La violencia sexual y el uso de drogas se extienden en comunidades priístas chiapanecas
Resurge la paramilitarización indígena en el municipio autónomo 17 de Noviembre
Ratifican que las tierras recuperadas por zapatistas son de propiedad colectiva
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Ejido Morelia, Chis., 11 de abril. En la fachada de una casa de madera junto a la cancha de futbol, que resulta ser la tienda de las mujeres, está escrito "sts'ikel", palabra tzeltal para "aguantar". Así le dicen aquí a la resistencia que, dura como es de por sí, se ha puesto otro poco más difícil recientemente. En particular aquí, cabecera del municipio autónomo 17 de Noviembre, una comunidad dolorosamente dividida en zapatistas y priístas, en la que ha brotado nuevamente el germen de la paramilitarización indígena, el peor y más extremo recurso de la guerra de baja intensidad.
Pero en medio de sus tribulaciones, las bases de apoyo del EZLN en el ejido Morelia se las arreglaron para conmemorar el aniversario luctuoso de Emiliano Zapata bailando cumbias día y noche, y realizando reñidos torneos de futbol y basquetbol entre equipos de hombres y mujeres venidos de siete municipios autónomos.
Durante tres días, el Aguascalientes IV ha estado de fiesta. Acudieron centenares de campesinos tzeltales y tojolabales, y un importante número de observadores internacionales y campamentistas (suficiente para armar una oncena y participar, triunfalmente, en el torneo de fut, y tener una porra que se destaca por hablar en diversos idiomas pero no tzeltal, mucho menos tojolabal).
Una vez más, las agresiones multiplican a los indígenas en resistencia. Como en Primero de Enero, Ernesto Che Guevara y Francisco Gómez, en el municipio rebelde 17 de Noviembre las bases de apoyo zapatistas vuelven a movilizarse pacífica, pero elocuentemente ante la violencia, las amenazas y la represión. Y muestran que son muchas, que están por todas partes, que siguen ahí.
Descomposición social entre simpatizantes priístas
En tanto, resulta evidente la descomposición social que se ha apoderado del sector "priísta" del ejido Morelia, durante años consentido y financiado por los proyectos gubernamentales y la inversión contrainsurgente, en una vecindad muy "cómoda" con la ciudad de Altamirano y los cuarteles del Ejército federal y la seguridad pública. Empezaron modernizando sus viviendas, y ya andan en que se matan a machetazos por violencia sexual y drogas. Y en que agreden y amenazan a los zapatistas cada que se presenta la oportunidad. En que están armados y practican ejercicios de combate en el panteón y cosas de esas.
Hay mucha ironía histórica en el hecho de que la manzana de la discordia (si tal expresión es la justa aquí) entre los indígenas sean "las vacas", como insisten los zapatistas en llamar a las partidas de ganado que reciben del gobierno los campesinos de distintas organizaciones políticas de la región. "Las vacas" son punta de lanza de la disputa por las tierras recuperadas, porque son voraces, extensivas, valen mucho (y por eso un campesino pobre las acepta) pero cuestan más.
Ciertos proyectos gubernamentales (como el Procede) abren además la espiral de clientelismo político, endeudamiento "blando", cambio de régimen de propiedad de las tierras, venta de terrenos para pagar deudas y su eventual privatización. Y mientras, la "aplicación" de recursos enfrenta a las comunidades en conflictos alimentados artificialmente. En vez de resolverse las demandas de fondo, se componen los parches de un rimbombante combate a la pobreza que siempre acaba por parecer una guerra a los pobres.
De momento en la banca, mientras su equipo intenta remontar el marcador, Felipe cuenta lo que al parecer sabe todo mundo: que el muerto de hace unos días en la comunidad se debió a que pretendía violar a la hermana de su hoy asesino y antes amigo. El tipo de historias entre priístas que antes no ocurrían aquí. ƑEsa es la "modernidad"? ƑDe parte de quién? Las autoridades de Altamirano quisieron "voltear" la historia para que pareciera que el crimen se originó por una "disputa de tierras", pero la inmediata denuncia del municipio autónomo frustró la maniobra.
Algo similar estuvo por ocurrir con el asesinado en Roberto Barrios (donde está el Aguascalientes V), por un delincuencial ajuste de cuentas entre priístas que quisieron culpar a los zapatistas mediante la técnica de matar dos pájaros de un tiro. También entonces, la rápida denuncia del municipio autónomo El Trabajo frustró la intentona, en ese caso del municipio priísta de Palenque.
La vaca y el que le agarra la pata
En el ejido Morelia, como en Patria Nueva y otras comunidades de los municipios autónomos de la región Altamirano-Ocosingo, la fricción por las tierras comienza al trotar nuevas "vacas" sobre las tierras recuperadas. En unos casos, como Morelia, la confrontación es con priístas asociados a las guardias blancas de los antiguos propietarios y a las estructuras contrainsurgentes de las fuerzas armadas.
En otros casos la pedrada cae más cerca, cuando el conflicto surge entre los municipios autónomos y miembros de organizaciones perredistas como la Orcao, respaldados por la directiva actual de dicha organización (y por la dirigencia anterior, incrustada hoy en el gobierno en puestos vinculados con la problemática agraria y la inversión). En estos casos, más "entre hermanos", aparece como variable la oferta negociadora y mediadora de la diócesis de San Cristóbal de las Casas (impensable en el caso de los paramilitares priístas), sin que se concrete en ningún caso.
Como dice Rogelio, respecto a su municipio, el Primero de Enero, "quieren poner mesas de negociación, como si las tierras colectivas se fueran a negociar". Algo similar decían hace dos días a La Jornada las autoridades de Primero de Enero: "Los de Orcao no han entendido que las tierras recuperadas por todos nosotros no se pueden comprar ni titular 'individual' porque no son de ellos nada más". Lo mismo ha sostenido el concejo autónomo de Ernesto Che Guevara en torno al conflicto de Cuxuljá.
En el problema de Patria Nueva, iniciado hace una semana, un número importante de miembros de la Orcao, tanto de Sibacá como de Patria Nueva, se inconformaron con su propia dirigencia por la detención de autoridades y bases del municipio autónomo, y por su traslado a Sibacá, comunidad que no tenía nada que ver en el conflicto de "las vacas" de Ucumiljá, presuntamente desalambradas por zapatistas de Patria Nueva, versión que ha sido rechazada desde el primer momento por los autónomos.
"Los catequistas de Sibacá insistieron en tener allí a los detenidos, no la gente de esa comunidad", prosigue Rogelio. Como se sabe, la Orcao retuvo y encarceló en Sibacá a una autoridad autónoma y un miembro del municipio. Los zapatistas retuvieron a su vez al orcaísta y consejero del Fondo Regional del INI (el organismo proveedor de las vacas), Marcos Méndez Sánchez. Posteriormente, los autónomos y la Orcao acordaron intercambiar detenidos, lo cual fue publicitado como una negociación entre las partes que, en rigor, no lo fue. Es decir, el "problema" de fondo, la reclamación de derechos de propiedad individual de miembros de la Orcao, ni siquiera se tocó.