Reconocido con los premios nacionales de Periodismo
y el de Artes
Murió Alberto Beltrán, dibujante y continuador
de la Escuela Mexicana
El artista reiteró su deseó de poner sus
obras al servicio de las nuevas generaciones
Desde su trinchera, fue consecuente con sus ideas, señala
el grabador Jesús Martínez
MERRY MAC MASTERS
El dibujante y grabador Alberto Beltrán García,
exponente de la Escuela Mexicana, falleció ayer a las 9:50 horas
en el hospital López Mateos del ISSSTE, donde el también
ilustrador, caricaturista y diseñador fue internado el 12 de abril
a consecuencia de un infarto cerebral. Hace dos años, en una operación
del corazón, le fueron implantados cinco bypass. Tenía
79 años.
Su
médico y amigo de toda la vida, Héctor Peralta, expresa a
La Jornada que Beltrán, antes de caer en un estado de inconsciencia
hace dos días, reiteró su deseo de que su aporte como artista
estuviera a la disposición de las siguientes generaciones y que
les sirviera de formación. Don Alberto, indicó el galeno,
también fue docente; incluso, se consideraba un tlacuilo,
en el sentido prehispánico del maestro anónimo.
Peralta recordó que hace un par de años
en la sede de la Sociedad Mexicana de Geografía e Historia, Alberto
Beltrán había expresado una vez más su desacuerdo
con los programas oficiales de educación que no estimulaban la sensibilidad
hacia el arte, en especial las artes plásticas. Ahora su familia,
se empeñará en mantener ese espíritu, asegura el entrevistado.
Compromiso con el pueblo
Nacido en la ciudad de México, el 22 de marzo de
1923, Beltrán cursó estudios, de 1939 a 1940, en la Escuela
Libre de Arte y Publicidad -años más tarde sería su
director- antes de ingresar, en 1943, a la Escuela Nacional de Artes Plásticas,
en la que asistió a los talleres de grabado en metal de Carlos Alvarado
Lang y al de pintura al fresco de Alfredo Zalce.
De 1945 a 1959 formó parte del Taller de Gráfica
Popular (TGP), del cual fue presidente en varios periodos.
En su libro El grabado mexicano en el siglo XX, 1922-1981,
el investigador Hugo Covantes consigna las denuncias de Beltrán
manifestadas en los años 50, ya que ''la censura a la obra del TGP
fue constante" por parte de las nuevas corrientes artísticas.
Beltrán, escribe Covantes, ''formaba parte del
conjunto de artistas ya establecidos a quienes los nuevos, los 'coléricos',
acusaban ya en la década de los años 50, de tradicionalistas
y decadentes".
También muralista, en 1959 Beltrán hizo
los proyectos que sirvieron de base para la decoración en relieve
de la parte superior del Hospital de Neumología del Centro Médico
Nacional, los cuales fueron realizados por Francisco Zúñiga.
De 1963 es su mural en mosaico, caracoles y cerámica para el exterior
del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana en Jalapa,
Veracruz, el cual fue trasladado al Parque de los Lagos, en esa ciudad.
Dos años después realizó un mural de mosaico en la
bóveda del Museo de la Ciudad de Veracruz y, en 1972, un vitral
monumental en el edificio del Registro Civil de ese puerto. En 1988 pintó
un mural con la utilización de acrílicos en la Procuraduría
General de la República, en la ciudad de México.
Alberto Beltrán fue miembro fundador de la Academia
de Artes en 1968. Para el grabador Jesús Martínez, también
integrante de esa instancia colegiada, Beltrán fue una persona ''muy
auténtica en toda la extensión de la palabra, comprometido,
sobre todo con una clase social muy importante que es el pueblo. Convivió
mucho con las comunidades rurales. Iba largas temporadas a los pueblos,
a dar conferencias, a llevar su obra. Fue un tipo de artista que ya no
existe. Nunca medró con su trabajo, es decir, era un grabador desde
su trinchera, con sus ideales y su compromiso gráfico".
Heredero de Posada
Para el pintor y grabador Arturo García Bustos,
miembro de la sección de gráfica de la Academia de Artes,
Beltrán fue heredero de José Guadalupe Posada y Leopoldo
Méndez: ''Junto con tantos maestros del pasado enriqueció
la conciencia del pueblo mexicano con sus obras. Tuvo una preocupación
social y su fuente de inspiración era el anhelo de un México
mejor, más hermoso y más justo".
Como caricaturista e ilustrador, Beltrán se inició
en el periódico El Popular; trabajó en varios diarios
de circulación nacional. En 1962 fue socio fundador de El Día,
del que fue subdirector gráfico y presidente del consejo editorial.
Recibió los premios nacionales de Periodismo (1976), en la categoría
de cartones, y el de Artes en 1985.
De acuerdo con su última voluntad, el cuerpo de
Alberto Beltrán es velado en las instalaciones de El Día,
donde hoy permanecerá hasta las tres de la tarde. Posteriormente,
será incinerado.