ECONOMIA MORAL
Julio Boltvinik
Desarrollo humano en México
La economía moral es convocada a
existir como resistencia a la economía del "libre
mercado": el alza del precio del pan puede equilibrar
la oferta y la demanda de pan,
pero no resuelve el hambre de la gente
Esfuerzo meritorio
ESTE MIÉRCOLES SE presentó en el Centro
de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CIICH)
de la UNAM el Primer informe sobre el desarrollo humano de México.
1995. El trabajo fue realizado por el Centro de Desarrollo Humano de
Guanajuato, AC (CDHG) y la Universidad Autónoma de Chapingo (UACH).
El CIICH ha firmado un convenio con el CDHG para continuar el esfuerzo
con datos del Censo de 2000. La presentación verbal la hizo Francisco
J. Zamudio (UACH), quien es uno de los autores del informe. Los comentaristas
fuimos Enrique Contreras y el que esto escribe.
RESULTA PARADOJICO QUE el Centro de Desarrollo Humano
de Guanajuato, AC, creado por Vicente Fox cuando era gobernador, sobreviva
apenas. Así, en la página xii se señala: "debido a
la escasez de recursos del CDHG, los trabajos de análisis e interpretación
fueron trasladados a la UACH...".
HACE YA 12 AÑOS que el Programa de Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) lanzó el primer informe (1990) sobre el
desarrollo humano a escala mundial. Año con año estos informes
han sido esperados con interés y han sido influyentes en diversos
aspectos. El concepto de desarrollo humano, centrado en el bienestar y
el desarrollo de las capacidades de los seres humanos, se presenta como
una visión alternativa a las concepciones economicistas del desarrollo
centradas en el dinero y las cosas. Los informes de desarrollo humano han
equilibrado parcialmente a un mundo donde la información global
estaba totalmente dominada por los informes economicistas del Banco Mundial.
Han tenido una gran influencia en las concepciones predominantes en todo
el sistema de Naciones Unidas, incluido el Banco Mundial.
EN MÉXICO EL concepto de desarrollo humano no había
capturado la atención de los estudiosos. Quizá porque en
el campo de reflexión y medición sobre el bienestar social
ha habido una actividad intensa centrada en ideas alternativas como las
de marginación y pobreza. La idea tiene sus propios méritos.
En particular porque busca desplazar al PIB per cápita como unidad
de medida del desarrollo social, a diferencia de los conceptos de marginación
y pobreza que no tienen esta aspiración. Por ello hay que saludar
el primer informe sobre México y dar la bienvenida a un enfoque
más dentro de la pluralidad conceptual en torno al bienestar social.
El Índice de Desarrollo Humano
EL INSTRUMENTO CENTRAL de los informes de desarrollo humano
ha sido el Indice de Desarrollo Humano (IDH), que se ha postulado como
una mejor alternativa para medir el desarrollo que el PIB per cápita.
Con el IDH el PNUD ha ordenado de mayor a menor desarrollo humano a los
países del mundo, sosteniendo explícitamente que la ordenación
por PIB per cápita es incorrecta. El IDH es un índice relativamente
sencillo. En su formulación actual es una media aritmética
de tres índices: 1) el de esperanza de vida al nacimiento, 2) el
de nivel educacional (que a su vez combina un indicador de alfabetismo
de adultos y uno de matrícula en los niveles básico, intermedio
y superior de educación), y 3) el del PIB per cápita.
EN LOS DOS primeros indicadores, para expresarlos como
números índices (que varíen entre uno y cero) se les
resta el mínimo definido y el resultado se divide entre la diferencia
entre los valores máximo y mínimo fijados por el PNUD. Por
ejemplo, en el informe de 1999 con datos de 1997, la esperanza de vida
al nacer de los residentes de México era de 72.2 años. A
esta cifra se le resta la esperanza mínima definida (25 años),
lo cual resulta en 47.2. Este valor se divide entre 60 (diferencia entre
85 y 25, el máximo y el mínimo definidos), obteniéndose
así el índice de esperanza de vida de México, igual
a 0.79.
DE IGUAL MANERA se procede en educación. México
tenía en 1997, según el informe de DH del PNUD de 1999, una
tasa de alfabetización de adultos de 90.1 por ciento y una matrícula
combinada de 70 por ciento1. Ambos se combinan dándole
un peso de dos tercios a la alfabetización y de un tercio a la matrícula2.
El
índice de escolaridad resultante es 0.83.
EL PIB PER CAPITA primero se re-expresa, para lograr comparabilidad
internacional, en dólares de igual poder adquisitivo en cada país
?paridades de poder adquisitivo (PPA). En segundo lugar, en vez del PIB
per cápita como tal se toma el valor de su logaritmo3.
Los logaritmos de una serie de números aumentan más despacio
que la serie original. Por ejemplo, la serie 10, 100, 1000, se transforma
en logaritmos en la serie 1, 2, 3. Hacerlo así lleva implícita
la idea que el bienestar aumenta mucho más despacio que el PIB que
lo explica en parte. La resta y la división se hacen en este caso
con logaritmos. El PIB per cápita de México en 1997 (en dólares
de PPA) fue de 8 mil 370. El PIB per cápita máximo se definió
en 40 mil dólares de PPA y el mínimo en 100. Al obtener logaritmos
y hacer las restas y la división, el índice del PIB per
cápita de México resulta en 0.74.
EL INDICE DE Desarrollo Humano es la media aritmética
simple de los tres índices obtenidos (0.79 en esperanza de vida,
0.83 en educación y 0.74 en PIB per cápita), por lo cual
el índice de desarrollo humano de México es de 0.786. Esto
ubica a México, en 1997, en el lugar número 50 de una lista
de 174 países. El PNUD establece tres estratos de países.
Los de bajo desarrollo humano, donde clasifica a quienes tienen un índice
de 0.8 o más, los de medio desarrollo humano, con valores del índice
de 0.5 a 0.79, y los de bajo desarrollo humano, con valores del índice
inferiores a 0.5. México se encuentra en el grupo de desarrollo
humano medio, muy cerca del límite con los de desarrollo humano
alto.
Limitaciones del IDH
EL INFORME DE Desarrollo Humano de 1990, el primero, señaló
que el ideal sería incluir muchas variables para obtener un panorama
tan comprehensivo como fuese posible. Pero que dadas las carencias
de información para muchos países del mundo, el IDH debería
concentrarse, por el momento, en tres "elementos esenciales de la
vida humana ?longevidad, conocimientos y estándares de vida decorosos".
Para el primero, postula como el indicador adecuado la esperanza de vida
al nacer. Este indicador no ha cambiado desde entonces. "Las cifras de
alfabetismo son solamente un crudo reflejo del acceso a la educación",
señala el informe. Añade que el alfabetismo es el primer
paso en el aprendizaje. Aunque reconoce que en un conjunto más variado
de indicadores se le tendría que dar importancia a los productos
de niveles de educación más elevados, en los primeros informes
(seguramente como resultado de las restricciones de la información),
el indicador se redujo a alfabetismo, añadiéndose más
tarde el indicador de años promedio de escolaridad que sería
después sustituido por el de matrícula combinada. Para el
tercer componente que el informe define de "control sobre recursos requeridos
para un nivel de vida decoroso", se necesitarían datos de acceso
a la tierra, al crédito, ingreso y otros recursos. Dada, sin embargo,
la escasez de información sobre muchos de estos indicadores, "hay
que hacer el mejor uso, por el momento, de un indicador del ingreso". Es
aquí cuando se adopta el PIB per cápita con las modificaciones
que vimos antes.
PERO EL PROPIO texto señala lo que quizá
sea la más grave limitante del IDH: "las tres medidas de desarrollo
humano sufren de una falla en común: son promedios que esconden
amplias disparidades en la población en su conjunto" (p.12). Y continúa:
"Los argumentos para hacerle correcciones distributivas al índice
son muy fuertes".4
El Informe Mexicano
COMO SE SEÑALO, el primer informe sobre el Desarrollo
Humano en México se llevó a cabo con una sorprendente restricción
de recursos. Sin embargo, tiene muchos méritos. El informe calcula
dos versiones del Indice de Desarrollo Humano. Una de ellas muy similar
a la desarrollada por el PNUD, a la que se le denomina Indice de Desarrollo
Humano con PIB per cápita (idhp) y otra sin el PIB per cápita,
a la que se le ha añadido tres indicadores de servicios (agua, drenaje
y electricidad) y que se denomina índice de desarrollo humano con
servicios (idhs). Para ambos índices se calcularon esperanzas
de vida para todos los municipios del país, lo cual aporta información
nueva, lo que en sí mismo constituye un mérito. Para el primero
de los índices se calculó el PIB per cápita de cada
municipio, lo cual es también una labor muy ardua. Los demás
indicadores son de manejo más común a nivel de municipios.
Más allá de los méritos hay muchos elementos que pueden
mejorarse para el segundo informe.
Sugerencias para mejorar
EN PRIMER LUGAR, es necesario introducir las dimensiones
distributivas de los indicadores, pues tal como lo señaló
el informe del PNUD de 1990, los valores promedio esconden enormes desigualdades.
En segundo lugar, es necesario remplazar el PIB per cápita por el
ingreso per cápita medio de los hogares. El dato del PIB per cápita
de cada municipio, que no se genera en el sistema de cuentas nacionales,
lo estimó el primer informe a partir del PIB estatal por rama de
actividad y, añadiendo un supuesto de igual productividad media
de los ocupados en cada rama dentro de cada estado, de forma independiente
al municipio de residencia. Esto es, el PIB de la rama en cada municipio
es proporcional al número de ocupados en ella. Esto que es un supuesto
falso, que atribuye a los trabajadores industriales de Chalco, por ejemplo,
los altos niveles de productividad industrial media del estado de México.
Además, el PIB capta el valor de la producción que se genera
en un determinado territorio, distribución geográfica que
en muchos casos no corresponde con la distribución geográfica
del ingreso generado en el mismo. Esto explica que Campeche (por su producción
petrolera) haya salido entre los estados mejor situados en el índice
calculado.
EL CENSO DE población de 2000 captó razonablemente
bien los ingresos de los hogares. El ingreso per cápita medio de
los hogares es un mejor indicador que el PIB per cápita como indicador
de control sobre recursos para una vida decorosa. Además, esta variable
permite calcular medidas de desigualdad distributiva entre los hogares,
como el coeficiente de Gini, con lo cual se puede introducir esta dimensión
distributiva. También en educación y en longevidad es posible
introducir la dimensión distributiva una vez que se trabaja con
las bases de datos de hogares y ya no con las bases de datos por municipios.
La base de datos del cuestionario ampliado del Censo de Población
y Vivienda de 2000, que incluye una muestra gigantesca de alrededor de
10 por ciento de los hogares, está disponible en disco compacto.
EN SEGUNDO LUGAR, hay que eliminar el minimalismo del
indicador educacional y construir uno que incluya todos los niveles educativos.
En tercer lugar, hay que integrar los indicadores de servicios al índice
que el CND llama con PIB, y adicionarlo con indicadores sobre el espacio
de la vivienda y la calidad de sus materiales, conformando así una
dimensión integrada de las condiciones de la vivienda e introducir
la dimensión de desigualdad también en este caso. En cuarto
lugar, hay que buscar un indicador para sustituir la esperanza de vida
al nacer. Lamentablemente, este indicador se comporta perversamente y aparecen
Guerrero y Zacatecas entre los estados con más altas esperanzas
de vida al nacer, mientras Chihuahua, estado de México, DF y Baja
California aparecen con las más bajas (p.71). Esto probablemente
se deba al mal comportamiento de las tasas de mortalidad infantil, que
están afectadas por un fuerte subregistro en las zonas rurales.
Habría que explorar si las tasas de mortalidad prescolar o escolar
se comportan más adecuadamente. En quinto y último lugar,
el censo de población y vivienda permite la construcción
de un indicador bastante adecuado de acceso a servicios de salud, en el
cual se puede incorporar también la dimensión distributiva.
1 Al escribir, no tengo a la mano los informes
de desarrollo humano de 1991 a 1995. En alguno de estos años se
introdujo el concepto de matrícula combinada. Lamentablemente en
los años siguientes no se precisa el cálculo de ésta.
Supongo que se trata de la proporción de población de ciertas
edades que asiste a la escuela de cualquier nivel. Los cuadros la expresan
como tasa bruta, lo que podría explicar que en varios países
desarrollados sea el ciento por ciento, ya que en el divisor se pone a
la población de ciertas edades y en el numerador a todos los matriculados,
cumplan o no con los límites de edad.
2 Ponderar en mayor medida la alfabetización
que la matrícula, cuando todo mundo sabe que la alfabetización
a secas genera analfabetos funcionales (personas que en la práctica
no pueden leer ni escribir casi nada), refleja una postura minimalista
de los autores del IDH. Es claro que el mínimo educativo para los
habitantes de prácticamente todo el planeta es haber concluido la
secundaria y no declarar saber leer y escribir.
3 Para el que lo haya olvidado, el logaritmo
de un número es la potencia a la que hay que elevar el número
10 para obtener el número. Por ejemplo, el logaritmo de 100 es 2,
puesto que hay que elevar 10 al cuadrado para obtener 100.
4 Para un índice realizado en muchos
sentidos con el mismo espíritu que el IDH, pero sin tomar en cuenta
las restricciones informativas, de tal manera que se acerca al ideal al
que hace referencia el informe (párrafo previo), véase Meghnad
Desai, Amartya Sen y Julio Boltvinik, Indice de progreso social. Una
propuesta, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias
y Humanidades, colección El Mundo Actual, UNAM, México, 1998.