Montajes paulatinos de la tetralogía
de Wagner
El anillo del Nibelungo es una metáfora
del ser: Sergio Vela
Será presentada íntegra por vez primera
en México
ANGEL VARGAS
Una de las obras operísticas más colosales
de todos los tiempos, la tetralogía El anillo del Nibelungo,
de Richard Wagner, será presentada de manera íntegra por
vez primera en México.
Sin embargo, debido a lo monumental de esta creación
y sus complejidades, será puesta en escena de forma paulatina, a
razón de un título por año, bajo los auspicios del
Festival del Centro Histórico y con la colaboración del Instituto
Nacional de Bellas Artes y diversas instancias privadas.
Se
trata de un acontecimiento relevante en los ámbitos musical mexicano
y mundial, pues salvo el Teatro de Bayreuth, en Alemania, son escasos los
foros del orbe donde se aventuran a tal empresa desde que la obra fue estrenada
completa en 1876, precisamente en esa urbe.
Si bien el montaje del primer título de la teatralogía,
El oro del Rhin, ocurrirá en 2003, el director escénico
Sergio Vela, gestor y responsable del proyecto, así como los organizadores
del festival decidieron celebrar con bombo y platillo la materialización
de este "gran y demencial sueño artístico".
Y lo harán en grande, nada menos que con el concierto
inaugural de la versión 18 del Festival del Centro Histórico,
el lunes próximo a las 20 horas en el Palacio de Bellas Artes. La
velada, intitulada Gala Wagner, sintetizará en dos horas
las más de 15 que tienen de duración los cuatro titulos de
El anillo del Nibelungo: el mencionado El oro del Rhin, La
valquiria, Sigfredo y El ocaso de los dioses.
La intención, según Vela, es ofrecer al
público mexicano un prólogo de esa tetralogía: ''Se
presentarán fragmentos musicales, vocales y orquestales de las cuatro
obras en secuencia lógica. Entre cada uno de estos fragmentos hay
una narración, a cargo de Sasha Sokol, con texto de mi autoría,
para que se entienda la trama".
El reparto lo integran reconocidos intérpretes
de Wagner: el director de orquesta italiano Guido Maria Guida; la soprano
y el tenor estadunidenses Adrienne Dugger y Ronald Hamilton, y el bajo
alemán Jürgen Linn, acompañados por la Orquesta y el
Coro del Teatro de Bellas Artes.
Redención por el amor
''El anillo del Nibelungo es una de las poquísimas
obras que pretende ser un reflejo de la realidad entera, de la existencia;
es una metáfora del ser. Inicia con la creación del mundo,
el origen de la vida, y termina con la destrucción del orden universal,
ofreciendo una alternativa: el mundo destruido por el poder se redime por
el amor", explica Sergio Vela.
''Wagner sigue el modelo del teatro griego de presentar
obras ligadas dramáticamente para sintetizar una cosmovisión.
Abrevó y se nutrió en fuentes mitológicas, leyendas,
sagas y épicas ancestrales; creó una trama que se desenvuelve
de manera compleja y puntual que trasciende cualquier circunstancia temporal
o espacial.
''Es una obra simbólica, arquetípica, que
reclama ser reinterpretada cada vez que se pone en escena, porque es precisamente
una metáfora de la existencia humana, una visión entera del
mundo."
El montaje que Vela proyecta de los títulos está
muy lejos de contar la historia como un cuento de hadas o de valerse del
naturalismo decimonónico, meramente ilustrativo. ''Tampoco pretendo
trasladar la acción hacia un periodo concreto, porque de esa manera
se le da una concreción sociopolítica muy particular, como
los montajes puestos a manera de metáfora del mundo en la revolución
industrial".
Agrega: ''Pretendo hacer una abstracción, volver
un poco hacia la idea griega de El anillo del Nibelungo y enfatizar
los aspectos sicológicos, simbólicos, intemporales del mito.
Si hay un sustento, en buena medida lo encontraría quizá
en la simbología del arquetipo de Jung, para que en última
instancia sea el espectador el que encuentre su propia interpretación".
Vela explica que con la teatrología ?cuyo proyecto
esboza la posibilidad de su presentación íntegra una vez
que sea montado el último título, en 2006? quedará
claro para muchos el mal manejo y la manipulación que el nazismo
hizo de la figura de Wagner, aunque reconoce que se trata de un personaje
con claroscuros debido a su antisemitismo:
''Los nazis no entendieron su obra, porque si de algo
habla El anillo del Nibelungo es de la destrucción del mundo
por el ejercicio insensato del poder y plantea la alternativa de la redención
por el amor; los nazis eran incapaces de amar, no advirtieron el vaticinio
en esa obra para una sociedad que es posterior al compositor, muerto seis
años antes del nacimiento de Hitler."