Inaplazable, enérgica defensa oficial,
sostiene
La resolución es esclavizante, afirma académico
de la UAM
PATRICIA MUÑOZ RIOS
Es inaplazable que el gobierno mexicano realice una enérgica
defensa de los derechos de los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos,
pues fueron afectados con la resolución de la Suprema Corte de ese
país, la cual suprime los derechos laborales de los indocumentados,
los esclaviza y ''da un paso atrás'' al sentar un precedente que
los margina y los desconoce.
El especialista en derecho del trabajo de la Universidad
Autónoma Metropolitana (UAM) Octavio Loyzaga de la Cueva, puntualizó
que el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE),
Jorge G. Castañeda, ''está obligado a realizar una firme
declaración sobre esta situación'', ya que es inaceptable
que Estados Unidos aplique una doble política en materia de derechos
humanos, cuando por un lado critica al gobierno de Cuba y por el otro permite
las violaciones a las garantías de los inmigrantes que comete su
sistema judicial.
La decisión de la corte de Estados Unidos contraviene
todas las tesis de especialistas en materia laboral ?internacionales y
nacionales?, quienes han señalado que el derecho del trabajo es
una garantía del hombre donde quiera que se encuentre, sin importar
raza, credo y situación social. Lo que está haciendo el sistema
judicial estadunidense es discriminatorio e inaceptable, dijo.
Se violan preceptos de la ONU y la OIT
Esta resolución -agregó el especialista-,
que contraviene la Declaración Universal de los Derechos Humanos
y la recomendación 151 emitida por la Organización Internacional
del Trabajo (OIT), cancela el derecho de los trabajadores para demandar
su reinstalación laboral en caso de despido injustificado, se les
imposibilita para reclamar a los patrones el pago de salarios caídos
y se les niega el derecho de formar sindicatos para defender sus derechos
colectivos.
Estados Unidos atenta contra los más elementales
derechos humanos al dejar a los trabajadores indocumentados en la indefensión,
el desamparo laboral y con lamentables condiciones de trabajo, lo cual
los ubica en condiciones de virtual esclavitud; sin embargo, la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, promulgada por la Organización
de Naciones Unidas (ONU) en 1948, en su artículo cuarto establece
que ''nadie estará sometido a esclavitud ni servidumbre'', argumentó
el profesor e investigador del Departamento de Derecho de la UAM.
También expuso que el artículo octavo de
esta declaración otorga a toda persona el derecho a un recurso efectivo
ante los tribunales competentes nacionales cuando se violen sus derechos,
ya sean colectivos o individuales, y el ''numeral 23 garantiza el derecho
al trabajo, a la libre elección del empleo, a condiciones equitativas
y satisfactorias y a protección contra el desempleo'', preceptos
fundamentales que está desconociendo la Suprema Corte estadunidense.
Para el especialista de la Autónoma Metropolitana,
lo fundamental de este caso es que contraviene en forma flagrante el artículo
30 de la Declaración Universal, que refiere: ''Nada en este documento
podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno
al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades
o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los
derechos y libertades proclamados en esta declaración''.
Los mexicanos merecen igualdad de trato para ellos
y sus familias
Incluso, la recomendación 151 de la Organización
Internacional del Trabajo para trabajadores migrantes apunta en su numeral
8.3 que aquellos cuya situación no sea regular o no haya podido
regularizarse deberán disfrutar de la igualdad de trato para ellos
y sus familias en lo concerniente a los derechos derivados de su empleo
o empleos anteriores en materia de remuneración, seguridad social
y otros beneficios, como en lo referente a su sindicalización y
derechos sindicales, según explicó Loyzaga.
Finalmente explicó que todas estas evidencias legales
las conoce perfectamente el gobierno mexicano, por lo que no es permisible
que calle ante una flagrante violación a los derechos de los connacionales
indocumentados; por más que tengan este carácter, la regulación
internacional los ampara, aun cuando Estados Unidos pretenda desconocerlos
como sujetos del derecho, concluyó el académico.