión binacional son: 1) migración, 2) seguridad fronteriza, 3) evaluación del Tratado de Libre Comercio, y 4) relación entre Congresos. Como se observa, los temas a tratar son bastante amplios y cada uno de ellos tiene especial importancia por una serie de subtemas y conceptos que contienen, siendo desde luego de interés común para las partes.
En esta ocasión reviste el intercambio parlamentario relevancia especial, por una serie de acontecimientos y transformaciones mundiales. En otros tiempos, bajo un sistema presidencialista, el encuentro no tendría mayor atención, en virtud de que el Congreso mexicano carecía de peso específico en la toma de decisiones. Ahora que le corresponde un papel preponderante en la vida política nacional, su influencia es determinante. Asimismo, aunque en ocasiones tenemos la percepción de que los estadunidenses se inclinan hacia los beneficios económicos, dada una cultura proclive a un exacerbado mercantilismo, que regularmente impone condiciones favorables a sus intereses, creo que en esta ocasión, por la posición incómoda que actualmente tienen sus baterías estarán enfocadas a encontrar mayor solidaridad a partir de procurar mejor acercamiento y un diálogo más abierto.
Estados Unidos es el socio comercial más importante que tenemos, situación que inclusive dio lugar para la suscripción del TLCAN, por conveniencia de ambas naciones. La experiencia derivada de ese acuerdo es abundante, en tanto que ha obligado a las partes a tener cada vez mayor información, investigación, análisis, conocimiento de las prácticas comerciales, rompiendo tabúes y paradigmas, así como esquemas que impedían la comprensión de las relaciones económicas. Nos hemos obligado a superarnos y a buscar caminos de complementariedad comercial o interdependencia.
Creo que han pasado muchos años y apenas comienza un entendimiento y una compresión más acorde a la realidad de ambos países. Aunque estamos ciertos de múltiples diferencias que constituyen barreras en vías de superación. Para empezar el idioma nos separa, los sistemas políticos, aunque con similitudes, también son diferentes. Las relaciones sociales, diversidad étnica, procesos educativos, sistema judicial, etcétera, son cuestiones que dividen y, sin embargo, que se deben conocer, comprender y respetar. No obstante, también tenemos lazos muy cercanos con nuestros vecinos del norte. No sólo es nuestro socio comercial más importante, sino con quien mayor número de ciudadanos mantienen vínculos familiares; asimismo es insoslayable el gran número de mexicanos que reside en ese país.
No podemos circunscribirnos simplemente a los aspectos de intereses económicos o de seguridad nacional, estamos obligados ambos, para dar mejor solución a los problemas comunes, al conocimiento y comprensión de las dos visiones, ciertos de que la vecindad obliga a buscar ligas de estabilidad por seguridad propia y, en consecuencia, a sumar esfuerzos en problemas comunes.
La parte fina del asunto dentro de un marco de cooperación consiste en esencia en buscar la manera de humanizar la globalización, de tal forma que se garantice la dignidad de las personas y se ponga un alto a la degradación de la humanidad. Para ello es menester un análisis crítico y autocrítico, particularmente en lo referente a las actitudes de las partes y los intereses representados.
Las relaciones internacionales para buscar la equidad deben ser consideradas entre iguales, en tanto que el trato se da entre estados. Visto desde otra perspectiva, hacia adentro de los países, las entidades federativas no tienen supremacía unas con otras, dentro del pacto federal todas son bajo un mismo plano iguales entre sí. Así pues, en el orden internacional, se deben propiciar las reglas del sistema federalista, en tanto que se entiende que puede haber diferencias entre iguales.
Estamos viviendo un nuevo orden internacional, en lo económico, en lo social y en lo político, y aun más, me atrevería inclusive a señalar que hasta en lo concerniente a la materia de seguridad mundial. En esas circunstancias, deben imponerse, en consecuencia, relaciones diferentes entre los países.
Queda claro que tenemos problemas comunes y compartidos para los que se tienen que buscar mejores soluciones. El quehacer político y diplomático se considera la mejor vía de entendimiento para lograr los objetivos y ello requiere de mecanismos para la reflexión y el entendimiento, a través de propiciar puentes de diálogo y negociación.
Vicecoordinador de la fracción panista en la Cámara de Diputados
