Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 12 de abril de 2002
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Economía
ECONOMIA MORAL

Julio Boltvinik

Desarrollo humano en México

La economía moral es convocada a existir como resistencia a la economía del "libre mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar la oferta y la demanda de pan, pero no resuelve el hambre de la gente


Esfuerzo meritorio 


ESTE MIÉRCOLES SE presentó en el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CIICH) de la UNAM el Primer informe sobre el desarrollo humano de México. 1995. El trabajo fue realizado por el Centro de Desarrollo Humano de Guanajuato, AC (CDHG) y la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH). El CIICH ha firmado un convenio con el CDHG para continuar el esfuerzo con datos del Censo de 2000. La presentación verbal la hizo Francisco J. Zamudio (UACH), quien es uno de los autores del informe. Los comentaristas fuimos Enrique Contreras y el que esto escribe.

RESULTA PARADOJICO QUE el Centro de Desarrollo Humano de Guanajuato, AC, creado por Vicente Fox cuando era gobernador, sobreviva apenas. Así, en la página xii se señala: "debido a la escasez de recursos del CDHG, los trabajos de análisis e interpretación fueron trasladados a la UACH...".

HACE YA 12 AÑOS que el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) lanzó el primer informe (1990) sobre el desarrollo humano a escala mundial. Año con año estos informes han sido esperados con interés y han sido influyentes en diversos aspectos. El concepto de desarrollo humano, centrado en el bienestar y el desarrollo de las capacidades de los seres humanos, se presenta como una visión alternativa a las concepciones economicistas del desarrollo centradas en el dinero y las cosas. Los informes de desarrollo humano han equilibrado parcialmente a un mundo donde la información global estaba totalmente dominada por los informes economicistas del Banco Mundial. Han tenido una gran influencia en las concepciones predominantes en todo el sistema de Naciones Unidas, incluido el Banco Mundial.

EN MÉXICO EL concepto de desarrollo humano no había capturado la atención de los estudiosos. Quizá porque en el campo de reflexión y medición sobre el bienestar social ha habido una actividad intensa centrada en ideas alternativas como las de marginación y pobreza. La idea tiene sus propios méritos. En particular porque busca desplazar al PIB per cápita como unidad de medida del desarrollo social, a diferencia de los conceptos de marginación y pobreza que no tienen esta aspiración. Por ello hay que saludar el primer informe sobre México y dar la bienvenida a un enfoque más dentro de la pluralidad conceptual en torno al bienestar social.

El Índice de Desarrollo Humano


EL INSTRUMENTO CENTRAL de los informes de desarrollo humano ha sido el Indice de Desarrollo Humano (IDH), que se ha postulado como una mejor alternativa para medir el desarrollo que el PIB per cápita. Con el IDH el PNUD ha ordenado de mayor a menor desarrollo humano a los países del mundo, sosteniendo explícitamente que la ordenación por PIB per cápita es incorrecta. El IDH es un índice relativamente sencillo. En su formulación actual es una media aritmética de tres índices: 1) el de esperanza de vida al nacimiento, 2) el de nivel educacional (que a su vez combina un indicador de alfabetismo de adultos y uno de matrícula en los niveles básico, intermedio y superior de educación), y 3) el del PIB per cápita.

EN LOS DOS primeros indicadores, para expresarlos como números índices (que varíen entre uno y cero) se les resta el mínimo definido y el resultado se divide entre la diferencia entre los valores máximo y mínimo fijados por el PNUD. Por ejemplo, en el informe de 1999 con datos de 1997, la esperanza de vida al nacer de los residentes de México era de 72.2 años. A esta cifra se le resta la esperanza mínima definida (25 años), lo cual resulta en 47.2. Este valor se divide entre 60 (diferencia entre 85 y 25, el máximo y el mínimo definidos), obteniéndose así el índice de esperanza de vida de México, igual a 0.79.

DE IGUAL MANERA se procede en educación. México tenía en 1997, según el informe de DH del PNUD de 1999, una tasa de alfabetización de adultos de 90.1 por ciento y una matrícula combinada de 70 por ciento1. Ambos se combinan dándole un peso de dos tercios a la alfabetización y de un tercio a la matrícula2. El índice de escolaridad resultante es 0.83.

EL PIB PER CAPITA primero se re-expresa, para lograr comparabilidad internacional, en dólares de igual poder adquisitivo en cada país ?paridades de poder adquisitivo (PPA). En segundo lugar, en vez del PIB per cápita como tal se toma el valor de su logaritmo3. Los logaritmos de una serie de números aumentan más despacio que la serie original. Por ejemplo, la serie 10, 100, 1000, se transforma en logaritmos en la serie 1, 2, 3. Hacerlo así lleva implícita la idea que el bienestar aumenta mucho más despacio que el PIB que lo explica en parte. La resta y la división se hacen en este caso con logaritmos. El PIB per cápita de México en 1997 (en dólares de PPA) fue de 8 mil 370. El PIB per cápita máximo se definió en 40 mil dólares de PPA y el mínimo en 100. Al obtener logaritmos y hacer las restas y la división, el índice del PIB per cápita de México resulta en 0.74.

EL INDICE DE Desarrollo Humano es la media aritmética simple de los tres índices obtenidos (0.79 en esperanza de vida, 0.83 en educación y 0.74 en PIB per cápita), por lo cual el índice de desarrollo humano de México es de 0.786. Esto ubica a México, en 1997, en el lugar número 50 de una lista de 174 países. El PNUD establece tres estratos de países. Los de bajo desarrollo humano, donde clasifica a quienes tienen un índice de 0.8 o más, los de medio desarrollo humano, con valores del índice de 0.5 a 0.79, y los de bajo desarrollo humano, con valores del índice inferiores a 0.5. México se encuentra en el grupo de desarrollo humano medio, muy cerca del límite con los de desarrollo humano alto.

Limitaciones del IDH


EL INFORME DE Desarrollo Humano de 1990, el primero, señaló que el ideal sería incluir muchas variables para obtener un panorama tan comprehensivo como fuese posible. Pero que dadas las carencias de información para muchos países del mundo, el IDH debería concentrarse, por el momento, en tres "elementos esenciales de la vida humana ?longevidad, conocimientos y estándares de vida decorosos". Para el primero, postula como el indicador adecuado la esperanza de vida al nacer. Este indicador no ha cambiado desde entonces. "Las cifras de alfabetismo son solamente un crudo reflejo del acceso a la educación", señala el informe. Añade que el alfabetismo es el primer paso en el aprendizaje. Aunque reconoce que en un conjunto más variado de indicadores se le tendría que dar importancia a los productos de niveles de educación más elevados, en los primeros informes (seguramente como resultado de las restricciones de la información), el indicador se redujo a alfabetismo, añadiéndose más tarde el indicador de años promedio de escolaridad que sería después sustituido por el de matrícula combinada. Para el tercer componente que el informe define de "control sobre recursos requeridos para un nivel de vida decoroso", se necesitarían datos de acceso a la tierra, al crédito, ingreso y otros recursos. Dada, sin embargo, la escasez de información sobre muchos de estos indicadores, "hay que hacer el mejor uso, por el momento, de un indicador del ingreso". Es aquí cuando se adopta el PIB per cápita con las modificaciones que vimos antes.

PERO EL PROPIO texto señala lo que quizá sea la más grave limitante del IDH: "las tres medidas de desarrollo humano sufren de una falla en común: son promedios que esconden amplias disparidades en la población en su conjunto" (p.12). Y continúa: "Los argumentos para hacerle correcciones distributivas al índice son muy fuertes".4

El Informe Mexicano


COMO SE SEÑALO, el primer informe sobre el Desarrollo Humano en México se llevó a cabo con una sorprendente restricción de recursos. Sin embargo, tiene muchos méritos. El informe calcula dos versiones del Indice de Desarrollo Humano. Una de ellas muy similar a la desarrollada por el PNUD, a la que se le denomina Indice de Desarrollo Humano con PIB per cápita (idhp) y otra sin el PIB per cápita, a la que se le ha añadido tres indicadores de servicios (agua, drenaje y electricidad) y que se denomina índice de desarrollo humano con servicios (idhs). Para ambos índices se calcularon esperanzas de vida para todos los municipios del país, lo cual aporta información nueva, lo que en sí mismo constituye un mérito. Para el primero de los índices se calculó el PIB per cápita de cada municipio, lo cual es también una labor muy ardua. Los demás indicadores son de manejo más común a nivel de municipios. Más allá de los méritos hay muchos elementos que pueden mejorarse para el segundo informe.

Sugerencias para mejorar


EN PRIMER LUGAR, es necesario introducir las dimensiones distributivas de los indicadores, pues tal como lo señaló el informe del PNUD de 1990, los valores promedio esconden enormes desigualdades. En segundo lugar, es necesario remplazar el PIB per cápita por el ingreso per cápita medio de los hogares. El dato del PIB per cápita de cada municipio, que no se genera en el sistema de cuentas nacionales, lo estimó el primer informe a partir del PIB estatal por rama de actividad y, añadiendo un supuesto de igual productividad media de los ocupados en cada rama dentro de cada estado, de forma independiente al municipio de residencia. Esto es, el PIB de la rama en cada municipio es proporcional al número de ocupados en ella. Esto que es un supuesto falso, que atribuye a los trabajadores industriales de Chalco, por ejemplo, los altos niveles de productividad industrial media del estado de México. Además, el PIB capta el valor de la producción que se genera en un determinado territorio, distribución geográfica que en muchos casos no corresponde con la distribución geográfica del ingreso generado en el mismo. Esto explica que Campeche (por su producción petrolera) haya salido entre los estados mejor situados en el índice calculado.

EL CENSO DE población de 2000 captó razonablemente bien los ingresos de los hogares. El ingreso per cápita medio de los hogares es un mejor indicador que el PIB per cápita como indicador de control sobre recursos para una vida decorosa. Además, esta variable permite calcular medidas de desigualdad distributiva entre los hogares, como el coeficiente de Gini, con lo cual se puede introducir esta dimensión distributiva. También en educación y en longevidad es posible introducir la dimensión distributiva una vez que se trabaja con las bases de datos de hogares y ya no con las bases de datos por municipios. La base de datos del cuestionario ampliado del Censo de Población y Vivienda de 2000, que incluye una muestra gigantesca de alrededor de 10 por ciento de los hogares, está disponible en disco compacto.

EN SEGUNDO LUGAR, hay que eliminar el minimalismo del indicador educacional y construir uno que incluya todos los niveles educativos. En tercer lugar, hay que integrar los indicadores de servicios al índice que el CND llama con PIB, y adicionarlo con indicadores sobre el espacio de la vivienda y la calidad de sus materiales, conformando así una dimensión integrada de las condiciones de la vivienda e introducir la dimensión de desigualdad también en este caso. En cuarto lugar, hay que buscar un indicador para sustituir la esperanza de vida al nacer. Lamentablemente, este indicador se comporta perversamente y aparecen Guerrero y Zacatecas entre los estados con más altas esperanzas de vida al nacer, mientras Chihuahua, estado de México, DF y Baja California aparecen con las más bajas (p.71). Esto probablemente se deba al mal comportamiento de las tasas de mortalidad infantil, que están afectadas por un fuerte subregistro en las zonas rurales. Habría que explorar si las tasas de mortalidad prescolar o escolar se comportan más adecuadamente. En quinto y último lugar, el censo de población y vivienda permite la construcción de un indicador bastante adecuado de acceso a servicios de salud, en el cual se puede incorporar también la dimensión distributiva.
 

1 Al escribir, no tengo a la mano los informes de desarrollo humano de 1991 a 1995. En alguno de estos años se introdujo el concepto de matrícula combinada. Lamentablemente en los años siguientes no se precisa el cálculo de ésta. Supongo que se trata de la proporción de población de ciertas edades que asiste a la escuela de cualquier nivel. Los cuadros la expresan como tasa bruta, lo que podría explicar que en varios países desarrollados sea el ciento por ciento, ya que en el divisor se pone a la población de ciertas edades y en el numerador a todos los matriculados, cumplan o no con los límites de edad.

2 Ponderar en mayor medida la alfabetización que la matrícula, cuando todo mundo sabe que la alfabetización a secas genera analfabetos funcionales (personas que en la práctica no pueden leer ni escribir casi nada), refleja una postura minimalista de los autores del IDH. Es claro que el mínimo educativo para los habitantes de prácticamente todo el planeta es haber concluido la secundaria y no declarar saber leer y escribir.

3 Para el que lo haya olvidado, el logaritmo de un número es la potencia a la que hay que elevar el número 10 para obtener el número. Por ejemplo, el logaritmo de 100 es 2, puesto que hay que elevar 10 al cuadrado para obtener 100.

4 Para un índice realizado en muchos sentidos con el mismo espíritu que el IDH, pero sin tomar en cuenta las restricciones informativas, de tal manera que se acerca al ideal al que hace referencia el informe (párrafo previo), véase Meghnad Desai, Amartya Sen y Julio Boltvinik, Indice de progreso social. Una propuesta, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, colección El Mundo Actual, UNAM, México, 1998.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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