Putin condena el bombazo y pide a la población estar alerta ante las "fuerzas del mal"
Atentado en Daguestán provoca 34 muertos en festejo por el fin de la Segunda Guerra Mundial
Disparos en Chechenia contra el estadio donde se conmemoraba el Día de la Victoria
DPA, AFP Y REUTERS
Moscu, 9 de mayo. Un atentado dinamitero provocó hoy 34 muertos, entre ellos 19 soldados y 12 niños, así como heridas a otras 150 personas, en una acción perpetrada en la república autónoma rusa de Daguestán durante las celebraciones del Día de la Victoria, el feriado con que se conmemora el final de la Segunda Guerra Mundial.
El bombazo, operado a control remoto, ocurrió en momentos en que el presidente Valdimir Putin encabezaba los festejos en la Plaza Roja, y quien al condenar los hechos los atribuyó a "terroristas" y ofreció buscar, capturar y castigar a los responsables, a los que tachó de "escoria" y merecedores de ser tratados como "nazis".
Putin, quien ha convertido la lucha contra el terrorismo en su grito de batalla en los dos años que lleva en el poder y que lo llevó a unirse a la cruzada antiterrorista internacional de Estados Unidos, dijo que este "es el principal día festivo de nuestro pueblo, pero incluso en este día se ha perpetrado un acto terrorista en Kaspiysk".
Ante esto, aseguró que "sólo uniendo esfuerzos el pueblo y el Estado podemos confrontar estas amenazas", pues "quedó demostrado con la coalición anti-Hitler. Los países aliados derrotaron al enemigo. Y hoy nuevamente se han unido y buscan coaliciones frente a una amenaza común que se llama terrorismo".
La bomba estalló en la ciudad costera de Kaspiysk, frente al mar Caspio y a unos 30 kilómetros de la capital daguestaní Majachkala, la cual fue detonada al momento en que pasaba enfrente un autobús seguido por una banda militar de música, al parecer el artefacto estaba oculto entre matorrales.
Entre las víctimas hay 19 soldados veteranos de la Segunda Guerra Mundial, así como una docena de niños, entre otros civiles y hubo alrededor de 150 heridos. La televisión mostró imágenes de las víctimas entre charcos de sangre, en medio de trompetas, tambores y bombos desperdigados.
El ataque fue llevado a cabo en una fecha tan simbólica para Rusia, al parecer para hacerle ver a Putin que su gobierno no tiene asegurado el control de la intranquila
zona del norte del Cáucaso, sin olvidar que el presidente considera la guerra de los separatistas chechenos como actos "terroristas".
Justamente, el Día de la Victoria también se vio ensombrecido en Grozny, la capital de Chechenia, donde presuntos rebeldes separatistas dispararon granadas antitanque contra el estadio de la ciudad, donde se reunían la directiva prorrusa de Chechenia para participar en los festejos nacionales del triunfo sobre el nazismo.
Inmediatamente después del desfile Putin se retiró de la Plaza Roja para una reunión de emergencia con sus ministros responsables de cuestiones de seguridad, y encargó investigar los hechos al jefe del servicio secreto (FSB), Nikolai Patruchev.
El mandatario llamó a la población rusa a estar siempre alerta ante las "fuerzas del mal", como suele referirse Estados Unidos a sus enemigos, y apuntó que "no debemos olvidar que pueden ser tan peligrosas como el nacionalsocialismo".
Daguestán es considerada la región de mayor diversidad étnica en el mundo, y forma parte de la conflictiva región del Cáucaso, pues en 1996 ocurrió ahí otro atentado con 67 muertos y en 1999 uno más en la ciudad de Bujnaksk que cobró 64 vidas.
Estados Unidos condenó el atentado en la república rusa en forma "enérgica", calificó ese acto de "cobarde y violento", y dijo esperar que los responsables sean llevados a la justicia. No obstante, el Departamento de Estado dijo que de momento no se podía saber quiénes estaban atrás de esta "atrocidad".
