Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 2 de abril de 2002
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Política

Marco Rascón

El segundo piso aterriza en Texcoco

El aeropuerto de Texcoco y el segundo piso de Viaducto-Periférico son partes de un solo proyecto: conectar el poniente, donde viven y trabajan los ricos, con el aeropuerto ubicado en el oriente de los pobres.

Basta mirar un plano de BIMSA (Buró de Información Mercantil, S.A.) para ver gráficamente que los sectores de mayores ingresos viven en el poniente y en una parte del sur; que los de menos ingresos están en el oriente y una parte del norte, y que las clases medias viven en la ciudad central, de norte a sur. No obstante estas características, que surgieron en los ochenta, hoy se da un proceso cada vez mayor de segregación social con la destrucción generalizada de los espacios públicos, la cual obedece a un conjunto de decisiones que benefician a un pequeño sector social y que se ocultan en un discurso perverso.

En lo anímico esto ha constituido un duro freno a las expectativas de mejoramiento económico para la gran mayoría, por tanto ha aumentado el resentimiento entre clases sociales que se responsabilizan mutuamente de la causa de sus problemas, dando así carta de naturalización a la delincuencia, al viejo populismo y a las políticas de contubernio entre gobierno y oligarquía.

La glorieta de Pemex, en Periférico y Reforma, constituye el centro territorial donde se asienta la mayor cantidad de consumidores de transportación aérea. La distancia a Texcoco, zona proyectada para el nuevo aeropuerto, es de 14 kilómetros; el estudio de impacto sobre la construcción del nuevo aeropuerto preveía un problema: crear una vía rápida de poniente a oriente, que hoy resuelve perfectamente el proyecto de segundo piso Viaducto-Periférico.

Si de Santa Fe a Tepito están los dos extremos de la economía globalizada que rige los destinos de la ciudad, favorecidos hoy por el dólar barato, el corredor de comunicación Poniente-Texcoco es un Puebla-Panamá a pequeña escala que une dos puntos de la metrópoli que le interesan al gran capital financiero. Por esta vía caminarán en el mismo sentido y con la misma visión que integra la ciudad, sus desarrollos y su economía a la globalización, mientras segrega, mutila, agrede y excluye de sus beneficios a la mayoría de la población.

Por eso todo el discurso sobre el transporte público es retórico y defensivo, porque la mayoría de consumidores de transporte aéreo no llegará a Texcoco en autobús o en Metro, sino en automóvil particular, y por ello tanto el nuevo aeropuerto como el segundo piso se entrelazan y complementan, pues el poniente rico desea llegar rápido al aeropuerto, sin ver a los pobres.

Desde esa perspectiva se explica, mas no se justifica, que el Gobierno del Distrito Federal, surgido del PRD, haya adoptado la defensa del uso del automóvil privado, así como de una obra con alto grado de espíritu hankiano, en contraposición a sus principios. Pareciera deliberado representar como gobierno la visión del resentimiento social, justamente para reventar la posibilidad de resistencia, ocultando los fines del segundo piso, atacando verbalmente la opción Texcoco, pues si la decisión hubiese sido Tizayuca, el segundo piso estaría hoy proyectado de Insurgentes Norte hacia Indios Verdes y Teotihuacán.

Hay que recordar que la construcción del segundo piso se anunció una vez que se decidió Texcoco, y pareciera que esta obra y darle coherencia son base de la alta popularidad del jefe de Gobierno entre los ricos, que ya percibieron que ni PRI ni PAN hubieran podido sacar adelante una obra de esta naturaleza. A través de un conflicto artificial el gobierno capitalino demostró alta capacidad de manipulación luchando públicamente contra el proyecto Texcoco, para el que trabaja y aun le hace una vía rápida. ƑCuál es, pues, el proyecto urbano integral del Gobierno del Distrito Federal? Pareciera que aquel, resultado de las negociaciones con el sector oligárquico, dueño de la ciudad, que hoy se ve fortalecido y respaldado con su visión.

Ojalá nos equivoquemos, pues si en estas dos obras hubiera contubernio es claro que también lo habría con la alta jerarquía de la Iglesia, oculto tras el discurso juarista. La alianza central con los sectores más conservadores bajo la consigna "šPrimero los pobres!", así como la unión de visiones con Vicente Fox, haciéndole el trabajo sucio e imponiendo decisiones, sólo son posibles con un PRD confundido y neutralizado.

La izquierda sí tuvo un proyecto de ciudad para que ésta creciera en beneficio de todos sus habitantes y se acortara la brecha social en el espacio público. Incentivar la inversión y la obra pública es necesario para dar viabilidad a la metrópoli, para lo cual no son necesarios ni el doble discurso ni un gobierno que considera tontos a los habitantes de la ciudad.

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