ASTILLERO
Julio Hernández López
ES LA NUEVA guerra de las colas. No la famosa competencia entre dos firmas productoras de bebidas embotelladas, pero sí entre priístas-labastidistas y panistas-foxistas para ver cuál de los dos grupos tiene cola más larga que judicialmente le pisen. Ya hay orden de aprehensión contra Rogelio Montemayor Seguy (y Carlos Romero Deschamps y Ricardo Aldana Prieto deben poner sus fueros a remojar), pero todavía no se abre la caja de PANdora del Amigo financiero de Fox, Lino Korrodi Cruz, sus empresas fantasma y sus triangulaciones chaca-chaca. Ya ha comenzado a saltar la podredumbre sabida de la caja chica electoral del PRI llamada Pemex, pero todavía no empiezan a confirmarse las conexiones que demuestran que el entreguismo al extranjero del actual gobierno tiene razones asentadas en pólizas bancarias trasnacionales. Pasarela de colas pisables, exhibición de ropajes evolutivos: antes, en el priísmo, fue el fraude electoral patriótico; ahora es el lavado de dinero patriótico: cheque foráneo o sobrevivencia del dinosaurio. ƑQué prefieren, Coca o Pepsi?
AGUAS NEGRAS ANTE las cuales Roberto Madrazo se atreve a darse baños de pureza. No concibe el doctor en gastos de campaña ocultables que un candidato reciba dinero del extranjero e, incluso, combinando ética con civismo, se declara vigilante implacable de que se aplique la ley en toda campaña electoral que hubiera recibido dinero del erario, siempre y cuando no hayan sido alguna de las suyas o la del encargado que dejó en el palacio de gobierno de Villahermosa. Por su parte, el agua de falsa chía que se sirve en vasos con un sol azteca estampado no pinta en estos pleitos de embotelladores mayores: sus fraudes electorales internos ni siquiera son patrióticos, y los pleitos mezquinos por dineros, cargos y candidaturas no les permiten pensar en transacciones más altas.
VUELA POR DOQUIER, mientras tanto, la esposa abnegada que sí se involucra, sí comparte, sí opina, sí se preocupa y sí se ocupa de los asuntos políticos de Vicente Fox (lo bueno es que el mandilón era aquel chaparrito sinaloense recordable sólo en las diligencias relacionadas con el Pemexgate). Ayer estuvo en Costa Rica, para asistir a la toma de posesión del nuevo mandatario de aquel país. Entrevistada por reporteros en San José, la señora Marta se declaró lista para entrar en contacto con su contraparte local respecto a programas de asistencia social (por ejemplo, para niños discapacitados) pues, dijo, grandilocuente: "siempre podremos formar alianzas estratégicas para todo aquello que signifique un bien y mayor bienestar para nuestros países". De allí, Marta de Fox irá a Nueva York, donde tendrá su propia agenda de trabajo que, cual debe ser, estará atiborrada de actividades. Una de ellas, por ejemplo, será a las 6 de la tarde de hoy, cuando se realizará el Foro sobre el liderazgo de las mujeres a favor de la infancia, convocado por Unicef. Lo bueno es que, según un asterisco de género incluido en el boletín informativo del caso: " Durante el transcurso de este evento, la señora de Fox saldrá temporalmente del Foro, para acudir al salón en donde el presidente Fox dará su mensaje" (šAh!, suspira este tecleador, antes de subir a su burro tocayo pero de cuatro patas, mientras sueña que su soldadera comienza a caminar tras de él).
CRUDAMENTE CONFESA su condición de factor político determinante en las decisiones de su esposo que circunstancialmente es Presidente de la República, la señora Marta debería cuidar que su poderosa influencia no sea utilizada por grupos o corrientes extremas, excluyentes, partícipes de eso que el estridente cardenal Jorge Carpizo ha vuelto a poner de relieve en sus comparecencias mediáticas a granel: la ultraderecha. En especial debe cuidarse que la conducción política del país no sea entregada a trasmano (ni modo de decir: a trasoído) a grupos como los Legionarios de Cristo que tan probada influencia tienen en la señora Marta y en una parte del entorno directo del Presidente, y también debe cuidar que sus análisis políticos luego presentados en la sobremesa conyugal no provengan solamente de comentaristas o ejecutivos radiofónicos o de televisión de manifiesta adhesión oportunista con la actual Presidencia y, al mismo tiempo, de conocida vocación por los negocios o las ayudas derivadas de ese poder que en estos momentos puede llegar a parecer tan solitario, tan aislado, tan falto de operadores e interlocución, tan ávido de fantasías salvadoras, que puede caer plenamente en los designios de los seguidores del padre Marcial Maciel y de los consejeros allegados cuando la ahora esposa era vocera.
NO PIERDAN, mientras tanto, los legionarios lectores de esta columna (que no sabe cuál refresco de cola tomar) la vista de lo esencial de la indagación que el IFE ha ordenado retomar: el papel central de Lino Korrodi en el lavado de dinero del extranjero para las actividades de campaña de Vicente Fox. En ese esquema participaron de manera destacada Carlota Robinson Kauachi (la esposa de Lino, según versión que no ha podido confirmar esta sección ata-reada aunque no vaya a San José y a Nueva York), una de sus hijas, y Rito Padilla, el entonces secretario particular del gobernador que Fox dejó en Guanajuato, Ramón Martín Huerta, ahora subsecretario ejecutivo de Gobernación, a donde también llegó el citado Padilla.
KORRODI Y CHIHUAHUA, el Dhiac, el fundamentalismo católico carismático, el Muro, los tecos, Fernando Baeza, Jorge Castañeda y las elecciones de este domingo en Ciudad Juárez. šPuf! Esperemos que no haya mañana asunto bomba para comentar que impida hablar sobre los puntos antes enumerados. Por lo pronto, vayamos todos en paz, la columna ha terminado, recordándole a los fumadores de puros que la República de México, SA, tiene desde ayer un nuevo habitante, a cuyas tareas de bienvenida se ha dedicado el columnista Carlos Fernández-Vega junto con Pati, su esposa. Y ahora sí: aquí nos encontraremos mañana, en otro episodio de la Guerra de las Colas...
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