Buscaría que "el conflicto se pudra", para lograr aceptación al Plan Puebla-Panamá
El gobierno de Fox ha dado continuidad a las políticas priístas en el tema indígena: analistas
Ciclo de conferencias en la UAP, en la celebración de los 12 años de La Jornada de Oriente
LA JORNADA DE ORIENTE
Puebla, Pue., 10 de abril. La discusión sobre la cultura y los derechos de los pueblos indígenas, así como la exigencia de otorgarles autonomía y libre autodeterminación, han puesto en jaque al Estado nacional y se convirtieron en un factor capaz de empujar la reforma de éste, así como la consolidación de la transición democrática en el país. Sin embargo, la clase política mexicana no ha aceptado el reto ni ha entendido la autonomía como un proceso de pacificación. Por el contrario, ha preferido legislar protegiendo intereses personales o de partidos y ha mostrado una escasa voluntad para solucionar el conflicto en Chiapas por la vía de la negociación pacífica.
De igual forma, el gobierno de Vicente Fox ha dado continuidad a la política de paramilitarización y cero diálogo establecida por los regímenes priístas, dejando que "el conflicto se pudra" para que los sujetos sociales -pueblos indios y organizaciones- acepten la oferta de la actual administración federal: el Plan Puebla-Panamá, que significará un proceso de explotación, proletarización, ruptura de los territorios, expropiación e imposición de un sistema que pretende, supuestamente, ayudarlos a encontrar un mejor nivel de vida.
Las anteriores son algunas de las conclusiones a las que llegaron Magdalena Gómez, Gilberto López y Rivas, Luis Hernández Navarro y Julio Glockner en la mesa de discusión Mundialización y autonomías, efectuada en el salón de proyecciones del edificio Carolino de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), como parte del ciclo de conferencias por el 12 aniversario de La Jornada de Oriente.
Democratizar la vida de los pueblos indios, la única salida
Ante estudiantes, maestros y público en general, Julio Glockner, investigador del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAP, apuntó que más allá de la marginación a que se atribuye el atraso de los pueblos indios, éstos piden reconocimiento de su diferencia cultural, mejorando su calidad de vida según lo que ellos decidan que esto significa. Así, argumentó, una condición elemental para lograrlo es el reconocimiento de su autonomía.
Agregó que la autonomía por sí sola no resolvería los problemas de las comunidades, que presentan diferencias económicas, autoritarismo, intolerancia y represión. La única salida, sostuvo, es democratizar la vida de los pueblos indios.
López y Rivas se explayó en cuanto a los procesos autonómicos en diferentes partes del mundo, y particularmente sobre el caso de Chiapas. A decir del ex integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), en México el debate sobre las autonomías surge a raíz del levantamiento armado de Chiapas, pese a que en América Latina se habían presentado dos décadas antes. Apuntó que en nuestro país y en la región continental dicho mecanismo no tiene una naturaleza reaccionaria o conservadora como ocurrió en los Balcanes, sino que plantean una forma de recuperar "ciertos tipos de autogobiernos de hecho, pero bajo el reconocimiento de las cartas constitucionales".
Asentó que las autonomías, más allá de verlas con un enfoque territorialista y administrativo, deben pensarse como "un proceso de negociación y conformación de sujetos autonómicos". En nuestro país, agregó, se piensa que el indio no está preparado para asumir la autodeterminación, pero existe una población indígena políticamente consciente, capaz de organizar marchas como la de 2001 o presentar más de 300 controversias constitucionales contra una reforma legal con la que no está de acuerdo.
El actual delegado de Tlalpan, en el Distrito Federal, señaló en cuanto a ver las autonomías como un proceso de negociación, que esto permitiría hallar una solución a los conflictos, en su mayoría armados, hecho que la clase gobernante en México no ha entendido y, por el contrario, con la traición del Congreso de la Unión al aprobar una contrarreforma indígena, se mostró la escasa voluntad política para resolver el conflicto con la negociación.
Por su parte, Magdalena Gómez, articulista de La Jornada y asesora jurídica del movimiento zapatista, indicó que entre los factores que motivaron a los pueblos indios a exigir su inclusión en la Carta Magna y hacer frente a un Estado neoliberal estuvo la reforma al artículo 27 constitucional en 1992, que en los hechos colocó a la tierra indígena dentro de la lógica del libre mercado. Esa modificación, dijo, fue considerada por los pueblos indios como una desventaja para defender su territorio.
Desde un principio, puntualizó, "en la fiesta del foxismo nosotros señalábamos que el termómetro de la transición democrática será la reforma del Estado con la inclusión de los pueblos indios. Ahora, el debate se ha polarizado y se ha distorsionado de tal manera que se ha tratado de difundir que los pueblos indios quieren balcanizar al país y echar abajo los avances que se han tenido".
Gómez indicó que la principal objeción y veto a los planteamientos de San Andrés Larráinzar fue el que las comunidades indígenas pudieran disfrutar plenamente de los recursos naturales de sus tierras, que significaba la posibilidad de subsistencia y fortalecimiento de dichos pueblos. Aseveró que los legisladores prefirieron poner trabas, violaron acuerdos internacionales como el 169 de la OIT y actuaron en defensa de intereses particulares o de partido.
Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión y columnista de La Jornada, indicó por su parte que en las comunidades indígenas se concentra la miseria más fuerte del país y la violación cotidiana de los derechos humanos, a lo que se suma la falta de representación política de ese sector poblacional. Pese a esta situación, y a que el Estado mexicano trató de marginarlos, las etnias han sobrevivido, se reprodujeron y se han convertido en un actor político esencial, añadió.
Manifestó asimismo que los pueblos indios plantean como solución de sus problemas el contar con un conjunto de derechos y prerrogativas en el marco de un Estado nacional que les permita desarrollarse y defenderse, de una autonomía que les permita revertir su situación, y de la libre determinación.
"La reivindicación autonómica de los pueblos indios aparece como el espacio en el que éstos se pueden atrincherar para resistir la globalización. Ese es el terreno en el que pueden competir o pelear en una correlación de fuerzas más favorable. Implica la reivindicación de lo propio ante lo ajeno, la defensa del espacio para reproducir cotidianamente la identidad que se quiere borrar por la vía de la globalización", planteó Hernández Navarro.