Luis Javier Garrido
La negativa
México ha estado viviendo en lo que va de este sexenio meses decisivos para el futuro de varias generaciones, pues tras el aparente discurso edulcorado de Vicente Fox sobre "el cambio", su gobierno está comprometiendo seriamente el destino nacional mediante una serie de acuerdos y transacciones hechos a espaldas y en contra de los mexicanos.
1. El vergonzoso espectáculo brindado por Fox y su canciller Castañeda en Monterrey empieza a abrir el debate sobre las gravísimas consecuencias que tendrá para la nación el entreguismo del gobierno actual.
2. Los hechos que han motivado la indignación de amplios sectores del país son muchos, pero sólo algunos empiezan a destacar: a) el pacto suscrito a espaldas del Senado con el presidente Bush para entregar a Washington el control de la frontera norte; b) la decisión de autorizar la subordinación de las fuerzas armadas mexicanas a un comando, dirigido por Washington en una serie de maniobras que prefiguran lo que sería la plena integración futura; c) la autorización a la DEA para actuar impunemente en territorio mexicano, subordinando al Ejército de México a sus tareas, como se hizo saber desde Washington tras la detención de Benjamín Arellano Félix; d) el viraje profundo en materia de diplomacia desacatando el mandato del artículo 89 constitucional, que obliga al Ejecutivo a conducir la política exterior respetando principios históricos; y e) el ofrecimiento de los recursos básicos del país a consorcios de todo tipo, en contra, nuevamente, de los principios legales de México, como se está haciendo con el Plan Puebla-Panamá, siguiendo órdenes de Bush.
3. La decisión histórica del Senado de negar la autorización al presidente Fox para que pudiese visitar Canadá y Estados Unidos del 15 al 18 de este mes, en un viaje cuya importancia jamás justificó la cancillería, ha abierto en este contexto una nueva fase de la pugna de Fox con los partidos, en particular en vistas a 2003, pero sobre todo ahonda el descrédito del gobierno y es lo que más preocupa en Los Pinos.
4. La negativa de los senadores a aprobar el viaje presidencial suscitó una respuesta inmediata del propio Fox, quien ordenó que todas las cadenas televisivas se enlazaran esa misma noche del día 10 para transmitir un mensaje airado al país que, por un lado, a) no sólo puso de manifiesto su berrinche por la contrariedad, sino que constituyó una decisión desorbitada de abuso de poder presidencialista, al más puro estilo priísta, al utilizar los medios para lanzar sus quejas ante lo que sería un caso normal en cualquier régimen, lo cual mostró la evidente falta de seriedad y de cordura de quien se ostenta primer magistrado de México, y por el otro, b) un acto más de propaganda partidista como tantos otros que han marcado lo que va del sexenio.
5. El balance de la política internacional de Fox durante el primer año de su gobierno es muy claro: no le ha servido para defender los intereses de México, sino esencialmente para solicitar sin pudor ayuda financiera y política al gobierno de Bush para mantenerse en Los Pinos a cambio de entregarle mayor control estratégico sobre México, ofrecerle en bandeja de plata los recursos naturales y energéticos de la nación, y aceptar que las decisiones fundamentales de gobierno se tomen en Washington y no en la ciudad de México. Sus viajes a Estados Unidos no han tenido como objetivo, según ha pretendido de manera mentirosa, defender los derechos de los trabajadores mexicanos que han emigrado a ese país, porque un gobierno servil como el suyo no tiene posibilidad de negociar nada con su contraparte.
6. Los viajes de Fox han permitido exhibirlo como lo que es, y tras su pretensión de que está trayendo capitales a México, lo único que queda es el ridículo que él y su comitiva están haciendo en el mundo entero, desde Pekín hasta Madrid, donde lo observan como lo que es: un hombre zafio que avergüenza a México
7. La acusación que los legisladores de varios partidos hicieron a Fox en días pasados de no defender los derechos de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos y sólo buscar utilizarlos con propósitos electorales, es cierta. Ante el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos que niega todo derecho laboral a los trabajadores mexicanos, Fox guardó un silencio que no sólo muestra desde la perspectiva del pueblo mexicano su carácter pusilánime para defender los intereses de nuestro país, sino que evidencia lo que representa en realidad: al capital multinacional al que sólo puede pedir ayuda en casos como éste.
8. La protesta colérica de Fox por la decisión del Senado, apareciendo en las pantallas de televisión con el rostro descompuesto para lanzar un discurso propagandístico, no se justifica desde una perspectiva democrática. En Estados Unidos, cuyo régimen es el ideal de los foxistas, el Congreso emite resoluciones contrarias al Ejecutivo con extraordinaria frecuencia, como consecuencia de un sistema de "frenos y contrapesos" en el que las políticas son diseñadas de común acuerdo entre ambos poderes, y cuando esto acontece el presidente no acude histérico a los medios para denunciar que los legisladores actúan por motivos partidistas y para hacerlo fracasar. México tuvo durante el siglo xx un nefasto régimen presidencialista y mucho tiempo se sostuvo que era menester desmantelarlo e instaurar un Legislativo para hacerle frente, y a esa tesis se sumaron de manera oportunista los panistas y el propio Fox, quienes ahora se escudan en el autoritarismo y buscan fortalecer el presidencialismo.
9. La respuesta del gobierno foxista de mandar a los medios masivos de comunicación a tergiversar los hechos y presentarlos como una venganza de los partidos o una conjura de elementos pro cubanos, y quién sabe cuántas barbaridades más, no puede deformar los hechos: Fox y sus colaboradores están abiertamente actuando contra los intereses del país, tanto o más que sus predecesores, los tecnócratas priístas.
10. Y ante la actitud de "la oposición" en el Congreso, dispuesta a negociarlo todo, es el pueblo el que debe movilizarse más para defender su propio destino histórico.