Especulaciones de todo tipo circularon en La Habana
Expectación por la posible ruptura
BLANCHE PETRICH Y GERARDO ARREOLA ENVIADA Y CORRESPONSAL
La Habana, 22 de abril. Todos los códigos del lenguaje explícito y simbólico del gobierno cubano fueron dirigidos hoy al mensaje del presidente Fidel Castro, transmitido después de una tensa expectación de horas y al amparo de una vigorosa cobertura informativa nacional e internacional.
Radio Reloj, la singular emisora cubana que difunde noticias sin parar, sólo interrumpidas por la hora exacta cada minuto, repitió desde muy temprano este lunes un aviso oficial sobre el acontecimiento.
El mismo anuncio ocupaba lo alto de las portadas del diario oficial Granma y del semanario Trabajadores, que circula los lunes. Los espacios noticiosos de otras radios y el noticiero de televisión de mediodía insistieron en la convocatoria.
Desde Washington y la ciudad de México entraba en acción un operativo de prensa inédito: alertados con claras señales de urgencia, 13 medios movilizaban enviados hacia la isla envueltos en un mar de conjeturas. ƑAnunciaría acaso una ruptura? ƑSacaría quizá un as bajo la manga para balconear al canciller mexicano, Jorge Castañeda, quien se ha revelado en poco más de un año en el gobierno como un enemigo natural del proyecto de nación que aquí se juega la vida?
O bien, especulan los colegas estadunidenses, Ƒcon qué golpe de efecto piensa mister Castro ''ganarse'' un titular en la prensa de Estados Unidos, ensimismada en la guerra contra el eje del mal que libra ese ''hombre de paz'' que es Sharon, según George Bush? ƑQuizá una sorpresa, como aceptar la visita del enviado de Mary Robinson para endulzarle el viaje al ex presidente James Carter, próximo a embarcarse hacia este destino dentro de apenas unos días?
A media mañana, el mundo periodístico, diplomático y empresarial de La Habana no tenía otro tema, en una incesante consulta telefónica. Pero la gente de la calle y los turistas también se preguntaban qué estaba pasando. ''Hará Fidel hoy una importante declaración política. Estarán presentes la prensa nacional y la extranjera'', decía el encabezado. Y luego: ''Una nota del Ministerio de Relaciones Exteriores informa: Hoy a las 6 pm, el comandante Fidel Castro hará una importante declaración política ante la prensa nacional y extranjera. Aparte de los reporteros residentes en Cuba, han sido invitados importantes órganos de diversos países''.
Y más: ''Ambos canales de la televisión cubana, la cadena nacional de radio y Radio Habana Cuba transmitirán en vivo esta declaración del presidente de los consejos de Estado y de Ministros''.
Antes del mediodía, el Centro de Prensa Internacional, organismo de la cancillería encargado de la relación con los periodistas extranjeros, multiplicaba las convocatorias para la tarde al Palacio de las Convenciones.
Esta sería la primera vez que Castro hablara en público después del frustrado golpe de Estado en Venezuela, de la votación en la Comisión de Derechos Humanos (CDH) de Naciones Unidas y del anuncio formal de la constitución del Comando Norte de las fuerzas armadas estadunidenses.
Los mexicanos también registraban que era el primer pronunciamiento abierto del mandatario, después de que el voto del gobierno del presidente Vicente Fox en la CDH terminara de tensar las relaciones bilaterales hasta un nivel sin paralelo.
Como esta audiencia era de periodistas y no de embajadores, la suma de factores daba la clave del primero de los mensajes encriptados: antes que a los gobiernos, se trata de hablar a la opinión pública internacional y de hacerlo en forma contundente y veloz.
En muy escasas ocasiones las apariciones públicas de Castro son anunciadas con horas de antelación. Tampoco se habla de antemano sobre un eventual discurso del mandatario y menos aún se anticipa el tema o su envergadura.
La atmósfera de incertidumbre que suele cobijar los mensajes del presidente cubano fue transformada esta vez por un clima de expectación creciente, en el que se tiene una parte de las pistas, pero no las pistas completas.
La expresión ''importante declaración política'', empleada para anunciar la intervención de Castro, hacía notar a los cubanos -que conocen la frecuencia y la extensión de los discursos públicos del mandatario- que esta vez no era uno más.
En la calle, en las casas, en oficinas públicas, se vivía esta tarde en La Habana una nerviosa espera.
Por la noche, cuando ya se había exhibido de viva voz la insistencia del presidente mexicano -''šNo me compliques el viernes, Fidel!''- había una sombra de desazón. El joven elevadorista del edificio que alberga la oficina de La Jornada decía sin complicarse con ningún otro análisis más que la carga de la historia: ''Es una pena. Después de tantos años de una amistad tan sincera''.