MONTERREY 2002
El Grupo de los 77 y China cuestionaron algunas de
sus recomendaciones: Chávez
La aceptación al Consenso de Monterrey no fue
absoluta, dice el presidente de Venezuela
En nombre de la Unión Europea, Aznar reitera
los principios y acciones del documento
Monterrey, NL, 21 de marzo. Al comenzar hoy la
cumbre de líderes de la Conferencia Internacional sobre la Financiación
para el Desarrollo, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, dijo
que aunque se aprobó el Consenso de Monterrey, su aceptación
por parte del Grupo de los 77 (G-77) y China no fue absoluta, pues se cuestionaron
algunas de sus recomendaciones, como la de movilizar recursos domésticos
y continuar con el ajuste estructural de las economías.
En
contrapartida, el presidente del gobierno español, José María
Aznar, reiteró en nombre de la Unión Europea su adhesión
a los principios y acciones del documento, insistió en su condena
al terrorismo y dijo que sólo mediante la cooperación entre
los países se podrá erradicar ese tipo de actividades.
Durante las sesiones plenarias de este jueves, un total
de 83 presidentes, jefes de Estado y ministros de finanzas, economía
y relaciones exteriores fijaron su posición en torno al Consenso
de Monterrey.
Como presidente del Grupo de los 77 y China, Hugo Chávez
fue el primer orador de la mañana, luego de los discursos inaugurales
del anfitrión, Vicente Fox; el secretario general de la ONU, Kofi
Annan, y los responsables de los organismos financieros multilaterales
como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización
Mundial de Comercio, a cargo de James Wolfensohn, Horst Köhler y Mike
Moore, respectivamente.
En un discurso de siete cuartillas, el presidente de Venezuela
enfatizó cuatro ideas principales: la primera tiene que ver con
el reconocimiento de que el mundo no sólo ''está torcido'',
sino está al revés y patas arriba. Los líderes
reunidos en Monterrey ''podemos y debemos hacer mucho para enderezarlo
y ponerlo al derecho''.
Como representante de mil 500 millones de pobres absolutos
de los llamados tercer y cuarto mundo y los 200 millones que habitan en
el primero y segundo, el comandante Chávez dijo que su segunda idea
tiene que ver precisamente con el hecho de que ''tenemos que hacer, no
sólo decir'', pues como va el mundo no es viable en el largo plazo.
''Lo estamos destruyendo'', subrayó.
El tercer planteamiento del venezolano fue el de definir
qué tipo de desarrollo se quiere, ya que el modelo desarrollista
del norte ha sido en algunas ocasiones causadel subdesarrollo del sur.
La cuarta idea del presidente refiere que el Consenso de Monterrey tiene
ideas muy positivas, pero hay que darles visión de tiempo y de espacio.
Propuso
que así como existe un Fondo Monetario Internacional, haya un fondo
humanitario internacional que se alimentaría con 10 por ciento de
la deuda externa y un porcentaje similar de los gastos militares, así
como otro de las confiscaciones al narcotráfico y los dineros derivados
de la corrupción. Lo importante, sin embargo, es tomar decisiones
y no sólo hablar, porque se enfrenta una emergencia mundial.
Hugo Chávez hizo un reconocimiento al G-77 y a
China, para llegar después de profundas deliberaciones al consenso
que se trajo a Monterrey. Sin embargo, éste no fue absoluto. Por
ejemplo, se ''nos pide que los países tomen la iniciativa de movilizar
recursos para el desarrollo, pero hay un conjunto de países en el
mundo en el cual habitan más de 500 millones de personas que no
tienen capacidad propia para movilizar un centavo para el desarrollo''.
Por otra parte, se pide que se movilicen recursos internacionales,
pero es necesario cambiar el condicionamiento. Los paquetes estructurales
del FMI han resultado veneno mortal para los pueblos y han derivado en
rebeliones, guerra, golpes de Estado, incertidumbre y muerte en los pueblos
del Tercer Mundo.
Apresurado por el presidente Vicente Fox ?ya se le había
terminado su tiempo para hablar?, el venezolano pidió un minuto
más para concluir su discurso y de antemano se disculpó con
el mexicano, por recordarle que los presidentes de las instituciones financieras
se pasaron de su tiempo también.
Ya en la parte final de su discurso calificó de
inmoral e injusto que mientras los países ricos subsidian sus productos,
a los pobres se les exige que no lo hagan. En este contexto demandó
que cesen los subsidios ''groseros'' a la producción en el Primer
Mundo. Agregó que la deuda externa es impagable para algunos países.
Más apoyo de la Unión Europea
Por el bloque comunitario habló el presidente del
gobierno español, José María Aznar, quien reiteró
la decisión de incrementar a 0.39 por ciento la ayuda oficial destinada
a los países pobres en los próximos cuatro años. También
dio a conocer un conjunto de medidas para mejorar el comercio de esas naciones
e incrementar su participación en la toma de decisiones en los organismos
financieros mundiales.
Puntualizó que la Conferencia de Monterrey es un
significativo jalón de un proceso que la comunidad internacional
en su conjunto ha decidido impulsar desde la Cumbre del Milenio, para promover
el desarrollo y reducir la pobreza.
Aznar
se salió del discurso proporcionado a la prensa para condenar el
terrorismo y señalar que la única manera de erradicarlo es
con la cooperación y la ayuda entre los países. De esta manera
sostuvo que ''estamos reunidos aquí para luchar contra la pobreza,
pero también contra el terrorismo de aquellos que no respetan valores
universales''. Reprobó luego la muerte de un concejal de su país.
Por su lado, el presidente de Perú, Alejandro Toledo,
también hizo un llamado a combatir el terrorismo y recordó
el atentado registrado el miércoles en su país, que dejo
ocho muertos y 30 heridos.
Aseguró que no permitirá un resurgimiento
de las actividades terroristas. ''Aplicaremos toda la firmeza necesaria
y todo el peso de la ley; no descansaré en este empeño'',
puntualizó el mandatario.
Poco antes de abandonar el país para atender la
problemática derivada del atentado, calificó la explosión
como un hecho de oscuro origen que busca golpear el esfuerzo de un pueblo
que tiene la decisión de construir su democracia y caminar sin ambigüedades
hacia su desarrollo.
Otro presidente que igualmente condenó al terrorismo
y al narcotráfico fue Andrés Pastrana, de Colombia, quien
en su ponencia ante el pleno de la conferencia dijo que el desarrollo sólo
podrá lograrse en un entorno favorable.
Se pronunció por un control efectivo de la venta
de armas y el tráfico de drogas, que es el gran financiador del
terrorismo. Culpó a los narcotraficantes del conflicto interno que
vive su país, a causa de ''unos pocos grupos violentos sin respaldo
popular''.
En un tono más cercano al objetivo de la conferencia
de la ONU, el presidente de Nicaragua, Enrique Bolaños, puntualizó
que los países pobres necesitan la cooperación, mientras
los desarrollados requieren de fortalecer su seguridad nacional. Recordó
los atentados del 11 de septiembre y dijo que de los resultados de esta
cumbre ''todos salimos ganando o todos salimos perdiendo''. Asimismo, condenó
la corrupción.
Por su lado, el presidente de Uruguay, Jorge Batlle, celebró
la decisión del presidente George W. Bush de aumentar la ayuda oficial
a los países pobres, pero insistió en que la apertura real
de los mercados es el mejor mecanismo para combatir la pobreza. Las enfermedades
se curan atendiendo a sus causas y no disminuyendo sus efectos, advirtió.
Los presidentes de los países africanos tuvieron
una posición común: la de enfatizar la necesidad de mayor
ayuda oficial y realmente abrir los mercados.
Así, Thabo Mbeki, presidente de Sudáfrica,
consideró el Consenso de Monterrey como una esperanza. Debe aceptarse
como el cimiento sobre el cual todos debemos construir. Pero debemos instar
a que se haga lo más rápidamente.
Olesun Obasanjo, de Nigeria, puntualizó que el
combate al terrorismo será imposible si no se apoya el desarrollo
y se combate la pobreza. Las contribuciones no deben limitarse a buenas
palabras. Con el consenso esperamos que los países se vuelvan a
comprometer en el logro de las metas de la Cumbre del Milenio.
GEORGINA SALDIERNA, ROBERTO GONZALEZ, ROSA E.
VARGAS, Y BLANCHE PETRICH, ENVIADOS,
Y ESTHER HERRERA, CORRESPONSAL