Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 20 de abril de 2002
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Cultura
Reconocido con los premios nacionales de Periodismo y el de Artes

Murió Alberto Beltrán, dibujante y continuador de la Escuela Mexicana

El artista reiteró su deseó de poner sus obras al servicio de las nuevas generaciones

Desde su trinchera, fue consecuente con sus ideas, señala el grabador Jesús Martínez

MERRY MAC MASTERS

El dibujante y grabador Alberto Beltrán García, exponente de la Escuela Mexicana, falleció ayer a las 9:50 horas en el hospital López Mateos del ISSSTE, donde el también ilustrador, caricaturista y diseñador fue internado el 12 de abril a consecuencia de un infarto cerebral. Hace dos años, en una operación del corazón, le fueron implantados cinco bypass. Tenía 79 años.

Su médico y amigo de toda la vida, Héctor Peralta, expresa a La Jornada que Beltrán, antes de caer en un estado de inconsciencia hace dos días, reiteró su deseo de que su aporte como artista estuviera a la disposición de las siguientes generaciones y que les sirviera de formación. Don Alberto, indicó el galeno, también fue docente; incluso, se consideraba un tlacuilo, en el sentido prehispánico del maestro anónimo.

Peralta recordó que hace un par de años en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia, Alberto Beltrán había expresado una vez más su desacuerdo con los programas oficiales de educación que no estimulaban la sensibilidad hacia el arte, en especial las artes plásticas. Ahora su familia, se empeñará en mantener ese espíritu, asegura el entrevistado.

Compromiso con el pueblo

Nacido en la ciudad de México, el 22 de marzo de 1923, Beltrán cursó estudios, de 1939 a 1940, en la Escuela Libre de Arte y Publicidad -años más tarde sería su director- antes de ingresar, en 1943, a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en la que asistió a los talleres de grabado en metal de Carlos Alvarado Lang y al de pintura al fresco de Alfredo Zalce.

De 1945 a 1959 formó parte del Taller de Gráfica Popular (TGP), del cual fue presidente en varios periodos.

En su libro El grabado mexicano en el siglo XX, 1922-1981, el investigador Hugo Covantes consigna las denuncias de Beltrán manifestadas en los años 50, ya que ''la censura a la obra del TGP fue constante" por parte de las nuevas corrientes artísticas.

Beltrán, escribe Covantes, ''formaba parte del conjunto de artistas ya establecidos a quienes los nuevos, los 'coléricos', acusaban ya en la década de los años 50, de tradicionalistas y decadentes".

También muralista, en 1959 Beltrán hizo los proyectos que sirvieron de base para la decoración en relieve de la parte superior del Hospital de Neumología del Centro Médico Nacional, los cuales fueron realizados por Francisco Zúñiga. De 1963 es su mural en mosaico, caracoles y cerámica para el exterior del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana en Jalapa, Veracruz, el cual fue trasladado al Parque de los Lagos, en esa ciudad. Dos años después realizó un mural de mosaico en la bóveda del Museo de la Ciudad de Veracruz y, en 1972, un vitral monumental en el edificio del Registro Civil de ese puerto. En 1988 pintó un mural con la utilización de acrílicos en la Procuraduría General de la República, en la ciudad de México.

Alberto Beltrán fue miembro fundador de la Academia de Artes en 1968. Para el grabador Jesús Martínez, también integrante de esa instancia colegiada, Beltrán fue una persona ''muy auténtica en toda la extensión de la palabra, comprometido, sobre todo con una clase social muy importante que es el pueblo. Convivió mucho con las comunidades rurales. Iba largas temporadas a los pueblos, a dar conferencias, a llevar su obra. Fue un tipo de artista que ya no existe. Nunca medró con su trabajo, es decir, era un grabador desde su trinchera, con sus ideales y su compromiso gráfico".

Heredero de Posada

Para el pintor y grabador Arturo García Bustos, miembro de la sección de gráfica de la Academia de Artes, Beltrán fue heredero de José Guadalupe Posada y Leopoldo Méndez: ''Junto con tantos maestros del pasado enriqueció la conciencia del pueblo mexicano con sus obras. Tuvo una preocupación social y su fuente de inspiración era el anhelo de un México mejor, más hermoso y más justo".

Como caricaturista e ilustrador, Beltrán se inició en el periódico El Popular; trabajó en varios diarios de circulación nacional. En 1962 fue socio fundador de El Día, del que fue subdirector gráfico y presidente del consejo editorial. Recibió los premios nacionales de Periodismo (1976), en la categoría de cartones, y el de Artes en 1985.

De acuerdo con su última voluntad, el cuerpo de Alberto Beltrán es velado en las instalaciones de El Día, donde hoy permanecerá hasta las tres de la tarde. Posteriormente, será incinerado.

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