Existen en el país alrededor de 2 millones de adictos, según experto de la ONU
Irán, una de las principales rutas para traficar drogas desde Afganistán hacia Europa
El año pasado hubo cerca de mil 100 muertes por consumo de heroína: Mazzitelli
JUAN PABLO DUCH/I ENVIADO
Teheran, 22 de abril. Al amparo de la noche y muchas veces a tiro limpio, grupos de narcotraficantes cada día introducen a Irán nuevos cargamentos de opio, morfina y heroína afganos, y aunque una mínima parte se queda en el país, el consumo de drogas empieza a convertirse en un serio problema. El resto, casi la totalidad de los narcóticos, elaborados a partir de la amapola o la materia prima misma, comienza desde aquí su ruta hacia Europa, el destino principal.
Pocos expertos conocen el tema mejor que el italiano Antonio Mazzitelli, quien dirige la oficina en Teherán del Programa Internacional para el Control de Drogas, dependiente de la Organización de Naciones Unidas.
En entrevista con La Jornada, Mazzitelli aborda el problema desde la experiencia de haber abierto esta oficina en marzo de 1999, y hace un detallado desglose del impacto interno de la droga en Irán, así como del papel que atribuyen a este país los narcotraficantes como una de las principales rutas para mover la heroína y otros derivados de la amapola de Afganistán, cuyo cultivo en el vecino país, pese a la prohibición formal del gobierno interino de Hamid Karzai, adquiere de nuevo proporciones alarmantes.
El combate, prioridad
-Junto con el tema de la atención a los refugiados afganos, iraquíes y kurdos, el gobierno de Irán realiza un notable esfuerzo en materia de combate a las drogas, que es poco conocido en el mundo. ƑCómo evalúa usted lo hecho por Irán en este terreno?
-En efecto, el combate a las drogas es una de las áreas en que el gobierno de Irán puede mostrar a la comunidad internacional una hoja de servicios intachable, casi perfecta. Hace 20 años Irán era importante productor de opio, y ahora es un país donde no hay ningún cultivo de amapola. Al mismo tiempo, se debe destacar que Irán es el país que en los recientes diez años ha decomisado las mayores cantidades de opio, morfina y heroína. Para decirlo con números, estamos hablando, en una década, de algo así como más de un millón 300 mil kilogramos de opio, 174 toneladas de morfina y 35 toneladas de heroína. Son resultados, en términos cuantitativos, de verdad impresionantes.
-ƑPor qué Irán concede tanta importancia al combate a las drogas?
-Primero, por los problemas del consumo interno. En 1999, junto con el gobierno iraní, realizamos la primera encuesta epidemiológica con base en informaciones oficiales, y también por primera vez recogimos la opinión, por así decirlo, de fuentes callejeras. Tratamos de describir el problema del consumo en Irán a través de entrevistas con drogadictos en las calles. El resultado indica que hoy en día uno o dos por ciento de la población iraní tiene problemas graves de salud provocados por el consumo de drogas. Se trata de entre 800 mil y un millón y medio de personas. Estos son adictos con problemas, lo que significa que probablemente hay alrededor de 2 millones de adictos en Irán y, seguramente, mucho más consumidores. Según fuentes gubernamentales, aplicando una fórmula matemática, el número de consumidores casuales de drogas en Irán podría estar entre 3 y 5 millones de personas.
-ƑQué impacto causa el problema de la drogadicción en la sociedad iraní?
-Ante todo, introduce aspectos absolutamente novedosos y preocupantes para las autoridades, que indican un deterioro de lo que es la sociedad islámica en su complejidad y en su capacidad de atender las necesidades de sus ciudadanos. Sin lugar a dudas, en las ciudades más grandes hay un aumento de la criminalidad, sobre todo de la pequeña delincuencia asociada generalmente al consumo de drogas; en muchas provincias se observa un incremento hasta de 70 u 80 por ciento de divorcios, causados por la drogadicción de uno de los cónyuges. Y en todo el país crece un sentimiento de inseguridad generalizada.
"El año pasado, en Irán hubo cerca de mil 100 muertes por consumo de heroína. En términos comparativos la población de Irán es similar a la de Alemania o de Francia, donde el problema de la droga afecta alrededor de 200 mil a 400 mil personas como máximo; esto es, el problema en Irán es cinco o seis veces mayor que en un país desarrollado con población equivalente".
Distintos enfoques
-ƑEl tema de la drogadicción es tabú o se discute abiertamente?
-La actitud del gobierno ha cambiado de manera muy significativa. La drogadicción se ha vuelto asunto público. En los últimos dos años, los periódicos, la televisión, los intelectuales han tenido la posibilidad de hablar con mucha libertad del problema de la droga y también de empezar a organizarse, lo que es algo nuevo en la administración del poder iraní. Ya existen varias ONG que están desarrollando proyectos en materia de tratamiento, rehabilitación y prevención de la drogadicción. El gobierno ha reconocido, y este es uno de los principios del presidente (Mohammad) Jatami, un papel activo a la sociedad civil. En otras palabras, el gobierno admite, por un lado, su incapacidad de resolver el problema por sí solo, y por el otro, la necesidad de involucrar a la sociedad civil en esa lucha. Esto desata un debate muy intenso acerca de la legislación, sobre todo en relación con las penas que establece la ley. La mayoría de los consumidores en Irán no infringen la ley. Por tanto, la polémica se centra en las dos propuestas fundamentales: unos quieren privilegiar las medidas punitivas y otros defienden opciones como el tratamiento y la rehabilitación.
-ƑCómo es la legislación en materia de consumo y tráfico de drogas?
-Es severa y, a partir de la revisión que se hizo en 1998, prevé para los consumidores castigos corporales y multas. La presunción de tráfico surge cuando una persona es detenida con una cantidad superior a un gramo de heroína o diez gramos de opio. Para los casos en que la cantidad es mayor, la legislación prevé la pena capital. También es cierto que se observa la tendencia a reducir la ejecución de las penas capitales porque el mismo Poder Judicial reconoce la ineficiencia de esta medida.
-ƑQué hace el gobierno de Irán en materia de tratamiento y rehabilitación?
-Por lo pronto, ha triplicado el número de los centros de tratamiento y rehabilitación en el país. En 1999 había cerca de 30, hoy son cerca de 100. De alguna manera esto contribuye a resolver el problema de las prisiones, que en la actualidad pueden contener alrededor de 80 mil personas. Pero en Irán hay más de 160 mil prisioneros, 60 por ciento de los cuales recibieron condenas por delitos relacionados con el consumo y tráfico de estupefacientes. Son cerca de 96 mil personas y cada año en Irán la policía presenta ante las autoridades judiciales a más de 200 mil personas. Cabe anotar que sólo un pequeño porcentaje termina en la cárcel.
-ƑQué tanta atención se dedica a proteger las fronteras?
-Muchísima. Hay cerca de 30 mil guardafronteras que protegen las divisorias sur y sudoriental del país. Para Irán, el de la droga es también un problema de seguridad fronterizo. No obstante el gasto enorme que se ha hecho para fortificar las fronteras con Afganistán y Pakistán, del orden de 20 mil millones de dólares, sigue entrando mucha droga, y tan sólo el año pasado hubo mil 184 enfrentamientos armados con grupos de narcotraficantes.
"Además, las bandas criminales que operan en la frontera oriental de Irán no solamente trafican droga, sino que secuestran ciudadanos iraníes en territorio de Irán. Esto sucede sobre todo en la provincia de Jorazán, la que tiene la frontera más larga con Afganistán. Hay dos tipos de secuestro: el tradicional, que busca un rescate, y uno específicamente relacionado con el narcotráfico, en la medida que se realiza para obtener asistencia logística. Es frecuente que los narcos obliguen a los familiares de los secuestrados a participar en el tráfico. Tan sólo entre marzo y junio de 2000, más de 200 iraníes fueron secuestrados por bandas criminales de afganos.
"En la provincia más al sur, en Sistán-Baluchestán, los grupos de narcotraficantes suelen atacar los puestos de guardafronteras iraníes, secuestran a los oficiales y exigen a cambio liberar a miembros del grupo criminal. La presión es tan alta que más de 100 oficiales de las tropas de guardafronteras mueren al año en la región oriental en combate con grupos de traficantes, que muchas veces disponen de armas más sofisticadas y realizan operaciones conjuntas de varios grupos criminales para demostrar a la población local y a los guardafronteras el poder que tienen en esos territorios."