Lucía Garzón, fundadora y directora, apuesta por la representación genuina

Estampas Colombianas cumple 20 años de divulgar el folclor de ese país en México

El grupo de danza y música muestra la fusión cultural entre Europa, Africa y América

ANASELLA ACOSTA NIETO

Del bambuco al joropo, el curulao, la cumbia y el frenesí del mapalé para llegar al ''folk urbano" con las cuatro formas del vallenato -paseo, merengue, puya y son-, el grupo folclórico Estampas Colombianas cumple dos décadas de esparcir la danza y la música del país sudamericano en México, que es muestra de fusión cultural entre Europa, Africa y América.

La afición por el baile aprendido desde niña en casa, con los amigos, en los colegios y con los areneros de la región de Juanchito en Colombia, convirtió a la arqueóloga Lucía Garzón -fundadora y directora de Estampas Colombianas- en coreógrafa profesional que durante 20 años ha formado muchos bailarines mexicanos y colombianos.

Como fruto de un proyecto artístico nacido de la nostalgia, hace dos décadas danza, teatro y poesía de Colombia se conjugaron por vez primera en el Foro Coyoacanense, bajo la dirección de Garzón. Un año después se abrieron los talleres de formación dancística para complementar el grupo folclórico.

Sostenido con recursos propios, el grupo de danza y música ha participado en las ferias internacionales de Tlaxcala, Michoacán, Guerrero e Hidalgo; en los festivales Afrocaribeño de Veracruz, Internacional Cervantino y en el de las Américas.

Precariedad económica

Para montar cada coreografía del repertorio de Estampas Colombianas, Garzón -quien cuenta con una formación básica en la danza clásica- se ha dado a la tarea de investigar los ritmos y los pasos de los diferentes géneros que conforman el folclor colombiano, así como las transformaciones y las novedades que éstos han registrado y la cultura de la región que los alberga.

De esta manera escenas de pescadores, de mujeres que ofrecen su cuerpo virgen a la vida, del enfrentamiento con la muerte y la tentación del aguardiente -bebida regional derivada de la caña y el anís- se convierten en estampa andina.

La arqueóloga y sicoterapeuta explica que antes de llegar a México, como militante de las Juventudes Comunistas, participó en la alfabetización de los areneros de Juanchito y al terminar las clases se intercambiaban los papeles y los obreros se convertían en sus maestros de baile.

Respecto de la investigación para el montaje de danzas precolombinas, algo común en México, Garzón describe: ''Me gusta más el folclor que está vivo, que es funcional. Los valores y las raíces realmente originales se perdieron como resultado de las nuevas formas de bailar, de escribir, de tocar".

No obstante, defiende la pureza de la técnica y la importancia de la investigación para alcanzar una representación genuina de lo que es el baile, y que incluye también instrumentos y trajes típicos como el sombrero vuelteao, que por cierto se fabrica con pigmentación de origen maya.

El maestro Josué Pérez explica que la característica de la danza colombiana ''es el movimiento horizontal; ir de un lado a otro sin golpear el piso, acariciándolo y lograr un movimiento completo del cuerpo. En contraste, en México predomina una cultura cinética vertical en la que el zapateado es muy importante.

Estampas Colombianas, grupo embajador del folclor de ese país, se mantiene como desde hace 20 años con recursos propios. Al respecto, Garzón destaca la situación de precariedad económica que enfrenta la mayoría de bailarines; ''este no es un trabajo que genere un salario diario, por lo que desgraciadamente muchos no pueden permanecer en el ballet".

Garzón insiste en difundir el sabor andino a ritmo de bambuco, joropo, cumbia y vallenato, y sigue la formación de bailarines en sus talleres sabatinos. (Informes a los teléfonos 56 77 74 54 y 044 55 54 04 52 70.)