Chespirito, Beethovencillo en el Teatro de la Ciudad
Música popular mexicana y rarezas sonoras en el concierto del Kronos
PABLO ESPINOSA
Durante el concierto del Kronos Quartet, agrupación de culto entre los jóvenes y los melómanos de salas de concierto, convivieron la música popular mexicana, la maestría técnica de esos músicos estadunidenses, en combinación con los altos merecimientos del cuarteto mexicano percusivo Tambuco, y una serie de rarezas sonoras de colección.
La más simpática de tales rarezas ocurrió de varias formas: en un asiento de honor, don Roberto Gómez Bolaños, quien ya pasó a una parte de la historia por su idea genial de bajar la exigencia intelectual del público a menos cero para tener éxito y ser muy popular con su humor televisivo, fue ovacionado por un público modoso, desenfadado e incondicional del Kronos Quartet.
El estreno mundial de la, no se rían, Chavo Suite, basada en la rúbrica musical del programa El Chavo del Ocho, ocurrió entre lágrimas de risas. En los camerinos, al final, don Cheispier lloraba de emoción y agradecimiento. Su tema, que es un fusil de un fragmento de una obertura de Beethoven, será escuchado en las mejores salas de concierto de Europa, en manos del Kronos. Junto a su esposa, que en la vida real-televisiva es famosa como Doña Florinda, don Little Shakespeare disfrutaba de lo lindo de su buen humor: con permiso, decía muy amable y constantemene, pues tenía que acudir muchas veces a hacer pipí por alguna cuestión médica que explicaba afablemente. Era tan divertido todo que en una de esas, los avezados reporteros de la fuente, en su afán por ''ganar" la nota, lo siguieron con cámaras de televisión, micrófonos de radio y libretas de papel periódico hasta el mismísimo pipis rum.
Cuando las luces se apagaron, fue hilarante el equívoco, muy al estilo del humor involuntario de Chespirito, que es el bueno: en el instante que hacían su entrada al escenario los músicos del Kronos, don Cheispier hacía su entrada triunfal al butaquerío, por una puerta lateral y proveniente del pipis rum, alumbrado por reflectores portátiles de cámaras de televisión, que hacían una entrevista banquetera y posmingitorial.
No pandió el cúnico
El público había prorrumpido en aplausos ante la aparición del Kronos en escena, pero en realidad parecía que a quien aplaudían era al Pequeño Cheispier, que regresaba de hacer pipí. Una de dos: no contaban con su astucia o lo tenía fríamente calculado. Eso sí: no pandió el cúnico.
Dado el éxito de don Roberto Gómez Bolaños, cuyo genio y bonhomía (es verdaderamente un tipazo el hombre) merecen muchos homenajes, dado lo triunfal de su presentación como compositor, y dado que adoptó su apelativo, Chespirito, debido a su admiración por Shakespeare (Sheispiercito) y dado que para su ahora flamante Chavo Suite se fusiló a otro clásico, a Beethoven, quizá habría que llamarle, en el ámbito de las salas de concierto, Beethovencillo, o algo así. Y que lo sigan los buenos.
Pero las delicias del concierto del miércoles en el Teatro de la Ciudad no terminaron allí y tuvieron, además de la calidad indubitable del Kronos, una parte de verdadera delectación musical en la presentación de un agrupamiento camerístico de primer nivel mundial: el Cuarteto Tambuco, que en ese caso sí acertó en sus calificativos David Harrington, líder del Kronos, al anunciarlos: ''Please welcome this terrific and wonderful and fantastic musicians: Tambuco".
Esos sí son chidos.