Salvador O. Nava Gomar
Acceso a la información Ƒy transparencia?
El proyecto de Ley de Acceso a la Información Pública está a punto de formar parte del ordenamiento jurídico mexicano, su aprobación en la Cámara de Diputados es inminente y el Senado tendrá tiempo para examinarlo, discutirlo y aprobarlo, pues las negociaciones de todos los partidos políticos representados en ambas cámaras han consensuado los postulados del gobierno federal y del grupo ciudadano Oaxaca.
En un hecho sin precedentes, representación política, sociedad civil y legítimos ahíncos partidistas han convergido con el gobierno federal en lo que podemos llamar una ley modelo.
Pronto tendremos uno de los mecanismos imprescindibles de las democracias constitucionales: una legislación moderna sobre el derecho de acceso a la información pública, que activará la eficiencia de la gestión gubernamental a partir de la salvaguarda efectiva de la garantía individual de toda persona para alcanzar el conocimiento de las cosas que le pertenecen.
Hay un punto que no comparto: la fracción panista, por influjo del gobierno federal, pretende "bautizar" la ley sobre acceso a la información con el epígrafe "transparencia".
En realidad no es una ley sobre "transparencia". En primer lugar, porque la transparencia es una cualidad física de los cuerpos, no un axioma constitucional sujeto de regulación normativa. El término correcto para lo que el gobierno actual entiende por transparencia es "publicidad" de los actos y normas, principio indisoluble de la seguridad jurídica.
Segundo. Cierto es que el gobierno ha puesto especial empeño en publicitar -para no incurrir en su dislexia empleando también el equivocado término de transparencia- su gestión, y lo ha hecho bien tomando en cuenta los antecedentes de los que parte; pero tampoco se trata de un acto gracioso, generoso e innovador. Estamos frente a un postulado indispensable que ya desde la ley de las 12 Tablas de los romanos se exigía y cumplía, y que se insertó para siempre en los ordenamientos occidentales a partir de la Francia revolucionaria.
Tercero. Al margen de lo que puede parecer una elemental lección de teoría del derecho y del Estado, nos topamos con una confusión mayor: si bien es cierto que el acceso a la información ayuda al principio de publicidad de los actos y las normas, también lo es que se trata de cosas diferentes.
Pienso mal y me parece que acierto. A nadie toma por sorpresa la preocupación gubernamental por su posicionamiento mediático. "Transparencia" ha sido una bandera del presidente Fox. Incorporar ese término en el título de la Ley de Acceso a la Información no implica ningún avance jurídico ni altera el contenido de la ley. Mucho menos coincide con su materia, que es lo que debe comprender cualquier título de cualquier escrito, con mayor rigor para el caso de las disposiciones normativas, en consonancia, precisamente, con el principio de publicidad.
Añadir el término "transparencia" a la ley sólo cumple con el propósito de "colgarse la medalla" ante la opinión pública. Cuidado. No es por ahí. Este es un logro de todos, el Ejecutivo ha hecho su gran parte y ello será siempre loable, pero no es su ley ni su propuesta, mucho menos su logro; éste corresponde a la vocación democrática de muchos que coincidimos en la urgente necesidad de actualizar nuestro marco jurídico para consolidar nuestra incipiente democracia.
El autor es miembro de la comisión técnica que redactó y defendió la propuesta del Grupo Oaxaca