EUROCUMBRE
Repudian líderes en Barcelona la pretensión de la UE de "abaratar el despido"
Se manifiestan 150 mil sindicalistas por una Europa con pleno empleo y derechos sociales
Es la primera protesta contra la reunión de jefes de Estado y de gobierno, que comienza hoy
ARMANDO G. TEJEDA ENVIADO
Barcelona, 14 de marzo. Bajo la consigna "más Europa con pleno empleo y derechos sociales" unos 150 mil sindicalistas del viejo continente se manifestaron este jueves aquí, en lo que representó la primera gran protesta contra la globalización en el marco de la cumbre de jefes de Estado y de go-bierno de la Unión Europea (UE).
Los trabajadores reclamaron un "cambio de orientación en las directrices económicas comunitarias", mientras que el Ejecutivo español y presidente de turno de la UE, el conservador Jose María Aznar, advirtió que de la reunión de Barcelona habrá resultados "importantes" para liberalizar aún más la economía europea.
En este primer día de protestas no se produjeron incidentes violentos ni tampoco represión por parte de la policía.
Las dos primeras marchas que recorrieron las calles tuvieron un carácter sindicalista, ya que uno de los vértices del encuentro de mandatarios europeos es precisamente la liberalización del mercado laboral, con propuestas encaminadas a "abaratar el despido", iniciativa que ha puesto en pie de guerra a las asociaciones de trabajadores del continente.
Rodeados por los 8 mil 500 policías desplegados en Barcelona, ciudad herméticamente vigilada por tierra, mar y aire, cerca de 150 mil personas, según las organizaciones convocantes, recorrieron las calles para lanzar un primer mensaje a los líderes políticos que este viernes y sábado se reunirán en el Palacio de Congresos.
La protesta ha sido "todo un éxito", ya que ha superado con creces las estimaciones de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), que calculaba participarían unas 50 mil personas, pero la trascendencia de lo que se pretende aprobar aquí provocó esta impresionante respuesta de los trabajadores españoles y europeos.
La CES, que representa a 60 millones de trabajadores, sostiene que "la integración y liberalización de los mercados debe ir acompañada de la promulgación de una di-rectiva marco sobre los servicios públicos y económicos de interés general que asegure la primacía de los intereses públicos".
Añade que "también considera que no se puede seguir aceptando el comportamiento sin reglas de las empresas trasnacionales a la hora de decidir el cierre de empresas y centros de trabajo, y que, por lo tanto, hay que establecer un marco europeo normativo y contractual que regule los procesos de reestructuración empresarial".
Cándido Méndez, líder de la Unión Ge-neral de Trabajadores y uno de los sindicalistas que encabezaron la multitudinaria protesta, sostuvo que el principal enemigo de los trabajadores europeos es lo que él llama "eje antipático de la UE", formado por Aznar, el primer ministro italiano Silvio Berlusconi y el británico Tony Blair, que se han convertido en el bloque que pretende aplicar criterios neoliberales en todos los sectores, de manera destacada en el energético, el transporte, la educación y el empleo.
Posición de la UE
En el encuentro los jefes de Estado y de go-bierno de los 15 pretenden dar un nuevo impulso a su carrera económica contra Estados Unidos, al proponerse pasos intermedios e importantes, a diferencia de la cumbre de hace dos años en Lisboa, cuando se anunció la meta de ser la mayor potencia económica mundial y desarrollar ampliamente la seguridad social para antes de 2010.
Otro punto se refiere a cerrar las negociaciones con 10 países candidatos a ingresar en la UE hasta finales de año, conversaciones en que no están incluidos Bulgaria y Rumania, de acuerdo con Dpa.
Mientras, Aznar defendió sus tesis al sostener que "haremos lo posible porque sea un éxito para aprobar las reformas y liberalizaciones, ya que debemos garantizar normas claras para todos", y éste es "el único camino para alcanzar el pleno empleo".
El gobernante español recibió el apoyo del Partido Popular Europeo, que congrega a las formaciones derechistas del entorno.
Pero los líderes sindicales se oponen radicalmente a estas tesis, ya que consideran que se confunde la liberalización económica con la "privatización y el deterioro" del interés general y del Estado social europeo.
Asimismo, los sindicalistas sostienen que en el actual contexto de desaceleración económica apostar por la liberalización sin adoptar al mismo tiempo medidas sociales, "además de ser injusto, no conducirá en ningún caso al objetivo de lograr el pleno empleo en 2010", como se decidió en la cumbre de Lisboa de 2000, una meta todavía lejana y de difícil alcance.
A la masiva protesta sindical se sumó unas horas más tarde, aunque de forma independiente, otra marcha de unos 2 mil policías españoles contra el Ministerio del Interior. La manifestación también fue vigilada por los agentes antidisturbios
Pero además hubo más protestas contra la Europa del capital y la guerra, como la que protagonizan desde ayer unos cien estudiantes que se encerraron en la Facultad de Economía de la Universidad de Barcelona en contra de la celebración de la cumbre y que ésta haya significado la suspensión de clases en el recinto educativo.
Entre los efectos por el intenso control policial en la ciudad, que ha hecho proliferar en las calles los llamados controles antiterroristas, destaca la detención e inminente expulsión del país de mil 500 migrantes sin papeles, que en aplicación de la ley de extranjería serán devueltos a sus países.
También en la frontera se ha limitado el acceso a cientos de jóvenes con supuestos antecedentes en disturbios callejeros en otras cumbres, celebradas en Génova o Niza.
A su vez, el Foro de Organizaciones de Periodistas hizo un llamamiento a los mandatarios europeos para que aprueben una iniciativa "política y diplomática que obligue a Israel a parar la guerra", que calificó de "genocidio", y negociar con la Autoridad Nacional Palestina "una salida equilibrada y justa al conflicto en Levante".
Al mismo tiempo, los informadores condenaron el asesinato en Ramallah del periodista italiano Raffaele Ciriello.