Con nueve años, el proyecto de la Conafe
recupera usos y costumbres de las comunidades
Promueve PAEPI educación bilingüe y bicultural
en 3 mil zonas indígenas
Busca desterrar en educandos la idea de que su lengua
debe estar constreñida a su región Es una nueva perspectiva;
no es castellanizante ni destructiva de su patrimonio, comenta una promotora
ANASELLA ACOSTA NIETO
El Proyecto de Atención Educativa a la Población
Indígena (PAEPI) promovido por el Consejo Nacional de Fomento Educativo
(Conafe), que se inició en 1994 en ocho entidades país -Campeche,
Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo y Yucatán-,
se inscribe en los esfuerzos de lingüistas, antropólogos, sicólogos
y educadores para fomentar la instrucción bilingüe, bicultural
y respetuosa de la cosmovisión de cada comunidad.
Ahora el PAEPI tiene presencia en 3 mil comunidades de
más de 20 entidades, atiende a 25 mil niños de prescolar
y primaria y capacita a 10 mil instructores de más de 50 lenguas
indígenas.
Los recientes retos del PAEPI son alfabetizar a niños
indígenas en el Distrito Federal y diseñar programas educativos
para adultos en las comunidades donde ya opera. Además prevé
la capacitación en el uso de tecnologías -como Internet-
en las zonas urbanas, a fin de propiciar el aprovechamiento de los instrumentos
multimedia desde la visión de las culturas indígenas.
Usos
y costumbres del aprendizaje
El PAEPI recoge la propuesta de docentes y alumnos de
tener como base de la educación el conocimiento indígena.
De esta manera, el carácter bicultural que debe tener la educación
parte de los usos y las costumbres que rodean al aprendiz y deja en segundo
término la alfabetización basada en la cultura occidental.
Rocío Casariego y María de Jesús
Salazar, fundadoras del PAEPI, hablan al respecto.
Casariego comenta: ''La educación unicultural,
que limita la enseñanza en la escuela indígena a lo que presentan
los libros de texto, en los que la cultura hispanohablante se convierte
en el México universal, ocasiona que los niños crean que
su lengua y su cultura deben estar constreñidas a los usos comunitarios.
Pero en el momento en que se empiezan a manejar contenidos de su cultura
durante las clases y que éstos se escriben, divulgan y evalúan,
se le otorga valor a esa cultura. El carácter bilingüe recupera
el derecho de que la educación que llegue a su comunidad se hable
en su lengua.
-¿Cómo se introducen los contenidos de la
cultura indígena en los cursos comunitarios?
Interviene Salazar: ''Los niños escogen los temas
a desarrollar en clase a partir de sus intereses. Temas como las limpias,
el peyote, el peregrinar y el juego de pelota son planteados como temas
de investigación por los alumnos.
''A partir de la elección de esos tópicos,
los niños indígenas buscan respuestas a partir de lo que
les rodea, tanto en español como en su lengua, la que también
aprenden a escribir por medio de alfabetos propuestos por el equipo técnico
del PAEPI, pero elegidos por los docentes, que muchas veces pertenecen
a la comunidad''.
En el contacto con los pueblos indígenas, comenta
Casariego, ''hemos reconocido sus necesidades y sus urgencias, y hemos
construido con ellos una nueva perspectiva que no es castellanizante ni
destructiva de su patrimonio, pero sí propositiva y que responde
a sus expectativas educativas de desarrollo".
Algunas experiencias que recoge un texto de pronta aparición
que preparan los participantes en el proyecto provienen de comunidades
como Río Grande, en Guerrero; China, Zihuateutla, Chamorro, Quimixtlán,
Yohuajca y Chiltepec, en Puebla; Tecomatlán, en Hidalgo; San Juan,
en Campeche; Poxil, en Quintana Roo; Teozatlán y San Marcos Zochiquilazala,
en Oaxaca; San Isidro Izhuatlancillo, Atexcatitla y El Naranjal Texcatepec,
en Veracruz; Ciudad Nezahualcóyotl e Ixtapaluca, en el estado de
México; Guachochi, en Chihuahua, y Huamúchil, en Nayarit.
El Conafe ha trabajado desde 1971 con las comunidades
rurales e indígenas, primero con un programa monolingüe, cuyos
resultados fueron considerados negativos por los altos índices de
reprobación.
Posteriormente desarrolló un plan bilingüe,
y desde hace nueve años ideó un plan bicultural ?el PAEPI?,
que se aplica y perfecciona en cursos de prescolar y primaria.
Destrucción cultural
Carlos Montemayor escribe en el prólogo al texto
de divulgación de los trabajos del PAEPI, que la castellanización
es una "forma de destrucción cultural que ha provocado procesos
de sentimiento social o de discriminación no muy diferentes de los
que ocurren ahora en Estados Unidos con los grupos migrantes".
Explica: ''En algunas zonas de México las familias
no quieren que los hijos sigan hablando la lengua indígena; quieren
que aprendan español, porque sienten que así estarán
mejor preparados para sobrevivir. En Estados Unidos, por la misma razón,
las familias de hispanohablantes quieren que los hijos sólo hablen
inglés, no español".
Montemayor destaca la existencia de "un aprendizaje forzoso
de la lengua como recurso de trabajo". Señala además la imposición
del español como "lengua de dominio" en zonas donde debería
aceptarse el "cultivo de las lenguas indígenas como parte sustantiva
del desarrollo de esos pueblos", y en segundo término la lengua
española como "una alianza para una nueva conciencia cultural".
Según el especialista, el proyecto del PAEPI destaca
por considerar la participación de promotores y maestros nativos,
como elemento indispensable en la alfabetización de las comunidades
indígenas.
De acuerdo con el material que prepara la coordinación
del PAEPI, la base de este plan educativo es que los docentes de los grupos
hablen la misma lengua de la comunidad y recuperen en los contenidos escolares
las culturas primigenias.
Para ello se ha diseñado un método peculiar
que convierte la práctica del español y la escritura de la
lengua nativa en un juego. Los niños plantean los temas de investigación
que desarrollan en su lengua a partir de los libros de texto, pero también
de las enseñanzas de sus padres, abuelos y entorno natural.
Exponen, dramatizan y se convierten en escritores de sus
vidas por medio de un diario; se solidarizan con las experiencias de otros
niños en comunidades distantes mediante materiales de divulgación
cultural, como el suplemento Un dos tres por mí de La
Jornada, dirigido por Martha Acevedo.
El uso de materiales didácticos alternativos a
los libros de textos se introdujo porque "pensamos que la producción
de libros de texto en lenguas indígenas no es la más viable
para abarcar la mayoría de las lenguas indígenas, culturas
y necesidades educativas que tienen las comunidades indígenas",
explica Casariego.
Los libros de texto, indica, no han resuelto una demanda
específica de las comunidades, que se centra en hacer los libros
creíbles a partir de su forma de vida. Y precisa: ''La producción
de libros de texto en lenguas indígenas ha sido muy lenta. La Dirección
General de Publicaciones tiene 30 años o más y ni 50 por
ciento de las lenguas existentes ha sido satisfecho. Si nos esperamos a
que haya el libro de texto de cada lengua corremos el riesgo de que en
30 años algunas comunidades aún no tengan editado el suyo".
La meta del PAEPI, comenta Casariego, es sostener el proyecto
a largo plazo y extender los cursos comunitarios más allá
de los niveles prescolar y primaria, así como capacitar en el uso
de computadora e Internet para que sean utilizados como herramientas de
transmisión y producción del conocimiento y cultura indígenas.