Devoradores de ciudades, nuevo libro del escritor
Propone Ordóñez reivindicar la tradición diplomática de México
Será presentado en la Casa de la Cultura Reyes Heroles
GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL
La Habana, 19 de marzo. Con la publicación de Devoradores de ciudades, su más reciente obra, el escritor y diplomático mexicano Andrés Ordóñez llama a una ''revuelta" que rescate ''no exactamente los principios, sino más bien una tradición intelectual en la diplomacia mexicana sobre bases no necesariamente anglosajonas sino más hacia la tradición hispánica, que es de donde surge la codificación principista".
Ordóñez (México, 1958), graduado en letras por la Universidad Nacional y diplomático de carrera, con asignaciones en Brasil, Grecia e Israel, es jefe de la cancillería en Cuba. Su libro, subtitulado Cuatro intelectuales en la diplomacia mexicana, es una revisión del cruce de caminos que hubo en las vidas de Federico Gamboa, Isidro Fabela, Alfonso Reyes y Octavio Paz.
La exploración del pasado lleva al autor a reivindicar en las primeras páginas el ''carácter eminentemente humanista de la doctrina diplomática mexicana", que se halla hoy ''en la crisis más severa de su historia". Bajo un ''proyecto gubernamental que privilegia la ortodoxia de las instituciones financieras internacionales, la doctrina de política exterior ve confrontada su herencia culturalista al pragmatismo economicista y unidimensional de la nueva generación de dirigentes mexicanos".
Esta situación, agrega Ordóñez en su texto, ''le significa una crisis práctica al aparato diplomático". En términos de política interna, ''la crisis del discurso diplomático se manifiesta en la ruptura del consenso que antes disfrutaba. La subordinación de la acción diplomática a la política financiera ha exigido flexibilizar posiciones antes indiscutibles y la pérdida de la conducción sustantiva de la política exterior por la cancillería mexicana a favor de los sectores del gobierno federal encargados de las áreas económicas, comerciales y financieras".
''Aun en términos conceptuales", dice el escritor a La Jornada, poco antes de viajar a México a la presentación de su obra, la política exterior mexicana ''está subordinada a una codificación y a una visión del mundo franco-anglo-sajona, como si ahí se encontrara el origen de la modernidad. El origen de la modernidad tiene un elemento importantísimo, sin el cual es muy difícil entenderlo, que es el pensamiento ibérico, español y portugués. Nosotros venimos de esa vertiente. Es necesario rescatarla y reivindicar nuestro lugar en la modernidad occidental, en vez de pretender anteponer un pensamiento distinto a esa modernidad hegemónica".
Ordóñez trabaja en un próximo libro, a propósito de la soberanía y la tradición hispánica en la política internacional mexicana. Dice al respecto que ''no es un concepto superado, pero sí se ha mutado. Por eso es importante rescatar los fundamentos originales del concepto de soberanía en la tradición occidental, que es el pacto político entre gobernantes y gobernados. En la medida en que los gobernados encontremos satisfacción y eco en las políticas del gobernante, seguiremos generando en nuestro imaginario la idea de la nación".
Redefinición de una nueva etapa
Sobre la presencia de políticos ajenos a la carrera diplomática, Ordóñez dice que "lo ideal sería que la política exterior fuera una política de Estado y que el cuerpo encargado de ejecutarla fuera de tal consistencia que pudiera superar los escollos de la alternancia de poderes. En el caso mexicano vamos en ese sentido. No soy enemigo total de la incorporación de cuadros políticos al servicio exterior, pero lo que sí es reprobable es en lo que se cayó en los regímenes priístas, donde ese servicio era una especie de refugio de políticos en desgracia".
De cara a la globalización, los intelectuales mexicanos están ''definiendo sus parámetros", dice. ''Unos la asumen como amenaza. Otros como fuente inagotable de oportunidades. En América Latina ha faltado construir un marco útil para insertar el problema... ha faltado mayor audacia en la construcción de parámetros. La dificultad es mayúscula. Se dice que el mundo cambió el 11 de septiembre. Creo que ese día es la primera evidencia de que el mundo había cambiado mucho antes. El problema es que al pensamiento crítico internacional le hace falta formular nuevas categorías para nombrar esta realidad tan increíblemente compleja. No es por una falta de cualidades del intelectual latinoamericano. Es que estamos en la redefinición de esta nueva etapa y aún es muy incompleta".
Ordóñez era el encargado de negocios de la embajada mexicana el pasado 27 de febrero, cuando un grupo de cubanos irrumpió en la sede para demandar su salida de la isla y buscar empleo en México. En términos personales y profesionales, explica, ''ha sido una experiencia valiosísima... el trabajo de equipo (con el personal de la embajada) fue fundamental. Sin esa labor hubiera sido imposible sacar adelante la situación. Fue un lujo trabajar allí".
El libro de Ordóñez, editado por Cal y Arena, será presentado este miércoles en la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles, por Adolfo Gilly, Carlos Montemayor y Ricardo Pérez Montfort.