Margo Glantz
Pensar un mundo global
Un éxito sospechoso, sin precedentes, el ''espectáculo histérico" de las grandes promociones publicitarias: en los cines de la plaza Kendal, en Cambridge, las personas (sobre todo la gente joven) hace cola frente a la ventanilla, un sitio especial en el que se venden los boletos para la exhibición -en dos salas- de Y tu mamá también, película de Alfonso Cuarón cuyo título original, sin traducción, ha recorrido las pantallas de Norteamérica. Ya dentro, devoro una caja de raisinettes, pasitas cubiertas de chocolate, y observo las reacciones del público que se atraganta de palomitas y ríe a carcajadas con los chistes imbéciles que producen sin interrupción los dos protagonistas de la cinta mexicana, esos chistes que se disparan con impudicia en habitaciones miserables o frente a paisajes escogidos con la más mala leche para mostrar las lacras nacionales, la pobreza, la basura, el deterioro, pero también el intenso color local, la capacidad de goce del mexicano, su filosofía del relajo y una previsible y prescindible crítica del sistema político y los recientes cambios electorales que han permitido que México se convierta, špor fin!, en una democracia.
Un tiempo de ocio total, la suspensión de todas las actividades productivas, la movida (por no decir la cogida) como la única preocupación vital. Pero, šcuidado! no nos engañemos, como se lee en los programas de mano distribuidos a la entrada del cine o en las reseñas periodísticas, debajo de ese aparente importamadrismo del director se esconde un profundo mensaje ''moral", la muerte se agazapa, amenaza a la vez el gozoso cuerpo de la protagonista, la española Maribel Verdú, que morirá de cáncer, y la belleza libre y natural de las playas vírgenes de México, objeto próximo de voraz especulación.
En otro de los numerosos cines de la misma plaza se exhibe una película francesa de Laurent Cantet, L'emploi du temps, traducida al inglés como Time out, que no sé bien cómo traducir al español, ƑLa vida, instrucciones de uso, como se tradujo en España el libro de Georges Perec del mismo título? ƑO como tiempo de ocio, interrupción, intermedio, intervalo, suspensión temporal, como traduce al español el diccionario Simon and Schuster en su versión de 1973?
Se trata en cierto sentido, y como Y tu mamá también, de un road movie: Vincent, el protagonista, un francés rechoncho, medio calvo y agradable, viaja constantemente por las carreteras que colindan con Suiza y desde su coche se comunica con su mujer para avisarle que no llegará a tiempo para la cena, debido a imprevistos e ineludibles compromisos de trabajo; para ello utiliza su teléfono celular, personaje imprescindible en este drama.
ƑSe tratará de un adulterio? No, de algo más banal y quizá más trágico: un empleado de una firma consultora ha perdido su trabajo y no se atreve a comunicárselo a su familia, que comprende a su mujer, a sus tres hijos (uno de los cuales es un adolescente) y a sus padres, sobre todo un padre manipulador, exitoso, omnipresente.
Vincent se va construyendo una vida artificial, una construcción virtual sostenida sobre dos fundamentos, la posibilidad de desplazamiento y de albergue que le proporciona su automóvil, y la disponibilidad a la vez absoluta y vaga que le otorga su celular, siempre al alcance de quienes lo solicitan, situado en una zona indeterminada, inaccesible y sin embargo siempre alcanzable, la aleación perfecta de la presencia y la ausencia simultáneas, una de las ventajas que nos proporciona la tecnología.
Con esos elementos y en esa irrealidad, Vincent organiza una modesta estafa que le permitirá vivir durante varios meses en la que involucra a su propio padre y a varios de sus amigos: la especulación con acciones inexistentes pero creíbles, gracias a la existencia y la proliferación de las Eneges y los mercados virtuales del Tercer Mundo, cuyos posibles beneficios se manejarían desde bancos suizos.
El crítico de The New Yorker, David Denby, reflexiona sobre esta película y sobre las crecientes limitaciones del cine estadunidense, un cine incapaz de analizar la alienación producida por los nuevos métodos de control del mundo globalizado y cuya única respuesta es filmar los más convencionales, reiterados y violentos melodramas.
''Esta película -dice textualmente- le permite a uno sentirse agradecido, porque aún existe un cine europeo independiente. El personaje lleva una activa y peligrosa vida interior imposible de lograr en las películas estadunidenses. Vincent es un bufón del mundo globalizado. La película no concluye con la catástrofe esperada sino con una verdadera catástrofe (al menos para el protagonista): una entrevista de trabajo que lo clavará, en una perpetua aunque cómica miseria, a su propia cruz."
Lo mismo podría decirse del reciente cine argentino, por ejemplo de la lúcida y bien hecha El hijo de la novia, que junto con Nueve reinas, La fuga y La ciénaga (algunas de las cuales ya se han visto en cines de México), se exhibe en salas de Estados Unidos como la más flagrante y fina demostración de que, como sintetiza Deleuze, vivimos en sociedades ''que ya no funcionan mediante el encierro, sino mediante un control continuo y una comunicación instantánea".