ENTREVISTA
Vicente Rojo, artista plástico que hoy cumple
70 años pero prefiere celebrar ''70 meses''
''Me gustaría empezar de nuevo para ver si al
fin aprendo algo''
MERRY MAC MASTERS
Primero celebró 40 años en el diseño
gráfico. Luego, el medio siglo de su arribo a México. Hoy,
con motivo de su cumpleaños, Vicente Rojo (Barcelona, 1932) festejará
un hito más en su vida. El artista, no obstante, a fin de evitar
la solemnidad prefiere celebrar ''70 meses'', en vez del mismo número
en años. Así ''me quedo más tranquilo'', expresa entre
risas.
Esta celebración ''totalmente privada'' antecede
la apertura, mañana sábado a las 12:30 horas, de la muestra
Volcanes construidos, que incluye pintura, escultura, obra sobre
papel y gráfica, en la galería López Quiroga (Aristóteles
169, Polanco).
-¿Cómo te encuentra tu cumpleaños,
Vicente?
-Aunque
las cifras redondas son un poquito pesadas, me animo a decir que sigo sintiéndome
joven. Así, como lo he hecho hasta antes de cumplir 70 años,
seguiré tratando de imaginar cosas, de pensar cosas, de llevarlas
a cabo, pero con el mismo espíritu que he mantenido tantísimos
años, en el que no quiero perder cierta presencia de la infancia.
Así que ahora me gustaría empezar de nuevo, ya como un hombre
mayor de 70 años, y a ver si finalmente logro aprender algo.
-¿Empezar tu obra de nuevo?
-No estaría mal si fuera posible, pero cómo
olvidar todo lo que he hecho.
-Momentos como el presente conducen a la reflexión.
¿Cómo han sido esos ''70 meses''?
-Siempre he hecho mi trabajo a fondo. Cuando lo presento,
estoy convencido de que es lo mejor que puedo hacer. Eso no quiere decir
que considere que es bueno, pero si tengo esa seguridad de que no puedo
hacerlo mejor, estoy tranquilo.
''Nunca he dejado nada a medias, ni he expuesto o hecho
portadas de libros de las que no he estado convencido de que era lo mejor
que podía hacer. Así que, con esa sensación de que
he hecho así mi trabajo, puedo decir que estoy tranquilo. Si no
ha salido mejor es porque no he sabido hacerlo.''
-¿Hay algo de lo que te arrepientas de haberlo
hecho o de no hacerlo?
-Resulta muy difícil a estas alturas hacer un balance
de ese tipo. He trabajado siempre muy a gusto, extraordinariamente bien
acompañado, y eso siempre ha producido una enorme satisfacción.
Sobre la calidad de mi trabajo no puedo opinar. En todo caso, sí
estaría satisfecho de la cantidad, que no está a discusión.
-A lo largo de esos ''70 meses'', ¿qué tipo
de metas te has propuesto?
-Ha pasado el tiempo muy rápido. Me ha sido muy
difícil plantearme metas y aunque no sea la única, insistiría
en mi empeño por hacer mi trabajo lo mejor posible. Esa ha sido
siempre mi única meta y sigue siendo una meta futura, porque pienso
que todavía puedo hacer algunas cosas.
-¿Qué te falta por hacer?
-Redondear todo lo que he hecho hasta ahora. Es decir,
seguir mi investigación en las líneas que he venido trabajando.
Tratar de profundizar en ellas y encontrar desarrollos diferentes de los
que he ido trazándome hasta ahora, de manera que pueda seguir entreteniéndome
con mi trabajo.
''Pienso que lo más terrible para un creador ?si
se puede poner creador entre comillas? es aburrirse con su trabajo. Eso,
quizá, sea también una respuesta a tu pregunta de las metas.
La única meta que a lo mejor me he puesto ha sido la de no aburrirme
nunca, y lo he logrado.''
-¿Nunca te has aburrido?
-Jamás, ni de niño.
-Cuando sientes que viene el aburrimiento, ¿logras
esquivarlo?
-Sí. Sobre todo siendo joven o niño, no
el aburrimiento, sino la sensación de que las cosas no fluían
como quería. Si sentía que los trabajos que empezaba llevaban
mucho tiempo, que no lograba redondearlos, y tenía que insistir
mucho en ellos. Esa sensación con los años se fue alejando.
-Te acercas a tu trabajo con gran sinceridad. ¿Has
sido demasiado crítico contigo mismo?
-No, creo que nadie puede ser demasiado crítico
consigo mismo. Esa es una de las bases de la posibilidad de realizar un
trabajo serio, rico, profundo. Sin autocrítica las cosas no funcionan,
no se logran. Así que la autocrítica, por lo menos en mi
caso, es absolutamente necesaria, y en mi trabajo se refleja en que en
cada cuadro, por ejemplo, hay siete u ocho cuadros debajo. Es decir, son
imágenes que he ido rechazando, pero que al mismo tiempo me sirven
de estructura. De ese rechazo siempre hay algún elemento que llega
hasta el final de esa obra y que es importante tenerlo escondido y salvar
de él pequeños destellos que pueden iluminarla.
-Alguna vez mencionaste que tu obra se basa en los recuerdos.
¿Cuáles son esos recuerdos?
-Mira, son recuerdos muy intensos, pero sobre los que
trabajo sobre todo recordando esos recuerdos. Es decir, los tengo presentes,
pero bueno, se ha dicho muchas veces que el recuerdo es algo que está
totalmente cambiado o que oculta ciertas verdades y que uno se inventa
de alguna manera sus recuerdos.
''Me gusta trabajar sobre esos recuerdos inventados que
siempre tienen algo de real, pero al mismo tiempo hay algo que, con el
paso del tiempo, se ha ido enriqueciendo, quizá falseando. Desde
el punto de vista artístico, me funciona muy bien ese sistema de
recordar los recuerdos. Partir de ellos para elaborarlos.''
-¿Hablamos de recuerdos tuyos o ancestrales?
-No, más que nada recuerdos míos y sobre
todo recuerdos visuales. Muchas cosas que he visto y voy guardando, atesorando,
y que al trabajar sobre ellos sufren modificaciones. Es el caso mismo,
por ejemplo, de los volcanes que tienen ahora cierto interés en
mi trabajo.
''Es evidente que la forma de un volcán es muy
recordable, pero parto en este momento de formas que me recuerdan las formas
de los volcanes. No necesariamente la sencilla estructura que puede ser
al simplificar un triángulo o un cono, pues me interesa trabajar
sobre formas que recuerdo haber visto en algún momento.
''Durante toda mi vida me la he pasado recortando fotografías
y guardándolas, porque las recuerdo mejor si las guardo. Pero eso
no quiere decir que las esté mirando, sino que sé que están
ahí y me inspiran formas que puedo incorporar a esos volcanes. Se
llaman volcanes construidos, porque están construidos a partir de
muchos elementos visuales.''
-¿Son fotografías que tomas?
-No, nunca he tomado una fotografía. No sé
disparar una cámara. Son imágenes que encuentro en revistas,
en periódicos. Sé que las tengo guardadas y recuerdo esa
imagen pero no la veo a la hora de tratar de inspirarme en ella. Si me
gusta el recuerdo de esa imagen, además, sé que está
guardada y que en algún momento la puedo ver, pero normalmente me
basta con ese trasfondo que tengo acumulado a través de los años.
-¿Están guardadas de manera ordenada?
-No, están guardadas en carpetas. De vez en cuando
las encuentro. Sé más o menos lo que tengo, pero tampoco
sé muy bien dónde lo tengo. Puede estar aquí en el
estudio de México, o en Cuernavaca, o en Barcelona o metido en el
fondo de un cajón. Saber que está allí me alimenta
visualmente.
-Me suena como un juego.
-Obviamente que el elemento lúdico tiene mucho
que ver con mi trabajo, por lo menos me gustaría que tuviera que
ver. Son parte de mi primera infancia, porque he tenido varias infancias,
hasta llegar a esta que ya debe ser la última.
-¿Empiezas una nueva infancia?
-Sí. Espero que no sea la última, pero a
lo mejor (risas). Pero sí, ese elemento de juego me interesa muchísimo,
incluso físicamente. Me gusta trabajar con mis manos, mover las
manos. Me gusta recortar, pegar, meter colores, pinceles, tijeras. Necesito
esa manipulación, por decirlo así, aunque ahora sea una palabra
que suena un poco peyorativa. Eso tiene que ver con los orígenes
de los juegos infantiles.
La exposición de la galería López
Quiroga incluye esculturas metálicas: ''Las llamo transparentes.
Existen algunos ejemplos entre los 15 volcanes exhibidos en la Casa Barragán
(como parte de la muestra inaugurada el pasado enero), que están
construidos con formas que permiten ver cierta transparencia. Mientras
que en la Casa Barragán son de pequeño formato, en la galería
López Quiroga son como de 2.40 metros de altura.
''Siempre me atrae la idea de cómo se ve un volcán
desde dentro. Son piezas penetrables, lo que permite ver el volcán
desde dentro hacia arriba. Es decir, cómo sale la lava, cuando el
volcán la expulsa. Pienso seguir haciéndolos más grandes,
de manera que varias personas puedan entrar dentro del volcán. Tengo
previsto uno que puede colocarse en alguna plaza. Es un proyecto con Isaac
Masri.''
-¿Qué tanto te importa que tu obra se internacionalice
y se inserte en el mercado del arte?
-Nunca me ha importado. He hecho las exposiciones donde
he sido invitado, por lo general, y mi trabajo corresponde a esa necesidad.
No va más allá. Yo, con mi trabajo en México, me siento
más que satisfecho y completo. No tengo aspiraciones de llegar más
allá aunque, pues, tengo algunas posibilidades de hacerlo, pero
no son buscadas. Exhibo a partir de invitaciones que recibo de fuera.
-¿Cómo reaccionarías si leyeras en
el periódico que un cuadro de Vicente Rojo fue subastado en un millón
de dólares?
-No me lo creería. Supondría que se referirían
a otro pintor.
Desde las páginas de este su diario, ¡muchas
felicidades, maestro!