Doble golpe literario
Desde hace cuatro décadas Carlos Fuentes se convirtió
en referencia natural de la literatura mexicana contemporánea. Un
doble golpe literario, el clásico uno-dos de los buenos pugilistas,
lo llevó en 1962 a publicar el par de libros que quizá sean
los más leídos, explorados y comentados de su producción:
La muerte de Artemio Cruz y Aura.
La primera de las dos novelas es, como sabemos, la narración
de una larga agonía que en 12 horas y otras tantas jornadas da cuenta
de los episodios de su protagonista, que es lo mismo un ser humano que
la representación de México en la primera mitad del siglo
XX.
Fuentes hizo apegarse a su novela tanto a Montaigne, Calderón,
Stendhal o Gorostiza, como a la canción popular mexicana, al citar
en el epígrafe aquella línea de ''No vale nada la vida: la
vida no vale nada".
Aura, por su parte, novela corta o relato largo,
tanto da, importa por su poética interna, su exploración
de la ternura y la economía de su lenguaje, que no de los recursos
empleados para la historia. Ha sido piedra de toque de literatos, inspiración
de compositores (en 1987 Mario Lavista recibió la beca de la Fundación
Guggenheim para escribir su ópera en un acto titulada justamente
Aura) e incluso ha recibido, para regocijo del propio Fuentes, la
censura del actual secretario del Trabajo, Carlos Abascal.
De Jules Michelet tomó Carlos Fuentes las líneas
del epígrafe que acompañan a ese sereno canto que es Aura
y del cual citamos la parte final: ''Los dioses son como los hombres: nacen
y mueren sobre el pecho de una mujer".