Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 23 de abril de 2002
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Cultura

Autor de La virgen de Guadalupe. Imagen y tradición, libro que circula en México

Tratados, panfletos y panegíricos envuelven el estudio del culto de la Guadalupana: Brading

El historiador estadunidense dedica dos capítulos a los orígenes de Juan Diego

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

La controversia por la inminente canonización de Juan Diego es una más de las muchas que desde el principio han surgido en relación con el culto a la Guadalupana. Así lo constata el libro La virgen de Guadalupe. Imagen y tradición, del historiador estadunidense David A. Brading, que empezó a circular en México, sumándose a la extensa bibliografía sobre el tema.

Brading describe su obra como una ''relación general de la tradición guadalupana". Su investigación le permite afirmar que en casi cada generación desde mediados del siglo XVII ''se ha escrito algo relevante o de interés acerca de la Virgen del Tepeyac. Los materiales de estudio sobre el culto y la tradición de la guadalupana son abundantes pero heterogéneos y van desde tratados pesados, disquisiciones polémicas y panfletos críticos hasta sermones panegíricos, álbumes ilustrados y descripciones detalladas de celebraciones públicas, por no mencionar cartas pastorales, pronunciamientos papales y valoraciones iconográficas".

Factor de unidad nacional

La principal motivación de Brading para llevar a cabo este trabajo es el destacado papel que la Virgen de Guadalupe ha jugado como factor de unidad nacional a lo largo de la historia de México. No obstante, reconoce que ''desde otra perspectiva, la credibilidad histórica que narran las apariciones ha sido fuente de disputas desde comienzos del siglo XIX. En ese sentido, es una tarea difícil seguir el desarrollo de la tradición de Nuestra Señora de Guadalupe, puesto que es necesario no desviarse hacia la historia general ni involucrarse en polémicas partidistas".

Profesor e envestigador del Centro de Estudios de Latinoamérica en la Universidad de Cambridge, David A. Brading recuerda al predicador Miguel Sánchez, autor de Imagen de la Virgen María. Madre de Dios de Guadalupe. Milagrosamente aparecida en la Ciudad de México. Celebrada en su historia, con la profecía del capítulo doce del Apocalipsis (1660), que es la primera narración publicada sobre las apariciones de la guadalupana.

Sin embargo, el texto definitivo para arraigar el culto fue la publicación de un compendio ''conciso y legible" de la obra de Sánchez. El compendio, realizado por Mateo de la Cruz, se tituló Relación de la milagrosa aparición de la santa imagen de la Virgen de Guadalupe, sacado de la historia que compuso Br. Miguel Sánchez.

El compendio de Cruz ''depuraba la narrativa'' de cualquier alusión bíblica, ''pero hábilmente conservaba los coloquios entre Juan Diego y María". De acuerdo con Brading, el texto situaba el culto de la virgen mexicana dentro de un amplio contexto mariano. Pero la mayor virtud de Mateo de la Cruz ''consistió en consultar antiguos calendarios eclesiásticos que le permitieron establecer que la primera aparición de María a Juan Diego tuvo lugar el sábado 9 de diciembre de 1531, de modo que la revelación a Zumárraga ocurrió el martes 12 del mismo mes".

La investigación sobre la existencia y orígenes de Juan Diego no es nueva. Brading le dedica dos capítulos en La Virgen de Guadalupe. Imagen y tradición. En uno afirma que ya en 1663 el cabildo de la ciudad de México comisionó al canónigo Francisco Siles y al doctor Antonio de Gama ''para obtener declaraciones notariadas y juradas de testigos y así establecer la continuidad de la devoción desde la época de las apariciones". El proceso conducido por Siles y Gama consistía en ''convocar testigos que, luego de manifestar su edad y estado civil'', eran conminados a responder siete preguntas acerca de la imagen y su origen.

Como parte de sus pesquisas, en 1666 Siles y Gama fueron a Cuautitlán, ''el supuesto lugar de nacimiento de Juan Diego, para indagar lo que recordaban los habitantes más viejos de los que sus padres y abuelos les contaron sobre las apariciones y su santo compatriota. Con la ayuda de intérpretes, descubrieron siete indios y un mestizo, cuyas edades eran de 80, 110, c. 112-115, 85, 78, 80 y 100 años. A pesar de su excesiva longevidad, estos testigos resultaron ser verbosos y lúcidos, todos dueños de una memoria envidiable. Marcos Pacheco, un mestizo de más de 80 años que había sido concejal y magistrado de la localidad, declaró que su tía le había contado que Juan Diego era pariente de la familia de su suegra y que ella lo había conocido".

En abril de 1666 las pesquisas se dieron por concluidas ''y fueron aprobadas por el cabildo eclesiástico, que ordenó expedir una copia a sus agentes en Sevilla, quienes estaban autorizados para presentar el asunto en Roma. De manera simultánea, el ayuntamiento de la ciudad de México escribió al papa Alejandro VII solicitando que esta aparición se canonice por milagrosa".

Indio venturoso

En el otro capítulo que Brading dedica a Juan Diego, señala que el 12 de abril de 1939 ''José de Jesús Manríquez y Zárate (1884-1951), primer obispo de Huejutla, emitió una carta pastoral en la que exhortaba a los prelados y teólogos de la Iglesia de México a promover la beatificación de Juan Diego".

Manríquez lamentaba que en todos los sermones y celebraciones dedicados a Nuestra Señora de Guadalupe apenas si se había mencionado al ''indio venturoso", agregando que ''apenas se puede uno explicar el lamentable olvido en que hemos tenido a Juan durante más de cuatro siglos. Como si este hombre, por ser indio de raza pura, no fuese acreedor a nuestra atención".

Tras renunciar a su obispado en 1939, ''Manríquez publicó un pequeño libro titulado ƑQuién fue Juan Diego?, en el que recurría a su formación en la Universidad Gregoriana para argumentar que las Informaciones de 1666 constituían 'la prueba auténtica y jurídica de esa constante tradición', de las apariciones".

ƑLa historia se repite?

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