Protestan habitantes de pueblos y barrios contra iniciativa sobre panteones

Atenta AN contra usos y costumbres en el DF

Exigen echar abajo la propuesta Bloquean durante más de tres horas acceso a la ALDF

RAUL LLANOS S. Y GABRIELA ROMERO S.

En protesta por la intención de los diputados panistas de terminar con los "usos y costumbres" de los pueblos indígenas de esta capital respecto de sus muertos, cientos de personas se apostaron a las afueras de la Asamblea Legislativa y con flores de cempasúchil y un féretro en las escalinatas exigieron echar atrás esa iniciativa de ley y mantuvieron retenidos por más de tres horas a diputados, asesores, periodistas y demás personal de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

De acuerdo con el proyecto de ley de cementerios y crematorios en el Distrito Federal, presentado por el legislador del PAN Víctor Hugo Yáñez, los panteones comunitarios, es decir, aquellos localizados en las pequeñas zonas rurales de la ciudad, donde sólo se entierra a las personas nacidas en ellas para que permanezcan ahí a perpetuidad, deberán abrirse a la inhumación de cualquier persona, sea de donde sea, y tener el carácter de públicos.

Con esta nueva ley "no podrán alegarse usos y costumbres", aun cuando se amparen en el precepto constitucional plasmado en el artículo cuarto, "sólo que éste se refiere a las comunidades indígenas" (sic).

Además, establece que en el caso de la perpetuidad, de no pagarse, el dominio de las tumbas pasará a los administradores de los cementerios, quienes podrán sacar los restos óseos, convertirlos en ceniza y resguardarlos hasta su reclamo. Por lo que hace a la llamada fosa común, habrá de sustituirse por un cenicero público, de manera que los cadáveres de indigentes o personas desconocidas no sean enterradas, sino cremadas y colocadas ahí sus cenizas.

Esta situación provocó el enojo de cerca de mil vecinos de las delegaciones Tláhuac, Xochimilco, Milpa Alta, Tlalpan y Coyoacán, quienes reclamaron a los diputados locales que no se les haya consultado para elaborar dicha iniciativa y que se hayan marginado sus propuestas al respecto.

Desde las 13 horas se apostaron en la escalinata del recinto de Donceles y Allende y no dejaron pasar a nadie por la entrada principal, donde pusieron un féretro que tenía encima una máscara representando al diputado Víctor Hugo Yáñez.

Una comisión de los inconformes entró a dialogar con diputados de PRI, PAN y PRD, y ahí exigieron echar atrás esa propuesta de ley. Los priístas, en nombre de Edgar López, y los perredistas, en voz de Marcos Morales, manifestaron su rechazo a tal iniciativa. Víctor Hugo Yáñez, sin más remedio, se vio obligado a redactar un documento donde aceptaba que en su ley no se afectarían "las tradiciones" de las comunidades del DF.

Afuera la espera era larga y la situación empezó a tensarse, a grado tal que cerca de las 14 horas los manifestantes bloquea-ron los únicos dos accesos a la ALDF, con lo que desde ese momento quedaron atrapados en el interior cerca de 40 diputados, una decena de reporteros y otros tantos más de asesores y público en general, que estaban en la sesión ordinaria del órgano legislativo.

Mientras, en el salón Luis Donaldo Colosio seguían las negociaciones, también nada tersas. Los inconformes exigían garantías de que no se aprobaría la ley e incluso las protestas subieron de tono. "Señores de cuello blanco, ya basta"; "Hijo de Fox", gritaban a Víctor Hugo Yáñez, y lo retaban: "Que salga el panucho" y "No permiten hablar al pueblo".

El asunto logró destrabarse cuando se propuso la firma de una minuta en la que se estableciera el compromiso de no avalar dicha iniciativa. Ahí terminó esa negociación, pero afuera las cosas continuaban igual: nadie entraba ni salía, y como la minuta tardaba mucho y eran poco más de las 17 horas y nadie podía salir, un grupo de diputados decidió hablar con los inconformes.

Emilio Serrano y Dione Anguiano, del PRD; Edgar López y Cuauhtémoc Gutiérrez, del PRI; Arnold Ricalde, del PVEM; Eugenia Flores, del PT, y José Luis Buendía, diputado independiente, tomaron el megáfono para comprometerse con los inconformes a que no avalarán de ninguna manera la iniciativa de ley de cementerios, pero a cambio tenían que dejar salir a la gente.

Así fue. Con sus coronas, flores y féretros, se fueron a otro lado.