OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 74
Los dilemas del instituto nacional de evaluación
educativa
El pasado 15 de marzo dio inicio el periodo ordinario
de sesiones en el Congreso, y uno de los temas pendientes, entre los varios
que tienen en agenda los legisladores, se refiere al Instituto Nacional
de Evaluación de la Educación (INEE). La idea de crear tal
organismo ha sido reiterada, aunque poco efectiva. Fue una de las propuestas
del equipo de la transición educativa en noviembre de 2000 y se
preveía que estuviera en funcionamiento en los primeros cien días
del gobierno actual. Incluso, la iniciativa contó con recursos en
el Presupuesto de Egresos de la Federación 2001. Sin embargo, los
plazos transcurrieron y no se puso en marcha.
La propuesta de crear el INEE también se planteó
en el Programa Nacional de Educación 2001-2006 (PNE). De hecho,
el programa destaca que el organismo será una "entidad técnicamente
autónoma" (p. 92) y señala el compromiso de iniciarlo este
año. En los meses anteriores las autoridades educativas han sostenido
diferentes reuniones con especialistas, con el sindicato de profesores
y con legisladores, según han dicho, para intercambiar y reunir
opiniones sobre las características del proyecto del instituto.
La personalidad jurídica que tendría el
INEE es uno de los puntos de mayor controversia y en el que parece radicar
la dificultad para iniciar el proyecto. El titular de la SEP ha señalado
que existen dos opciones para su creación: una iniciativa de ley
del Congreso de la Unión o bien por decreto presidencial (Reforma
14/03/02). La primera opción implicaría crear un organismo
independiente y autónomo; la segunda, probablemente, un organismo
descentralizado, sectorizado a la SEP. En este debate un aspecto nada fácil
de remontar se refiere a la posible inconsistencia entre la función
de evaluación que la Ley General de Educación reserva explícitamente
a la SEP y las ta-reas de evaluación que tendría a su cargo
una institución independiente de ésta.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE) ha expresado su intención y demanda de que se le considere
en las discusiones sobre el proyecto del INEE. "Sin la participación
del maestro ningún programa es viable", ha declarado su vocero.
También ha indicado que el organismo debe ser creado por consenso
?no por decreto?. Pero se ha reservado su opinión sobre el proyecto
que les envió la SEP y no han precisado qué tiempo les llevará
analizar la propuesta.
Algunos legisladores han reconocido la importancia de
un organismo como el INEE para mejorar la educación y han expresado
su acuerdo en que cuanto antes debe ponerse en marcha. Sin embargo, aparte
del cúmulo de temas en la agenda para el actual periodo ordinario,
tampoco parece haber consenso sobre la personalidad jurídica más
conveniente para el instituto. Recientemente, la diputada del PAN. Silvia
Alvarez Bruneliere, señaló que existen acercamientos al respecto
entre las bancadas, y entre ellos está el de la figura jurídica
del instituto, y mencionó que "deberá ser un órgano
desconcentrado del gobierno federal, aunque no se ha definido si llegará
a ese estado mediante una iniciativa de ley o por decreto presidencial"
(La Jornada 19/03/02).
No es trivial, además, la discusión sobre
la estructura de gobierno del nuevo organismo. Ya sea que la decisión
final recaiga a favor de una entidad autónoma, o bien que se opte
por la figura de un organismo vinculado a la SEP, seguramente será
materia de arduo debate la participación de representantes de los
distintos sectores interesados en la evaluación educativa. También
es muy previsible que la discusión se concentre sobre qué
hacer con los resultados de las evaluaciones. Es posible lograr un acuerdo
entre autoridades educativas, legisladores y profesores sobre la figura
jurídica del nuevo organismo. No obstante, la controversia jurídica
ha centrado en buena medida el debate actual y poco se ha discutido sobre
el importante tema de la evaluación educativa en general y sobre
el papel que podría cumplir el nuevo organismo.
Evaluación: ¿medio de control o instrumento
de innovación?
Durante los últimos años del siglo xx, y
de manera similar a lo ocurrido en otras latitudes, el sistema educativo
mexicano vio surgir y desarrollarse una nueva cultura de evaluación,
a través de la cual se ha buscado examinar el desempeño de
prácticamente todos los elementos que intervienen en la educación:
estudiantes, profesores, programas e instituciones.
En lo relativo a educación básica, a mediados
de los años 90 las evaluaciones basadas en la aplicación
de pruebas estructuradas a muestras nacionales de alumnos, usadas desde
fines de los 70, se vieron complementadas por otras, como las desarrolladas
en el marco del programa de carrera magisterial. En educación superior
la última década del siglo pasado vio surgir el Centro Nacional
de Evaluación (Ceneval), los Comités Interinstitucionales
de Evaluación de la Educación Superior (CIEES) o Comités
de Pares, y un número creciente de agencias acreditadoras. En los
últimos días del sexenio anterior, en noviembre de 2000,
se creó un organismo cúpula, que asegura la integración
del conjunto anterior de organismos: el Consejo para la Acreditación
de la Educación Superior (Copaes).
En continuidad con estos antecedentes, los lineamientos
de política educativa que preparó el equipo de la transición
educativa incluyeron la propuesta de crear el INEE. Por su parte, el PNE
incluye varios planteamientos relativos a evaluación. Uno de los
más sobresalientes es el relativo a la consolidación de un
Sistema Nacional de Evaluación Educativa, contemplando acciones
precisas. De hecho, formula como metas para este año: creación
del INEE y de otro organismo para evaluar la educación media superior,
así como establecer lineamientos para asegurar la calidad de las
evaluaciones mismas (p. 100). Otras acciones, en cambio, no precisan fechas
ni plazos para su realización. Por ejemplo, la evaluación
de programas educativos del nivel superior, el fomento a la creación
de organismos independientes para la acreditación o la consolidación
de los organismos que ya desempeñan funciones de evaluación,
como el Ceneval, los CIEES y el Copaes.
Otro planteamiento del PNE es el que se refiere al desarrollo
del Sistema Nacional de Indicadores Educativos, el que se pretende rediseñar,
concibiéndolo como un elemento que integrará los resultados
del aprendizaje de los alumnos, con la gestión de escuelas, el subsistema
y el sistema educativo, con el fin de que "haya disponibilidad permanente
de información relevante para la toma de decisiones en los diferentes
niveles de gestión de la educación" (p. 102). Tal sistema,
dice el PNE, en este año debería renovarse de manera conjunta
con las instancias de SEP y el nuevo INEE.
¿En qué medida los mecanismos de evaluación
ya experimentados han contribuido a mejorar el sistema educativo como tal?
Sobre esta cuestión no hay una respuesta única, sin embargo,
se coincide en señalar la necesidad de mejorar técnicamente
los procedimientos de evaluación, buscar que sean equitativos y
transparentes, así como favorecer los vínculos entre la evaluación
y la innovación educativa.
Resultados decepcionantes
El interés de amplios sectores de la opinión
pública mexicana por la evaluación educativa se vio estimulado,
durante los últimos meses de 2000, por la amplia difusión
que dieron los medios de comunicación a dos noticias:
Una, la relativa al tercer Estudio Internacional
sobre Matemáticas y Ciencias, realizado por la Asociación
Internacional de Evaluación Educativa, y el primero de su tipo en
el que participó México. Los resultados de los alumnos de
nuestro país fueron considerablemente inferiores a los de casi todos
los demás, ubicándose en penúltimo lugar, después
de Colombia y sólo antes de Sudáfrica. Al tener conocimiento
de los resultados, en 1995, quienes estaban entonces al frente de la SEP
decidieron no autorizar su publicación; aunque esto era conocido
por los especialistas, la opinión pública sólo se
enteró en octubre de 2001, con gran escándalo.
La otra se refirió a los resultados de un estudio
similar sobre el nivel de dominio de la lectura, y en menor medida de las
matemáticas y las ciencias, difundido por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) el 4
de diciembre de 2001. Nuevamente los resultados de los mexicanos se situaron
en penúltimo lugar, muy por debajo de los demás países,
con excepción de Brasil.
La idea de que evaluar es importante para fundamentar
los esfuerzos por mejorar la calidad de la educación es difícilmente
cuestionable, por lo menos expresada de manera general. Las dificultades
surgen cuando se quiere dar respuesta precisa a preguntas como las relativas
a quién debe ser evaluado, en relación con cuáles
aspectos, por quién, cómo, a quién debe darse cuenta
de los resultados, y para qué. La última pregunta es, posiblemente,
la más importante, pues el propósito de la evaluación
condiciona de manera fundamental la respuesta que se dará a las
demás.
En la experiencia de evaluación en el país,
uno de los problemas más recurrentes es que sus resultados no se
utilizan sistemáticamente para mejorar el desarrollo educativo y,
además, se manejan con un alto grado de discrecionalidad. En este
sentido, la puesta en marcha del INEE debiera atender el reto de mejorar
el sistema de evaluación, pero también, y muy especialmente,
la difusión de análisis y los resultados correspondientes.
El tema de la evaluación se torna un asunto muy
delicado en la medida en que se percibe como un mecanismo de control y
una posibilidad de castigo. No extrañan, pues, las resistencias
que ya han aparecido y las que seguramente surgirán en el momento
en que se discutan en el Congreso las iniciativas a propósito del
INEE. Por ello consideramos necesario insistir en la importancia de aclarar
las orientaciones, propósitos y finalidades que se buscarían
con este proyecto. Además preguntamos:
Interrogantes
-Si autoridades, legisladores y profesores han reconocido
la necesidad de crear el INEE, ¿por qué el proyecto no avanza
y quién se responsabiliza por el retraso?, ¿cuáles
son los principales obstáculos?
-¿Se tiene previsto cuándo estará
en funcionamiento el nuevo organismo y, sobre todo, qué hacer si
no se logran los acuerdos pertinentes?
-En el caso de que el INEE se ponga en marcha, ¿cuál
será su principal finalidad? ¿Qué mecanismos se piensa
instrumentar para difundir su trabajo? ¿Qué se hará
con los resultados de la evaluación que se obtengan?
-¿Qué se ha hecho con los procedimientos
y resultados de evaluación ya experimentados para mejorar el sistema
educativo y qué se piensa hacer con los que ahora se lleven a cabo?
¿QUIENES SOMOS?
Nuestros comunicados aparecen en el primer y el tercer
viernes de cada mes en este espacio periodístico; se pueden reproducir
en cualquier medio indicando su procedencia. Todos los ciudadanos están
cordialmente invitados a sumarse a nuestra iniciativa. Favor de enviar
sus nombres con sus datos de localización e identificación
a: La Jornada Observatorio Ciudadano de la Educación, Apartado
Postal 20-423, San Angel, México, D.F. C.P. 01001. Fax: 55 54 86
55. Correo electrónico:
[email protected]
Visítenos en:
http://www.observatorio.org
Grupo de redacción (en orden alfabético):
Alberto Aziz Nassif, Alejandro Canales, Pedro Flores Crespo, María
de Ibarrola, Pablo Latapí Sarre, Felipe Martínez Rizo, Humberto
Muñoz García, Carlos Muñoz Izquierdo, Roberto Rodríguez,
Lorenza Villa Lever y Leonel Zúñiga.
Otros integrantes: 671firmas de 32 entidades federativas.
Véanse en la página de Observatorio en Internet.