Fuero eclesiástico para curas pederastas
Prefiere la Iglesia juzgarlos bajo sus leyes; ''la ropa sucia se lava en casa'': Obeso
JOSE ANTONIO ROMAN
A los obispos y cardenales no les toca entregar ni denunciar ante las autoridades judiciales a sacerdotes o religiosos pederastas. "No nos corresponde estar entregando a nuestros hijos, a los hijos de la Iglesia a la autoridad civil; nos toca juzgarlos según nuestras propias leyes", afirmó el obispo de la diócesis de Ciudad Juárez, Renato Ascencio León.
En tanto, el ex presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Sergio Obeso Rivera, recordó el viejo refrán mexicano: "la ropa sucia se lava en casa", cuando se le interrogó sobre la forma en que la jerarquía eclesiástica aborda las denuncias de abuso sexual cometido por clérigos en contra de niños y menores de edad.
El tema de la pederastia cometida por clérigos estuvo presente, por segundo día consecutivo, en la conferencia de prensa a la que diariamente convoca el Episcopado Mexicano durante el tiempo que dura su asamblea. Con reticencias, y un infructuoso intento por evadirlo, los cuatro obispos presentes se refirieron a esta "falla" en la que han caído algunos religiosos mexicanos, como un hecho "tan bochornoso" que "entristece y duele" a la Iglesia católica. Pero todavía quedaron dudas y preguntas sin responder.
Renato Ascencio León aceptó abiertamente, ya en una breve entrevista al término de la conferencia, que los casos de pederastia cometidos por sacerdotes y religiosos son juzgados por las autoridades eclesiásticas en sus tribunales y bajo sus propias "penas".
Hay que recordar que la pena máxima para estos casos, cuando se llega a comprobar efectivamente la comisión del delito con todas las agravantes, es la reducción del sacerdote al estado laico, según las nuevas normas establecidas por la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe de la curia romana.
''Nosotros, los obispos, arzobispos y cardenales, tenemos que proceder ante cualquier denuncia que se presente ante las instancias eclesiales. Y sólo en caso de que alguna autoridad civil conozca, mediante denuncia formal, de estos hechos, se puede efectivamente investigarlos. La Iglesia siempre reconoce a la autoridad civil; pero a nosotros no nos corresponde estar entregando a nuestros hijos, a los hijos de la Iglesia, a las autoridades civiles, así como tampoco un padre entregaría a su hijo. A nosotros nos toca juzgarlos según nuestras leyes", dijo el prelado.
Sostuvo que la situación de clérigos mexicanos acusados de pederastia no tiene ninguna semejanza, en dramatismo y magnitud, con los casos ocurridos en Estados Unidos, donde desde hace varios meses se han hecho públicas múltiples denuncias, que han generado una serie de escándalos. Incluso, el obispo Ascencio León dijo que tras las denuncias hechas en Estados Unidos se encuentran "ciertos intereses" que buscan dañar a la Iglesia católica.
Obeso Rivera, quien también es arzobispo de Jalapa, dijo que una política de "apertura y claridad" siempre es mejor para atender cualquier problema, como en los casos de abuso sexual donde están implicados sacerdotes y religiosos católicos. Sin embargo confesó, poco antes de terminar la conferencia de prensa y tras señalar que cada caso es concreto y específico, que es mejor que la Iglesia aborde en privado este tipo de asuntos.
Dijo que la exigencia de que renuncien dos cardenales estadunidenses por "ocultar" casos de pederastia cometidos por algunos de sus sacerdotes pone en "alerta" también a la jerarquía católica de México. "Todos nosotros nos sentimos a-lertados, Ƒporque quién dentro de los humanos está exento de cualquier cosa? Así que clarísimamente nos sentimos a-lertados por esta nuestra condición humana, siempre frágil".
Toda esta situación, añadió, obliga a la Iglesia católica a poner mayor cuidado en la selección de los jóvenes que ingresan a los seminarios y que son los candidatos al sacerdocio; a darles una formación más integral, aunque la condición del ser humano es esa: la fragilidad.
Durante la penúltima conferencia -este viernes se verificará la última, en la que se darán a conocer las conclusiones de la 73 asamblea de la CEM, dedicada a deliberar sobre el tema de la libertad religiosa en el México democrático- los obispos se refirieron, también, a pregunta expresa, al tema del celibato, a la homosexualidad y a los sacerdotes que ejercen su sexualidad en el clandestinaje.
Respecto al celibato, el arzobispo Obeso recordó que tras el Concilio Vaticano II, realizado en Roma entre 1962 y 1965, hu-bo expresiones muy fuertes y múltiples voces que plantearon que se revisara su obligatoriedad para la Iglesia latina.
Sin embargo, subrayó que desde ese entonces se tomó la determinación de que no se daría marcha atrás en la obligatoriedad del celibato para todos aquellos que aspiren al sacerdocio. "No veo una perspectiva no digo favorable, sino de que ni siquiera se discuta el asunto. Se sigue firme en la posición de que el celibato debe ser obligatorio".
Por su parte, Ascencio León, sostuvo que a la jerarquía eclesiástica le afecta todo aquello que vaya contra la moral, venga de donde venga, particularmente si estas acciones provienen de parte de los sacerdotes, diáconos o seminaristas. "Esto nos afecta más de cerca", dijo, al grado que las disposiciones legales establecidas por la Santa Sede se han modificado en los años recientes haciéndolas más rigurosas.
"Pero la Iglesia, tanto con sus sacerdotes como con sus fieles, tiene que ser misericordiosa", subrayó el prelado de la diócesis fronteriza del estado de Chi-huahua, quien pidió a los medios de co-municación y a los feligreses acordarse también de "tantos y tantos sacerdotes santos que han gastado y desgastado su vida en el servicio".
Comentó que con las nuevas dispo-siciones emitidas por la Santa Sede pa-ra abordar este tema, el obispo debe informar inmediatamente de cada caso que se le presente a la Pontificia Congregación para la Doctrina de la Fe, instancia de la curia romana que determinará los pasos a seguir, es decir, si el caso lo sigue el tribunal eclesiástico de la diócesis respectiva -tal como se venía haciendo hasta abril de 2001-, o lo toma directamente la congregación romana.
Tanto Obeso Rivera, como Ascencio León, Héctor González (arzobispo de O-axaca) y Guillermo Ortiz (obispo auxiliar de la arquidiócesis de México) destacaron que a veces se presentan acusaciones falsas en contra de los sacerdotes, por lo que primero debe hacerse una investigación y entablar diálogo con todas las personas implicadas.
"Hay acusaciones que en realidad son falsas. No se trata de que en cuanto nos enteremos de algo sigamos con una ac-ción judicial (del tribunal eclesiástico). No es costumbre acusar a alguien sin ha-berlo oído. Si se comprueban estas fallas, hay en las leyes de la Iglesia penas para los distintos tipos de crímenes que se cometen", dijo Obeso Rivera.
Finalmente, el obispo Ortiz Mondragón destacó que para atender a aquellos sacerdotes pederastas, o para los religiosos que necesitan algún tipo de atención sicológica, siquiátrica o derivada de alguna adicción, varias diócesis u órdenes religiosas tienen casas de atención donde ofrecen ayuda a los clérigos que la necesitan.