Destaca Laura Itzel Castillo el legado juarista en el aniversario de su natalicio
Persisten desigualdad, pobreza e ignorancia
El liberalismo impulsado por el Benemérito no se compara con el neoliberalismo actual
BERTHA TERESA RAMIREZ
En estos tiempos los ideales de Benito Juárez pueden parecer lejanos, pero no los problemas que aquejaban a la nación en su época, ya que es innegable que la desigualdad, la pobreza y la ignorancia persisten en nuestro país y en el mundo, afirmó Laura Itzel Castillo, secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda del gobierno capitalino.
Al referirse a la Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, que se lleva a cabo en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, la funcionaria señaló que en el contexto de un mundo desigual, los países ricos siguen analizando si destinan o no 0.7 por ciento de su producto nacional bruto para ayuda internacional.
Oradora oficial en el 196 aniversario del natalicio del Benemérito de las Américas, Castillo destacó que hoy día se sigue discutiendo en foros internacionales la necesidad de llegar a acuerdos para aliviar la carga de la deuda externa de los países en desarrollo.
En México, mientras el Presidente de la República afirma que la deuda externa ya no es un problema, "los mexicanos cargamos con una deuda de casi 77 mil millones de dólares, de acuerdo con cifras de la propia Secretaría de Hacienda. Ello implica que el país pague cada año la escandalosa cifra de 30 mil millones de dólares por el servicio de dicha deuda", apuntó.
Indicó que si se consideran los ingresos que percibe nuestra nación por la exportación de petróleo, entendemos por qué no son suficientes para cubrir los intereses, ya que se obtienen anualmente 12 mil millones de dólares por la exportación de crudo, es decir, menos de la mitad de lo que se eroga por el servicio de la deuda externa.
La titular de la Seduvi aseveró que la soberanía se ha trastocado en globalización neoliberal, que obliga a los países en desarrollo a cubrir de manera infinita los pagos de sus deudas, por lo que se invierte más en el pago del servicio de la deuda que en salud y en educación.
En ese contexto, indicó que es fundamental recordar los orígenes de nuestro nacimiento como país soberano, "a la luz de la herencia de Juárez. A la fecha, como diría Fernando Benítez, la conmemoración de su natalicio es un día de fiesta y los niños no asisten a la escuela, pero cada vez se reflexiona menos sobre la trascendencia de su obra".
Juárez -dijo- es uno de los personajes de la historia que con valor e inteligencia forjaron la patria. La proclamación de las Leyes de Reforma, la desamortización de los bienes eclesiásticos, el desconocimiento de la deuda externa y la consecuente declaración de la suspensión de pagos a Francia, Inglaterra y España, y su lucha contra el imperio, son ejemplo vivo de la tenacidad cristalizada en un hombre.
República, independencia, soberanía, libertad, igualdad, legalidad y honestidad son sólo algunos de los conceptos que Juárez colmó de contenido y se constituyeron en el motor de nuestra historia en el siglo XIX. Una época en la que el proyecto liberal revolucionario significaba en México restituir los derechos nacionales, abrir la posibilidad del futuro y crear las instituciones que les dieran sustento a la reciente nación, agregó.
El programa liberal proponía, frente al conservadurismo, el federalismo, la separación y el equilibrio de los tres poderes, la participación popular de la vida pública mediante el voto y la práctica de los derechos civiles. En este caso se trataba del concepto liberal relacionado con los derechos políticos, sociales y civiles, junto a oportunidades para el crecimiento económico del país. De ninguna manera este liberalismo es comparable con el neoliberalismo que conocemos en la actualidad, donde las reglas del mercado actúan por encima de las leyes nacionales, acentuando la desigualdad y la pobreza, concluyó.