ENTREVISTA
Rómulo Caballeros, embajador de Guatemala en México
Inviable, militalizar y sellar la franja fronteriza
En la frontera entre México y Guatemala existen apenas tres puntos de paso formales y otros tres o cuatro en los que un rótulo elemental entera al viajero de que ahí termina o empieza el territorio nacional. Pero hay también más de un centenar de cruces para todo tipo de "tráficos indeseables". Frente a las evidencias de este complejo fenómeno, con extremos incluso de "nuevas formas de esclavitud'', el embajador chapín, Rómulo Caballeros Otero, rechaza la validez de los proyectos para militarizar la frontera sur. "Ese no es el camino", afirma.
Y lo dice consciente de que "México tiene todos sus derechos soberanos de organizar las fuerzas de seguridad en su territorio como y cuando quiera. Sin embargo, nosotros estimamos que militarizar no es la vía".
La solución para ese complejo y caótico territorio común de 600 kilómetros, apunta Caballeros, "estaría en promover y provocar un desarrollo y un ejercicio transparente en el ordenamiento de la frontera".
Para él, tampoco sería viable seguir la opción de sellar la franja fronteriza. Esto, explica, porque el concepto de sellamiento surge en primera instancia como medida contra el narcotráfico y, por lo tanto, extenderlo así al resto de las actividades que se dan en la zona limítrofe resulta peyorativo, además de imposible de conseguir.
En entrevista con La Jornada, Caballeros Otero enfatiza que resolver el conflicto de tráfico de indocumentados en el área que atraviesa el río Suchiate no puede aislarse del resto de los movimientos indeseables que ocurren ahí: drogas, armas, vehículos robados, maderas preciosas y especies en extinción. "Todo tipo de tráficos ilegales", define.
"El problema, más complejo que en la frontera con Estados Unidos"
Y se dice convencido de que la complejidad de la frontera sur supera por mucho la que, no obstante su extensión, tiene la franja que comparten México y Estados Unidos. En el tráfico de personas "están pasando cosas mucho más graves (...)", plantea el diplomático con pesimismo.
"Hoy ya no es como antes, cuando la movilización era individual y los riesgos personales. Ahora hay una inducción, una nueva forma de esclavitud y las organizaciones criminales (los polleros) llegan al extremo de comprar trabajo anticipado. Así, si el que tiene intenciones de emigrar no puede pagar los 5 mil dólares que cuesta llegar hasta algún punto de Estados Unidos, esa gente le dice: yo le doy crédito. No hay problema. Sólo me das las suficientes garantías y me vas pagando. De ese modo les cobrarán con los primeros seis u ocho meses de su trabajo allá.''
-ƑEs el modus operandi de los polleros? -se le interroga.
-Cada día son más los engañados, estafados y manipulados por las bandas que no sólo están de los dos lados de la frontera. Si se ve la nacionalidad de sus integrantes, la conforman muchísimas y no sólo mexicanos y guatemaltecos. Veámoslo bien. Tampoco es fácil que una persona que viene desde Bolivia, por ejemplo, llegue a Estados Unidos. El problema, ahí, es la cadena de permisividad, tolerancia y compadrazgos entre los diferentes niveles de autoridad y el crimen organizado.
"Lo que procede no es sellar la frontera, sino rodearla de seguridad. Y eso lo deben hacer los dos países de manera sincronizada, conjunta y coordinada, para reducir al máximo los niveles de contrabando de todo tipo. Es preciso tener una visión mucho más compleja y completa."
-ƑPuede decirse que el tráfico de personas, por volumen y costo, es toda una multinacional?
-Se lo digo así de fácil: a usted le cobran 5 mil dólares -y las tarifas, ese es el grado de cinismo, ya están casi hasta publicadas en la prensa- por tres intentos, y 8 mil dólares por tránsito seguro. Es claro que ningún guatemalteco se quiere quedar en México. Su intención es llegar a Estados Unidos. Sólo se quedan aquí de manera fortuita.
"Por eso también uno de los temas que nosotros hemos incluido se refiere a la instalación de retenes móviles en la zona fronteriza, porque algunas veces hay hasta cinco o siete, y en realidad, en muchos casos, los ponen centroamericanos que consiguieron un traje de la PGR y ahí se aprovechan. Es, pues, una tierra de nadie. Ahí están, por ejemplo, los de la Mara Salvatrucha, que son pandillas de salvadoreños, guatemaltecos, gente de todo el mundo que operan en la frontera y negocian con humanos. Están ahí para amolar al migrante."
Un conflicto de seguridad nacional
-ƑY hay la visión compartida de considerar al fenómeno un problema de seguridad nacional?
-Por supuesto. Es un problema de ambos gobiernos que ha recibido más atención por parte de los medios de información después del 11 de septiembre. Pero, hay que decirlo, no ha pasado nada extraordinario después de esa fecha que nos haga pensar que ahora es peor lo que sucede allá. El conflicto siempre ha estado y concierne a la seguridad fronteriza global.
-Y donde además se da mucho la violación de los derechos humanos.
-En ese tema nuestra posición es que no hay una política pública de violación a los derechos humanos en México. En todo caso se trata de un problema de corrupción en general, pero no es el Estado el que viola las garantías individuales. No tiene, como sí hay en otros países, una política específica, represiva, contra los indocumentados.
"En todo caso lo que existe es desorden y desorganización, en la cual operan diferentes niveles de autoridad y distintas corporaciones. No es fortuito que México haya instalado en esa zona una oficina específica para proteger los derechos humanos. Nosotros, desde Guatemala, también impulsamos una reorganización de nuestros servicios consulares.
"Se requiere echar a andar el proyecto binacional de desarrollo de zonas fronterizas, para formalizar los cruces con autoridades, agentes de Migración, Aduanas y de seguridad."
Hay más de 100 puntos negros de paso
-ƑCómo diferencian las autoridades aquellos puntos de paso de contrabando de los que estarían tolerados?
-Hay más de 100 puntos no oficiales, desconocidos. Puntos negros de paso mediante los cuales se realizan esas operaciones no legales. Pero están además los pasos no formales que existen y se conocen, y que se han desarrollado por la fuerza de las circunstancias y la costumbre, pues pertenecen a los sistemas de interacción de las poblaciones fronterizas.
"En estos últimos lugares vive y viaja gente que ahí reside, y que va de un lado a otro porque pasan, por ejemplo, a comprar cerveza cuando está más barata allá, y luego regresan a su país para venderla. Eso no representa gran problema, porque ni siquiera se puede considerar que realizan contrabando, pues sus antepasados así han hecho en función de dónde esté más barato el dólar.
"De algún modo es igual a como ocurre en las poblaciones de la frontera entre México y Estados Unidos, con la diferencia de que allá utilizan una mica y acá no. Pasan el río y ya. El problema no está ahí, porque están también las cerca de 40 mil personas que realizan trabajo migratorio."
-ƑY hacia dónde se dirige, entonces, según su información, el trabajo que de manera conjunta realizarán los dos gobiernos?
-El centro está en practicar el comercio, impulsar el desarrollo fronterizo y explotar racionalmente los recursos naturales. La idea es que el funcionamiento de la zona limítrofe sea transparente y poner seguridad en la zona, no en términos policiacos o militares, sino que las actividades que se desarrollan en la frontera sean estables; inaugurar nuevos puertos de entrada, aumentar la vigilancia, coordinar los patrullajes, intercambiar información de todo tipo; vigilar, por ejemplo, los incendios forestales. Todo lo que haga funcional esa área.
-ƑY esto incluiría también el tráfico de personas?
-Sí. Nosotros asumimos responsabilidades. Una, sobresaliente, está en cooperar con las autoridades mexicanas para verificar que los guatemaltecos que son repatriados realmente tengan esa nacionalidad.
"Esto es muy importante, porque imagínese la cantidad de personas de otras nacionalidades que tratan de llegar por el sur a Estados Unidos. Nuestra intención es colaborar con medidas; por ejemplo, aumentar la seguridad de nuestros documentos migratorios, y quisiéramos avanzar también en la propia vigilancia de la frontera."