Función inicial de la compañía rusa con localidades casi agotadas en el Auditorio
Virtuosismo y capacidad técnica dieron brillo a El Quijote del Ballet Kirov
A un siglo, la versión del clásico de Petipa y Gorski quizá necesite una revisión
Entre los solistas destacaron Andrian Fadeev, Irina Golub y Sofia Gumerova
ARTURO JIMENEZ
El virtuosismo del bailarín Andrian Fadeev, el esfuerzo de nuevas promesas de la danza como la solista Irina Golub, la fastuosidad del vestuario y la generosidad de un público que casi agotó las localidades del Auditorio Nacional la noche del miércoles salvaron con decoro la primera función de la actual temporada en México del Ballet Kirov.
Unos 7 mil espectadores disfrutaron el colorido y la comicidad de la puesta clásica de Don Quijote, versión original de Marius Petipa basada en la novela de Miguel de Cervantes con música de León Minkus.
Una versión del Quijote cuyo libreto y coreografía parecen requerir ya una nueva revisión, aparte de la hecha por Alexander Gorski hace cien años exactos, que se estrenó en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo en 1902.
Ejemplo de ello es el propio personaje del caballero andante (Vladimir Ponomarev), quien aparte de no bailar tampoco juega un papel determinante en el desarrollo del drama, siendo incluso deplazado del protagonismo por los enamorados Basilio y Quiteria, interpretados por Fadeev y Golub. Un Quijote que ya no logra sostenerse sólo mediante el emblema.
Los personajes de Lorenzo, padre de Quiteria, y de Camacho, el petulante pretendiente rico de ésta, son otra muestra. Sobre todo Camacho, quien no logra el nivel de antagonista del humilde barbero Basilio y por lo mismo no colabora en el avance de la acción.
Todo lo anterior destaca aún más las intervenciones del resto del numeroso elenco en ciertos impasses coreográficos de la trama, lo cual hace pensar en un trabajo planeado sobre todo para el lucimiento del virtuosismo y de la capacidad técnica, un espectáculo en sí mismo. Los mejores ejemplos aquí son los personajes del matador Espada y de la Bailarina Callejera, representados por Islom Baimuradov y Sofia Gumerova, ambos primeros bailarines de la compañía rusa.
En cuanto al virtuosismo y capacidad técnica de Fadeev, la única ''estrella" del Kirov participante en Don Quijote, debe recordarse que en 1995 ganó el Premio Vagánova en la tercera Competencia Internacional de Ballet en San Petersburgo, su ciudad natal.
Las pirouettes de este bailarín, sus saltos e insolencias para retar a la gravedad fueron de lo más sorprendente esa noche en el Auditorio Nacional.
Irina Golub, por su parte, refrendó el perfil clásico de las bailarinas del Kirov: un aire aristocrático yuxtapuesto a cierta elegancia burguesa y un estilo propio que en ella se encuentra en plena formación. La belleza de espaldas y la gran expresividad de brazos y manos se suman a sus cualidades personales para los giros y repentinos cambios de dirección.
Ni dulces sueños ni pesadillas
La hora y media de espectáculo efectivo -más una hora de los tres intermedios de 20 minutos- no fueron sin embargo suficientes para plantear toda la historia que Petipa se propuso. Así, de acuerdo con la sinopsis de los cuatro actos, no aparecieron varias escenas, como la quema de los libros de caballería del ingenioso hidalgo por parte de sus sirvientes ni su primer sueño y rescate de una dama.
O la de la pesadilla de don Quijote en la que lucha contra una gigantesca araña y la vence, lo que da pie a la escena, ésta sí observable, de las danzas que las ninfas le ofrendan por haberlas liberado del monstruo que asediaba el Reino de las Driadas. Este es, por cierto, uno de los momentos de mayor belleza formal, que incluso refiere a improbables Degas con un bosque de fondo.
(La segunda temporada del Ballet Kirov en México continuó ayer y hoy con Don Quijote. Entre mañana sábado y el lunes ofrecerá cinco funciones del espectáculo El lago de los cisnes en su versión completa. Y el martes 14 por la noche habrá una ''función de gala" con Las sílfides y los mejores momentos de Arlequinada, Scherezada, La bella durmiente, Espartaco y Don Quijote.)